Sembrar nubes o la espada de Voltus V
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 28/08/2015
Deshecho, con las chispas de los cortocircuitos nublando su visión y la
cabina de mando convertida en añicos, Voltus V se enfrentaba al peor
final frente a un temible adversario. Sin embargo, en el último minuto,
sacaba su espada y de un corte limpio fulminaba al enemigo. El anime
japonés, tan popular en la Isla durante los años ochenta, parece haber
inspirado a las autoridades cubanas en su tendencia a guardar ciertas
soluciones hasta que un problema haya causado los peores estragos.
Así ha ocurrido con el reciente anuncio de que a partir del próximo 15
de septiembre se iniciará una campaña para "el incremento artificial de
la lluvia". A través de la técnica conocida como "sembrar nubes", se
lanzarán pirocartuchos de yoduro de plata desde un avión ruso Yak-40
para que las partículas de vapor de agua se condensen y, en
consecuencia, se produzca la precipitación, según ha informado la prensa
oficial.
La primera reacción de muchos al leer la noticia ha sido preguntarse por
qué no se había hecho antes algo así. ¿El país tuvo que llegar hasta la
actual emergencia hidrológica para que esta espada de Voltus V fuera
desenvainada? Con presas que no superan el 36% de su capacidad total y
25 embalses secos o en el llamado "punto muerto", ¿ahora es que los
expertos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) proponen
bombardear las nubes?
Las respuestas a esas preguntas no solo alertan sobre la morosidad e
ineficiencia de nuestro aparato estatal al manejar ciertas cuestiones,
sino que también dejan en evidencia que no se han cumplido las tareas
para preservar tan valioso recurso. Mientras que en el país se siga
despilfarrando en salideros y roturas más del 50% del agua que se
bombea, ningún proyecto hidráulico logrará ser sostenible.
Por otro lado, vale la pena cuestionar la gestión del agua que se ha
hecho por décadas en nuestra nación, donde se ha priorizado la creación
de grandes embalses. Esta decisión ha terminado dañando los lechos de
innumerables ríos represados y ha reducido los sedimentos que estos
aportan a las costas, con la consiguiente erosión y disminución de la
flora y la fauna de sus deltas.
Claro, muchos de esos embalses que hoy están por debajo de la mitad de
su capacidad o simplemente secos fueron construidos en una época donde
el Hidráulico en Jefe tomaba decisiones sobre cada detalle de nuestras
vidas. Son las marcas que aún muestra el territorio nacional de sus
excesos y descabellados planes que no lograron dar a este pueblo más
alimentos, más agua ni más libertad.
Tan descomunales obras de represamiento de ríos y arroyuelos fueron en
detrimento de otras soluciones que nos ayudarían a paliar la actual
situación. Entre ellas, las inversiones en el tratamiento de aguas
residuales y en la desalinización de agua de mar, que nos rodea por
todos lados. Toda la apuesta hidrológica del país se jugó a una sola
carta: la lluvia. Ahora, estamos perdiendo la partida.
Si el anuncio de "sembrar nubes" se hubiera hecho en un país con un
movimiento ecologista, ya veríamos las protestas en las calles. El
método no es tan inocuo como nos lo quiere presentar Granma. De hecho,
los críticos de esa práctica la consideran como un "alterador del ritmo
normal de la naturaleza" y argumentan que la remoción de la humedad
sobre una parte del territorio puede comprometer el patrón de lluvia en
otros sitios.
Con la mirada hacia arriba a ver si viene o no la lluvia, los cubanos
aguardamos por algo más que una cosecha de nubes alteradas a golpe de
yoduro de plata. Nos merecemos una política hidráulica coherente, a
largo plazo, sin magia ni conjuros, pero con garantías. Que la próxima
sequía no nos encuentre como a Voltus V, destrozado y sediento,
levantando el brazo para sacar la majestuosa espada... que hace tiempo
no lleva consigo.
Source: Sembrar nubes o la espada de Voltus V -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/Sembrar-nubes-espada-Voltus_7_1842485734.html
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