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Tuesday, August 04, 2015

Los males que se avecinan

Los males que se avecinan
VERÓNICA VEGA | La Habana | 4 Ago 2015 - 10:33 am.

Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU
se despliegan sin falso pudor banderas americanas y también se desatan
las lenguas.

Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU
se despliegan sin falso pudor banderas americanas y también se desatan
las lenguas. Algunos aseguran que las tentadoras ofertas del Imperio van
a barrer con nuestra ingenuidad.

"Vendrán las opciones de comprar a crédito… Con tanta carencia acumulada
la gente se volverá loca, endeudará la vida sin saberlo", decía un
conocido, poeta, quien además avizora el auge de la pornografía, brotes
de pedófilos, pederastas, asesinos en serie… El consumo desenfrenado y
la pacotilla en especie y en concepto, como en el reino vecino "donde la
gente no trabaja para vivir sino a la inversa, al punto de que en Europa
lo llaman sarcásticamente Esclavos Unidos".

Al igual que la protagonista de la antinovela rosa de Elsa Triolet Rosas
a crédito, Cuba pareciera la joven que caerá en las falaces redes de un
sistema de compra donde la posibilidad de tener el producto por
anticipado hace que se olvide el precio, y todo por material de tercera,
"sueños de plástico envueltos en nailon".

Es necesario reconocer que la carencia involuntaria no hace precisamente
la temperancia. El cubano es un consumidor nato, y hasta nuestros
honorables médicos que salen de misión a otros países soportan la
distancia, la ausencia de los hijos y la humillación del control
constante, impelidos por sueños materiales, exactamente como los jóvenes
que en los 80 iban a países socialistas a trabajar en la producción con
la esperanza de traer el "oropel" imposible de obtener en Cuba con su
salario. Ellos y los que reciben remesas o tienen trabajos "con
búsqueda" forman la clase media envidiada por varios peldaños de cubanos
de a pie.

Los que son parte del cuerpo diplomático, aquí o en el extranjero,
demuestran que su prioridad es también el consumo, la avidez por
acumular equipos de alta tecnología, objetos relucientes, ropa, zapatos,
comida variada y abundante. Nada indica que la formación socialista le
creó necesidades más profundas.

Por supuesto que si es eso lo que hace olas en la mente con la sustancia
misteriosa del deseo, es eso lo que saldrá despedido como un chorro
obstruido por largo tiempo. Pero ningún cambio puede traer solamente
males. Si surgen posibilidades de remuneración y abastecimiento mejores
que las actuales, la gente trabajará, sí, como esclavos, pero al menos
será visible el saldo del sacrificio.

La recompensa será más que la supervivencia básica. Y si los sueños son
de plástico, es mucho más loable lograrlos con un trabajo honesto que
por medio de simulaciones de lealtad política, o delaciones.

Si una membresía no determina que se asigne un teléfono, un televisor,
un acceso a internet, la gente irá perdiendo el miedo de expresar su
disgusto sobre lo que no funciona, y esa será una ganancia
incuestionable.

Vivir la experiencia de que se avanza aunque sea despacio, con el fruto
directo del trabajo, sin recurrir a apropiaciones ilícitas, a desvíos de
recursos estatales, levantará la autoestima del cubano y restaurará
siquiera parte de la fibra moral del tejido de nuestra sociedad, tan
devastado.

En cuanto a los peligros de la explotación del obrero ante las grandes
trasnacionales, sorprende que se tome en serio el tema después de
décadas de salarios por debajo de un dólar diario, cifra que hasta
nuestros medios oficiales reconocen como "máxima pobreza". Con la
despenalización de la aventura cuentapropista, hay empleados que
trabajan por 20 pesos al día, jornal también inferior al margen de
miseria, y es considerado un privilegio. Un cuentapropista expresaba
sobre su negocio con agudeza implacable: "Ni me deja morir ni me deja
vivir".

Desde las condiciones económicas actuales, condenar los posibles cambios
por la aproximación con EEUU suena más que hipócrita, morboso. Es casi
decir que el cubano no puede aspirar más que al estancamiento, a ser
testigo pasivo de la destrucción de su país, a la dosis mínima de
oxígeno para decir que técnicamente vive aunque haya perdido la
capacidad y el derecho de luchar por sus sueños.

Source: Los males que se avecinan | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1438624759_16106.html

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