Los 14 minutos que estremecieron a la revolución
P.M., aquél breve documental realizado por Orlando Jiménez Leal y Sabá 
Cabrera Infante, fue el principio del fin de la libertad de expresión en 
la cultura cubana
viernes, mayo 29, 2015 |  Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba. – P.M., aquél breve documental realizado por Orlando 
Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, fue el principio del fin de la 
libertad de expresión en la cultura cubana. Concebido en sus inicios 
como un reportaje de cuatro minutos que establecía un paralelo entre los 
milicianos que instalaban cañones en el Malecón habanero y la gente que 
se divertía en los bares, durante los días previos a la invasión por 
Playa Girón, el filme fue prohibido por subversivo.
Según sus propias palabras, Jiménez Leal quiso reflejar el carácter del 
cubano que trataba de reconciliar, a toda costa, "su responsabilidad 
histórica" con la rumba. Era una especie de homenaje al gracejo popular 
que se le ocurrió cuando, en lugar de la consigna oficial de Fidel 
Castro de "Patria o Muerte", le escuchó decir a una mulata una noche en 
un bar mientras se contoneaba: "¿Por qué no Patria o Lesiones Leves?".
El director del Canal 2 de la televisión catalogó a P.M. como 
conflictivo. Sorprendido por la respuesta, Jiménez Leal decidió 
mostrárselo a Sabá Cabrera Infante, y juntos lo convirtieron en el corto 
de 14 minutos que estremeció a la revolución.
Desde su casa en Miami, el realizador expresó a este periodista de 
Cubanet: "Le propuse que hiciéramos un corto que no fuera político, sino 
un simple poema a la noche. Se llamaría Pasado Meridiano o, más 
sencillamente, P.M.".
Expuesto a la censura en mayo de 1961, P.M. desató la ira de neo 
estalinistas, como Alfredo Guevara y Mirta Aguirre, que se habían 
erigido en defensores a ultranza de la revolución. Ambos desataron una 
guerra contra la película que, luego de protestas, aplausos y rechazos, 
condujo a varias reuniones hasta que, el 30 de junio, Fidel Castro 
expresara sus palabras a los intelectuales: "Dentro de la revolución, 
todo; fuera de la revolución, nada".
"En esos momento me sentí contrariado", confiesa Jiménez Leal, "no vi 
nada subversivo en el filme. Creí que toda manifestación artística era 
de por sí revolucionaria. ¿Cómo, entonces, una peliculita podía provocar 
a nadie? Pero pensé que se trataba de un estado de emergencia temporal. 
Lo que no sospechaba es que Cuba iba a estar en estado de "emergencia 
temporal" toda la vida".
Desde aquel entonces frases como "emergencia temporal", "no es el 
momento histórico" o "los trapitos sucios se lavan en la casa" fueron el 
argumento para censurar las obras de arte y literarias consideradas 
"fuera de la revolución". Esa marca excluyente se constituyó en un 
delito que, hasta nuestros días, ha condenado al ostracismo, la cárcel o 
el exilio a no pocos creadores.
Sujetos críticos desde su orientación sexual o religiosa, color de la 
piel o proyección política contraria el régimen, entre otros pecados 
capitales de los artistas y escritores cubanos, integraron e integran 
una lista negra de creadores marginados del templo de la política 
cultural de la revolución. Muchos autores y obras permanecen fuera del 
acervo cultural de la nación.
¿Acaso no fueron encarcelados por ser sujetos críticos los escritores 
José Mario Rodríguez, Ana María Simo, Manolito Ballagas, José Lorenzo 
Fuentes, Lina de Feria, Heberto Padilla, María Elena Cruz Varela y Raúl 
Rivero, por solo mencionar a los más conocidos? ¿Los integrantes de Arte 
Calle, los grupos Paideia, Puré y Cacharro, no fueron marginados u 
obligados al exilio?
Hoy se encuentra preso el escritor Ángel Santiesteban, autor del blog 
Los hijos que nadie quiso, y ganador de los premios Julián del Casal, 
Alejo Carpentier y Casa de las Américas, entre otros de alcance nacional 
e internacional. El grafitero Danilo Maldonado "El Sexto" también se 
encuentra en prisión por pintar de verde dos puerquitos y nombrarlos 
Raúl y Fidel.
Tania Bruguera, por su performance El susurro de Tatlin, ha sido 
detenida, se le retiró el pasaporte y es acusada de cometer un delito de 
desacato. A Gustavo Pérez Silverio se le canceló el contrato como 
profesor de la Facultad de Estudios Socioculturales en la Universidad de 
Santa Clara, le cerraron un espacio radial, y está siendo expulsado como 
investigador de la danza y el teatro por ser un sujeto crítico con la 
revolución.
Con esos truenos no hay quien duerma. A menos que se nombre sujeto 
crítico a quien cuestione la prohibición de una obra literaria o el 
encarcelamiento de un autor en Tahití, la realización de un performance 
en Perú, o la pintada de un grafiti en una pared en Kandahar. Lo demás 
es bla bla bla bla, pose, pamplinas de ocasión. No obstante, los voceros 
llaman a criticar.
Nadie como un intelectual orgánico cubano para emitir sandeces, prometer 
lealtades, armar un nuevo discurso sobre otro borrado y ocultar las 
historias pasadas, una dentro de la otra, como matrioskas núbiles a la 
puerta de un mercado negro de opiniones o un prostíbulo de ideas en la 
calle Arbat. Su elocuencia es proverbial, larga sus manos, y su lengua 
un patíbulo medieval.
Por eso no me extraña que los señores Abel Prieto y Julián González, 
asesor cultural del presidente cubano y Ministro de Cultura, 
respectivamente, hicieran desde las Romerías de Mayo ―evento del arte, 
la literatura y el vacilón político que se desarrolla cada año en 
Holguín― un llamado a la formación de un sujeto crítico en cada joven 
creador en Cuba.
Fieles a su estrategia de ocultar bajo las alfombras de un falso 
reformismo los restos de la libertad de expresión, borrada por un 
discurso precedido de un pistoletazo ―que aún retumba en el abrevadero 
de la intelectualidad― sobre una mesa de la Biblioteca Nacional, los 
"neoseniles" formadores de juventudes intentan una nueva farsa sobre la 
desmemoria nacional.
La plastilina está lista, el modelo también, solo faltaría agregar los 
ingredientes revolucionarios básicos, que van desde una sobredosis de 
incondicionalidad política, altos niveles de rumbón ideológico y una 
pizquita de sales de identidad nacional, hasta el toque perfecto de una 
mezcla con olor a banderolas, a retablo y a pueblo. El sujeto crítico 
estará listo para actuar.
vicmadomingues55@gmail.com
Source: Los 14 minutos que estremecieron a la revolución | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/opiniones/los-14-minutos-que-estremecieron-a-la-revolucion/
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