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Saturday, October 03, 2015

Refugiados no, rehenes de Cuba

Refugiados no, rehenes de Cuba
Cuba exige el equivalente a 17 meses de salario por el chequeo médico de
los refugiados
viernes, octubre 2, 2015 | Alberto Méndez Castelló

LAS TUNAS, Cuba – "Me voy a inmolar y usted verá como ningún otro preso
tendrá que pagar chequeos médicos", decía a este corresponsal Jorge Luis
Parra Mora, acusado en 1992 por propaganda enemiga, ahora acogido al
programa de refugiados y quien, por concepto de chequeos médicos, ya
pagó 60 mil pesos a las autoridades cubanas, a las que la semana pasada
emplazó con un dilema: "¡Ni un centavo más: el chequeo médico o me
planto hasta la muerte!" Jorge Luis llegó a prometer que se pegaría
fuego a la vista pública.

Un documento que dan a los refugiados cuando están a punto de marcharse
es un pequeño libro azul que dice en su carátula Bienvenido a Estados
Unidos, Una Guía Para Refugiados. Y dentro, dice a quienes pretendan
conseguir asilo estadounidense que "es menester que usted y su familia
tengan exámenes médicos. En casi todos lados son gratis".

Pero en Cuba esos exámenes médicos no son gratis –como se anuncia el
sistema de salud cubano ante el mundo y ante sus propios ciudadanos–,
sino excesivamente caros, como si se hicieran a turistas y no a personas
que salen de su país por discrepar con el gobierno y ser perseguidos.
Parra Mora mostró para este reportaje una factura comercial acuñada a su
nombre en el hospital general docente Ernesto Guevara de la Serna, de
Las Tunas, con el cuño de "Turismo de Salud".

Por examinar a niños deben pagarse 200 pesos convertibles (CUC,
equivalentes a dólares), mientras que los adultos pagan el doble.
Llevados a pesos cubanos, lo que debe pagar cada mayor de edad por un
examen médico –de sangre, radiográfico demás pruebas rutinarias– similar
a cualquier otro que se hace en el país, asciende a más de 17 salarios
promedio, que para los cubanos es de 584 pesos, o lo que es lo mismo,
unos 23 dólares mensuales.

Pudiera pensarse que el Ministerio de Salud Pública de Cuba cobra tan
elevados honorarios en atención a la complejidad de esos exámenes,
válidos solo por un año, pero la realidad es otra.

Según la Guía Para Refugiados, las autoridades estadounidenses sólo
esperan que esos exámenes determinen en estas personas "si existen
problemas médicos que requieran atención" antes de su salida a Estados
Unidos, que autentiquen que en ellas "no existan condiciones médicas que
las descalifiquen" para entrar en aquel país, y la información necesaria
a las agencias de relocalización en Estados Unidos sobre cualquier
problema médico "que requiera seguimiento después de su llegada a su
nueva comunidad".

"Con una radiografía de tórax, los análisis de laboratorio de rigor y un
vistazo de un equipo multidisciplinario, el chequeo demora lo que un
merengue en la puerta de una escuela", asegura una experimentada fuente
médica a este corresponsal.

Parra lo describe así: "Primero nos hicieron una placa (radiografía) y
análisis de sangre, y después, en menos de lo que se lo cuento nos
vieron los médicos". Por lo mismo pasaron su esposa Katy y sus dos
hijas: Angelina, de seis años, y Patricia, de cuatro.

Sin embargo el proceso de obtener el refugio demora cierto tiempo. Un
período en el que la validez del examen médico puede expirar, y entonces
se hace preciso efectuarlo de nuevo. En total, Jorge Luis Parra y los
suyos se tuvieron que hacer el examen dos veces, gastando 1200 pesos
convertibles, en total, en cada ocasión. "60 mil pesos se nos fueron en
menos de 10 minutos, y con ellos la casa que tuvimos que vender", dice
Jorge Luis.

Años después de no sólo ser acusado por "propaganda enemiga", sino
también por "peligrosidad delictiva", cumplida la sanción penal Parra
Mora trabajaba de cocinero en un restaurant, cuando en 2004 fue
despedido de su empleo estatal. Jamás le perdonaron su activismo
político así fuera en el pasado. Y sin trabajo, ¿cómo mantener a su
familia, cómo pagar los exámenes médicos, excesivamente caros para un
cubano común que quiere emigrar legalmente?

A principios del mes pasado el Departamento de Refugiados de La Habana
llamó a Jorge Luis para felicitarlo. Su entrada en Estados Unidos estaba
casi lista. "Sólo falta el chequeo médico para fijar su fecha de vuelo",
le dijeron.

Pero el segundo y más reciente de esos chequeos médicos requeridos está
fechado en agosto de 2014. Es decir, que caducó. Y ante la imposibilidad
de volver a conseguir 1200 CUC para hacer, por tercera vez, los exámenes
para toda la familia, después de tanto tiempo de espera y de presión por
parte de sus perseguidores, al borde de la locura, Parra había decidido
acabar con su vida a manera de protesta pública.

En dos oportunidades se plantó delante del Gobierno de Puerto Padre con
un cartel colgando del pecho, exigiendo que los exámenes se los
practicaran de manera gratuita, tanto a él como a los suyos. Conducido a
la estación de policía, oficiales de la seguridad del Estado le pidieron
que abandonara la protesta, que ellos se pondrían en contacto con el
Ministerio de Salud Pública para la solución de su caso a la mayor
brevedad, a lo sumo, cuatro o cinco días.

Dos semanas después, Jorge Luis, su esposa y sus dos hijas ya han
conseguido realizarse las pruebas necesarias para la Oficina de
Refugiados. Respiran con más alivio, ahora que ven más cerca su salida.
El Ministerio de Salud Pública tuvo a bien no volver a cobrar mil y
tantos dólares a quienes ya casi no eran solo refugiados, sino rehenes
que tenían que pagar un rescate para irse.

Source: Refugiados no, rehenes de Cuba | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/refugiados-no-rehenes-de-cuba/

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