Fidel Castro dejó a los cubanos sin los cines de barrio
En La Habana de 1958 existían más de 100 salas de cine. En la primavera
de 2015 funcionan cinco salas en el circuito de la Calle 23 en El
Vedado, el multicine Infanta en Centro Habana, Santa Catalina en 10 de
Octubre y otra media docena de cines desperdigados por varios municipios
de la capital.
CUBA | 03 de Junio de 2015
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Los domingos era el día más importante en la infancia de Nicolás, un
fanático incorregible al cine, que ahora observa con nostalgia como una
brigada estatal a brochazos retoca la fachada de un viejo cine de barrio
en la calzada 10 de Octubre, reconvertido en escuela de acróbatas para
el circo.
"Los desastres del Gobierno son en todos los frentes: social, político y
económico. Un tsunami. El destrozo y abandono de los cines es un
exterminio cultural. No queda un cine de barrio en pie. Y las pocas
salas que funcionan están en mal estado. Se salvan dos o tres. El resto
es puro escombro", señala mientras rememora la época de oro del
cinematógrafo en Cuba.
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"Sólo en las zonas de Lawton y La Víbora habían nueve o 10 cines de
barrio. Todos los domingos iba con mis hermanos y mi madre a la matinée.
Era una fiesta. La cultura y el amor por la lectura llegaron a través de
la pantalla grande. Charles Chaplin, el Gordo y el Flaco, los dibujos
animados de Disney, películas de vaqueros o samuráis… Un mundo
maravilloso que fue despedazado por los actuales comisarios culturales",
acota Nicolás, un cinéfilo que puede recitar de memoria parlamentos de
Lo que el viento se llevó o del mítico Vito Corleone en El Padrino.
En 1958 existían más de 100 salas de cine
En La Habana de 1958 existían más de 100 salas de cine. En la primavera
de 2015 funcionan cinco salas en el circuito de la Calle 23 en El
Vedado, el multicine Infanta en Centro Habana, Santa Catalina en 10 de
Octubre y otra media docena de cines desperdigados por varios municipios
de la capital.
Excepto las salas del Vedado y el cine Infanta, en el resto no funciona
el aire acondicionado, los equipos de proyección presentan problemas
técnicos, baños sucios o clausurados, butacas sin rellenos o espaldares
y acomodadoras que no tienen linternas para guiar en la oscuridad a
quienes asisten a ver una película.
Las autoridades culturales de la Isla, expertos en justificar, prometer
o censurar, poco o nada han gestionado para reactivar el séptimo arte.
"Es una vergüenza lo que ha pasado con las salas de cine en Cuba. Eran
más de 300 y funcionan menos de cuarenta. Visitar un cine era algo
importante en nuestro país. No creo que el video o las nuevas
tecnologías estén matando al cine. Es la desidia y el abandono oficial
el culpable. Cuando se estrena una película cubana o en diciembre se
realiza el Festival Latinoamericano, hay enormes colas para ver los
filmes. Ahora los cines de barrios son almacenes de productos ociosos o
se usan para obras de teatro", cuenta Sergio, un jubilado que toda su
vida trabajó proyectando películas.
Recuerdos de Zoe Valdés
La premiada escritora cubana Zoé Valdés, desde hace veinte años exiliada
en Francia, en una entrevista que en 2013 concedió a DIARIO LAS AMÉRICAS
recordaba cómo descubrió el cine:
"Cuando se derrumbó el solar de La Habana Vieja donde vivía con mi madre
y mi abuela el régimen nos albergó en un antro en la calle Montserrate.
Dormíamos en literas apestosas de yute húmedo. No había baños para
bañarse, entonces cada cual tenía que conseguir dónde hacerlo. Mi abuela
habló con la taquillera del cine Actualidades para pedirle que nos
permitiera usar el baño del cine. Allí nos aseamos unos doce o trece
niños durante dos años, después hacíamos las tareas en las lunetas antes
que empezara la tanda de las seis. La taquillera nos dejaba ver
películas gratis para adultos. A veces dormíamos en el cine, mi abuela
tiraba las colchonetas en el piso. Lo malo era que después había que
levantarse muy temprano, oscuro, de madrugada, porque las colchonetas no
podían quedarse ahí durante el día".
Cuando entre 1984 y 1988 laboró en el ICAIC, Zoé recordaría los filmes
soviéticos y viejas cintas estadounidenses de su infancia. Fue guionista
de la película Vidas Paralelas (1990) por la cual nunca cobró derechos
de autor.
Cabrera Infante y su relación con el cine
El escritor de Gibara, Guillermo Cabrera Infante, fue otro de los
grandes prosistas cubanos que tuvo una relación especial con el cine.
Sus crónicas y críticas cinematográficas firmadas como Caín forman parte
de las cátedras de estudio del periodismo local. Pero ha llovido mucho
desde entonces.
Para la nueva generación del verde caimán, es improbable que la pantalla
grande sea génesis de una posterior obra cultural o literaria. Hay pocas
salas, destartaladas en su mayoría y se suelen exhibir filmes de escasa
calidad.
La gente prefiere ver películas en casa. La magia de asistir a una sala
oscura o las matinées dominicales en un cine de barrio es cosa del
pasado. Nostalgias que la autocracia de Fidel Castro sepultó. Como
tantas otras.
Source: Fidel Castro dejó a los cubanos sin los cines de barrio ::
Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3138158_negocios-clandestinos-cuba-deterioro-habana-regimen-cubano.html
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