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Thursday, January 28, 2016

Aló, aló, ¿Havana?

Aló, aló, ¿Havana?
El de Cayo Hueso–La Habana fue el tercer cable telegráfico submarino en
el todo el mundo
Jorge Dávila Miguel, Miami | 28/01/2016 1:03 pm

La placa es pequeña y su texto escueto. Casi nadie nota la caseta al
lado del punto más cercano a Cuba en Cayo Hueso: ese mogote en colores
con su cola de gente para fotografiarse. La plaquita, de una cuarta de
tamaño y pegada a la caseta, nos cuenta su historia y la de la primera
llamada telefónica entre los dos países:
"Esta estructura de concreto fue
fabricada en tierra firme y
transportada por el ferrocarril de Flagler
hasta su lugar actual en 1917. Su propósito
era proteger la conexión entre la línea terrestre
y el cable telegráfico submarino de 125 millas
de largo que unía a Cayo Hueso con La
Habana, Cuba. La primera llamada internacional
fue hecha a través de cables similares en
Cayo Hueso, el día de Navidad de 1900.
John W. Atkins llamó a Cuba y después de un largo
silencio, Cuba respondió
simplemente:
'Yo no le entiendo'".

Quién sabe cómo sonaba entonces la voz de Cuba, ¿todavía acento
español?; quizá ya cubano, el tatarabuelo acento del actual acento
balsero; a lo mejor muy correcto porque era el de un cubanito ya todo un
señor telegrafista. Lo cierto es que, a pesar de estar comunicados por
un cable que pesaba 1.200 toneladas, con doce líneas acero y dos de
cobre en paralelo dentro, perfectamente aisladas con la maravillosa
gutapercha, no se entendieron.
El de Cayo Hueso–La Habana fue el tercer cable telegráfico submarino en
el todo el mundo ––1867–– y nos subraya la forzosa cercanía entre los
dos países. Pero también una histórica ironía: la plaquita nos hace un
guiño con el presagio de lo que sucedería a partir del 1959 entre
Estados Unidos y Cuba y lo que ––aunque más diluido entre sonrisas y
conversaciones–– sigue sucediendo ahora. Y si nos apuramos un poco lo
que sucedió, aunque con mucho menos drama, desde 1902.
El Capitán Martin Heglin, casado con la rica heredera Eleanor Cummins
estaba a cargo de las comunicaciones telegráficas entre Cayo Hueso y La
Habana a mediados los 1890. Cayo Hueso era todavía un emporio de
prosperidad. La industria cubana del tabaco, sus propietarios cubanos y
claro los mismos problemas políticos que los cubanos acostumbramos a
llevar a cuesta. Entonces era la guerra contra España pero no existía la
CIA. Los telegramas, entre los cubanos en la Isla y sus parientes aquí,
iban y venían, y en ese ir y venir, debido a las características
habladurías criollas, tenían un especialísimo interés técnico para el
listísimo capitán Heglin (al igual que algún telegrama del gobierno
colonial con destino a Madrid). Y es que aquel cable era entonces el más
avanzado internet sobre la tierra, y el astuto capitán era ni más ni
menos que como un Snowden, aunque fiel, para la NSA de entonces. Heglin
leía cuidadosamente todos los telegramas con todos los chismes de los
cubanos a sus familiares sobre lo que hacía el ejército español… De
manera que cuando Teddy Roosevelt desembarcó con sus Rough Riders en
Playa Daiquirí tenía la mejor inteligencia militar que un cable
sumergido podía proporcionar[1].
Y mediante el mismo cable telegráfico debió de llegar la noticia de la
voladura del acorazado Maine en La Habana; y también aquel notorio
intercambio entre Frederic Remington y William Randolph Hearst, magnate
de la prensa norteamericana. Hearst había enviado a Remington a Cuba
para que le hiciera dibujos de las atrocidades cometidas por los
españoles. Pero Remington no encontraba nada y le mando a decir que
regresaba. Entonces el magnate le respondió con un telegrama
contundente: "Quédese en La Habana. Usted ponga los dibujos, que yo
pongo la guerra".
De manera que cuantos entuertos, desentuertos, hechos y deshechos entre
Cuba y Estados Unidos habrá guardado ese cable submarino. La plaquita
recuerda aquella primera "conversación". Atkins, poseído por el ingenio
americano, intentando hablar por teléfono a través de un cable
telegráfico. Pero el arquetipo de esa incomunicación babeliana vale no
solo para yanquis y cubiches, sino para todos los demás, porque aquella
llamada navideña no fue simplemente la primera llamada entre Estados
Unidos y Cuba, sino la primerísima llamada telefónica internacional en
todo el mundo. Por eso que nadie se sienta inferior ni superior, aquel
simbólico "I don't understand you/Yo no le entiendo" de Cuba EEUU le
toca lamentablemente a todos en esta tierra por igual.
[1] Agradecimientos a Bruce Neff, director, Key West Historic Marker
Tour por su información. Más información:
http://atlantic-cable.com/CableCos/KeyWest/

Source: Aló, aló, ¿Havana? - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/alo-alo-havana-324695

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