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Wednesday, August 26, 2015

La tragedia de ser un pueblo desmemoriado

La tragedia de ser un pueblo desmemoriado
agosto 26, 2015 2:41 am·

Miami, USA, Julio M. Shiling, (PD) Todo proceso de vida, la vida misma,
nos exige inherentemente la inclusión de lo vivido. En otras palabras,
la historia. Toda la historia, dentro de un balance sano. La psicología,
particularmente el psicoanálisis, sostiene que los recuerdos nunca se
olvidan y que cuando se intenta enterrarlos por alguna experiencia mala,
solo se logra un traslado y su magnificación.

En otras palabras, lo que se alcanza es olvidar un recuerdo del
consciente, pero sigue quedando registrado en el inconsciente y este
acto de represión hace que adquiera más vida subyacentemente, y se puede
manifestar con síntomas de histeria, neurosis y otros trastornos.

Este principio generalizado del psicoanálisis, tiende a aseverar que
reprimir un recuerdo malo, solo prolonga y agudiza su existencia y que
es mejor aceptarlos, superarlos y evitar las secuelas sintomáticas de
pretender artificialmente que se "solucionó" el problema.

A nivel de sociedad, estas cicatrices se explican sociológica y
antropológicamente. El impacto cualitativo que tiene este fenómeno en el
modelo político es también significativo.

Los procesos de la desnazificación en Alemania, de la descomunización (o
"lustración") en algunos países del ex bloque socialista europeo y el de
la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (poniendo al
lado sus diferencias estructurales), contenían la semilla de intentar
alcanzar una justicia reparadora, liderando con un pasado tenebroso por
un lado y la tarea de posicionar adecuadamente el curso de la
democratización.

Estos modelos, pese a sus disimilitudes (teórico y concreto), lograron
niveles meritorios al encarrilar el país hacia la democracia. Muchos de
los miembros del exorbe del comunismo soviético, sin embargo, no pueden
decir lo mismo. Incluyo en esta categoría a la Rusia de Putin.

Existen vínculos claros entre procesos de democratización exitosos y
políticas de Estado para remediar males sistémicos preexistentes, dónde
al menos un juicio moral es aplicado al ancien régime. Lugares que
carecieron de mecanismos justicieros para enfrentar males del pasado,
solo vieron el despotismo retornar o nunca desaparecer. En 1991,
veintiocho Estados proclamaron su divorcio del modelo comunista
soviético. Para el 2004, trece años más tarde, solo ocho se podían
categorizar como regímenes democráticos (la República Checa, Polonia,
Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Eslovenia y Croacia) y si se añade
la anomalía de Alemania, pues serían nueve en ese caso. Eso excede solo
un poco más de un tercio.

Confrontado con esas cifras tétricas, ¿qué puede esperar el pueblo
cubano de cualquier procedimiento que proclama ajustes y cambios
benignos, dejando intacto la esencia del mal? Esta realidad queda
agravada cuando se toma en cuenta que el despotismo reaccionario en
Cuba, ni siquiera tiene que enfrentar las presiones que tuvieron los
otros diecinueve Estados del ex bloque socialista que lograron
exitosamente resistir y/o revertir las corrientes democráticas que se
pronunciaron con el anunciado desplome del comunismo soviético. Desde la
comodidad del poder político, los Castro y el Partido Comunista Cubano
(PCC) están coreografiando habilidosamente su metamorfosis sin las
extirpaciones que todo proceso de democratización requiere.

El castro-comunismo está desempeñando dos papeles críticos para afianzar
su gesta de supervivencia, en estos momentos en que está negociando con
EEUU su futuro (aunque no lo pronuncien así). Por un lado el de
publicista empedernido que busca vender a los norteamericanos su versión
de los hechos, sus cifras, su naturaleza y su historia. Para lograr eso,
el segundo papel es fundamental: el de psiquiatra sádico y determinado.
A los cubanos dispersos por el mundo libre, el alcance de la metodología
habitual de la dictadura de los Castro y el PCC de controlar, reprimir y
aterrorizar a la población, se complica algo. La cooptación y su
mecanismo de poder suave es esencial para amansar a la diáspora cubana.
Este es un paso ineludible en esta campaña publicitaria y estratégica
necesaria del régimen dictatorial cubano, si ellos pretenden encontrar
el éxito. Estamos presenciando una campaña desbordada y tóxica de
terapia electro-convulsiva (o "electrochoque") diseñada para intentar
arrasar con la memoria colectiva de un pueblo que ha logrado, fuera de
su territorio, construir su mejor santuario de preservación. Por Cuba,
su libertad y el restablecimiento de una república democrática, los
cubanos todos tenemos prohibido olvidar.
Para Cuba actualidad: jmshiling@patriademarti.com

Source: La tragedia de ser un pueblo desmemoriado | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/la-tragedia-de-ser-un-pueblo-desmemoriado/

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