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Wednesday, June 03, 2015

Descuidos inconvenientes

Descuidos inconvenientes
[02-06-2015 21:27:38]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- El socialismo viene ganando, desde hace
tiempo, la batalla cultural. No existen demasiadas dudas al respecto.
Han logrado que su vocabulario sea universalmente utilizado en el
discurso político contemporáneo. Hasta los que afirman oponerse a sus
miradas, las repiten inconscientemente sin tomar nota de que las mismas
forman parte de su histórico arsenal.
Es evidente que los defensores de la izquierda más tradicional han hecho
muy bien su trabajo. Lograron impregnar la cultura, modificar el
lenguaje cotidiano, instalar perspectivas que no ofrecen resistencia
naturalizando aquello que, a todas luces, no tiene a su favor nada que
lo justifique.

Pese a los innumerables disparates de los gobiernos, la sociedad global
sigue progresando a paso decidido gracias a las invenciones de muchos
individuos y a la potencia creadora de la actividad privada, verdadera
locomotora del desarrollo, y no precisamente por mérito de las
intervenciones estatales o de las "genialidades" de los políticos.

Queda cierta sensación de que el mundo podría estar mucho mejor, y la
prosperidad podría multiplicarse si no se hubieran entrometido los
pseudo intelectuales que contaminaron al planeta con sus mentiras seriales.

Que los socialistas sigan transitando su camino no llama la atención.
Después de todo, no les ha ido tan mal con esa impronta. No existen
motivos suficientes para que hagan grandes cambios en lo estratégico.

Lo inexplicable es que quienes promueven las ideas de la libertad sigan
cayendo, a diario, en la ingenua trampa de sus adversarios, esos que
triunfan casi siempre. Son los que han demostrado una gran destreza en
estas lides. Justamente por eso, los que están profundamente
convencidos, no deberían ceder un centímetro frente a esos retorcidos
planteos.

La inmensa mayoría de los ciudadanos se comporta como observadora de
esos intercambios. Se sabe que de un lado están los que apoyan unas
ideas, y en el extremo opuesto, los que comulgan con visiones que están
en las antípodas. Es esperable que cada uno impulse su propia percepción.

Los socialistas son disciplinados y se ajustan a rajatablas a su manual.
Saben que su tarea es repetirlo todo. Para eso utilizan "lugares
comunes", frases demasiado trilladas, expresiones repletas de
intencionadas simplificaciones, plagadas de falacias minuciosamente
elaboradas, con consignas que parecen lógicas pero que no resisten
ningún análisis.

Quienes proponen vivir en una sociedad abierta, deberían apelar a los
abundantes argumentos disponibles, que encuentran sustento en evidencias
demasiado visibles, esas que pueden ser exhibidas fácilmente porque son
cotidianas. La mayoría de los seres humanos gozan de los beneficios del
capitalismo y la globalización, aun viviendo en países cerrados, bajo
regímenes populistas y con elevados niveles de intervencionismo estatal.

Resulta vital entonces "no seguirle el juego" a la izquierda. Ellos han
cooptado el sistema educativo en todos sus estamentos. Han diseminado
sus ideas a mansalva en los textos de los libro de historia, economía y
política. Apostaron a construir un esquema de adoctrinamiento y por eso
avalan un sistema estatal centralizado, con planes de estudio que
controlan y diseñan. Fueron más allá al asegurarse que los docentes que
dictan esos contenidos sean los fieles guardianes de esa conquista
ideológica.

Es imperioso que quienes entienden esta dinámica perversa a la que
recurre este sector político, no se someta tan mansamente a ese proyecto
hecho absolutamente a su medida. Ellos quieren que sus contrincantes
desistan y no se animen siquiera a decir lo que creen. Y hay que
decirlo, han logrado con todo éxito que los que piensan diferente se
sientan tan culpables que abandonen su prédica por considerarla
políticamente incorrecta.

Saben que si en el mundo de las ideas no se da este debate, los
políticos seguirán diciendo lo mismo, es decir solo aquello que se
traduce en votos, ignorando todo lo que pueda perjudicarlos en sus
aspiraciones. Si los que pueden dar una honesta discusión no lo hacen
por temor y se comportan como dirigentes, la contienda tendrá idénticos
desenlaces.

No se debe mezclar el mundo de las ideas con el terreno de lo electoral.
Los políticos se mueven para conseguir apoyos electorales, pero en el
debate no se puede ser timorato. Confundir roles resulta tremendamente
perjudicial y muy peligroso, sin embargo es un hecho que sigue siendo
frecuente.

Hay que perder el miedo a decir lo necesario. Se puede ser sutil,
delinear propuestas alternativas y hasta buscar determinados consensos,
siempre con el objetivo de lograr mayor libertad, pero la actitud nunca
puede ser claudicante, porque de ese modo la derrota seguirá siendo
sistemática y estará asegurada eternamente, casi como una profecía
autocumplida.

Las omisiones, en este caso, terminan siendo una inadecuada elección. Se
pueden obtener logros intermedios, trabajar solo con lo posible y hasta
apelar al pragmatismo, pero ser condescendiente no parece ser el mejor
sendero. No decir lo correcto en el momento preciso puede entenderse
como un modo de admitir que ciertas ideas impropias tienen algún asidero.

No es necesario ser tan insensato. Se puede ser inteligente a la hora
del planteo, pero tampoco es imprescindible faltar a la verdad solo para
no incomodar a los interlocutores del socialismo de turno, y mucho menos
por una cobardía manifiesta. El desafío es realmente complejo, pero
claro que vale la pena intentarlo. Se debe ser firmes cuando de
convicciones se trata sin caer en estos habituales descuidos inconvenientes.

Source: Descuidos inconvenientes - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/556e03aa3a682e0f28e2e003#.VW9C4s-qqko

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