JUAN ALBORNÁ SALADO: Recen, recen por mí
El Papa dio la suya: 'No nos encerremos en los conventillos de las 
ideologías'
La visita del Papa fue una victoria para la Iglesia Católica cubana
JUAN ALBORNÁ SALADO
Varios opinantes han dicho que Raúl Castro ganó con la presencia del 
Papa en Cuba. ¿Ganó qué? ¿Una victoria pírrica y a plazo ciego? El 
actual gobierno de Cuba y su sistema cambiante durarán mientras Raúl 
Castro pueda ejercer el poder. ¿Cuánto? ¿Diez años? Lo dudo con 
amplitud, dilatación y holgura.
Ganó el cubano. Ganó aquel cuyo fervor se mantuvo tan autorreprimido 
como la sociedad de la "dictadura del proletariado". Proletariado que 
nunca ha ejercido poder alguno en país alguno. Y de todos modos 
dictadura. Gente cuyo fervor ardiente se pudo calmar con la fresca 
presencia vaticana. Ganaron los cubanos de esquina a quienes no importan 
las ideologías, las filosofías, o las religiones oficialistas que nada 
desenredan. Ganaron porque el Papa vivaracho está con ellos. Y ganaron 
un espacio social en un medio político controlado.
Hace siglos, en los campos cubanos, creencias no oficiales comenzar a 
ganar adeptos porque daban recetas para problemas comunes de aquellos 
tiempos. El Papa dio la suya: "No nos encerremos en los conventillos de 
las ideologías". Duro golpe para la ferocidad militante del partido. Y 
dio otra: "Recen por mí", que tiene una fuerte carga críptica. 
Descodifiquen. Muchos dijeron: "Vamos a la Plaza, el gobierno va a dar 
gorritas". Y allá fueron, simulando, a… tumbarle las gorritas. En Cuba 
el gobierno dicta leyes que las gentes cumplen al revés. Sus agendas son 
particulares.
Muchos comentadores que estuve escuchando estaban tan temerosos de 
disgustar a los críticos de los balconies de Miami que ante preguntas de 
los periodistas siempre respondían: "Raúl ganó". Ganó el pueblo cubano, 
que ha obtenido un canal de realización espiritual en la Iglesia 
Católica con la visita de un Papa engullidor de empanadas de regalo. Y 
como ya dije: "un espacio social en un medio político controlado". ¿Qué 
quieren? ¿Ver a los templos convertirse en guerrillas parroquiales? 
Ahora, ese no es el papel de la Iglesia Católica. El rol de guerrilla 
religiosa anticomunista lo protagonizaron los monjes católicos en Cuba 
cuando Fidel cambió el libreto y comenzó a implantar el sovietismo en 
los años 1960 y 1961. Conmigo estaban presos en Isla de Pinos unos 
cuantos sacerdotes católicos. Otros fueron expulsados de Cuba.
Al poco tiempo de cumplir mi condena en 1970 fui un par de veces por la 
noche, en Regla, donde yo vivía, a ver a un viejo amigo y compañero de 
estudios. Me gustaba hablar con él. Era inteligente y de duchos enfoques 
sobre cualquier situación político/social o histórica. Entonces descubrí 
que su mamá era santera, cosa que yo ignoraba por completo, pero me 
resultó agradable por cuanto yo no conocía esa ilustración 
religioso/cultural ni bien ni mal. Siempre la había observado desde una 
luneta. En medio de la conversación, ella me dijo: "Junior, no hables 
mal del gobierno porque estoy esperando a un pincho. Ellos vienen 
siempre de noche". Me quedé estupefacto. "Pincho" le decían al que tenía 
un alto puesto en el gobierno. "¿Cómo?" "Sí –me respondió–, un miembro 
del partido. Aquí viene mucha gente del partido y del gobierno". No 
podía creer lo que estaba escuchando, pero llegué a una conclusión: "El 
pueblo de Cuba es comunista de día y de noche es santero". Me recordó La 
simulación en la lucha por la vida, de José Ingenieros. Lectura obligada 
cuando yo tenía 20 años.
La visita del Papa fue una victoria para la Iglesia Católica cubana y un 
refresco frío de gaseosa y guarapo para el pueblo cubano. ¿Fueron 
detenidos o arrestados algunos disidentes? Ese es su papel. Arrinconar 
al gobierno. En mi época, cuando Batista y principios de Fidel, hace 50 
y 60 años decíamos: "Fue preso". Y los grados se ganaban combatiendo, 
recibiendo pateaduras, rasguños, heridas de combate y hasta de muerte. 
Pregunten a los combatientes vivos de la década del 60 de las prisiones 
políticas cubanas.
Ganaron Cuba y el Pontífice. El Papa siempre gana. Estoy seguro de que 
el pueblo cubano, finalmente, soltó una orejera sonrisa y en vez de "No 
llores por mí, Argentina", dijo con el Sumo "Recen, recen por mí".
Periodista cubano y editor de la Revista Literarias Siglo XXI.
Source: JUAN ALBORNÁ SALADO: Recen, recen por mí | El Nuevo Herald - 
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article36830841.html
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