Tres tristes parques del Cerro
En la otrora elegante barriada del Cerro hay tres tristes parques,
relativamente cercanos entre sí. La gente los conoce como el de Piñera,
el de Tulipán, y el de Manila. Según sus vecinos, los tres parques se
desperezan, y se animan a conversar entre ellos, tratando de rememorar
glorias pasadas
miércoles, abril 29, 2015 | León Padrón Azcuy
LA HABANA, Cuba. -En la otrora elegante barriada del Cerro hay tres
tristes parques, relativamente cercanos entre sí. La gente los conoce
como el de Piñera, el de Tulipán, y el de Manila. Llevan el nombre de
cada una de las calles principales donde fueron construidos.
Hace solo unos días quedé muy sorprendido con un relato de René, un
relojero de mi barrio, quien me comentó, muy serio, lo que dicen las
abuelas del asilo Santovenia, a las que él visita regularmente para
arreglarles sus relojes. Según ellas, los tres parques se desperezan, y
se animan a conversar entre ellos, tratando de rememorar glorias pasadas.
En el parque de Piñera, una señora con bastón, bien entradita en años, y
que se identificó como Josefa, se me acercó intrigada, para preguntarme
por qué yo tiraba fotos. Al explicarle mi intención de escribir sobre
las penosas condiciones del mismo, dijo: "Bueno, si es así, me alegro
mucho que lo haga. Me entristece verlo en ese estado deplorable por
tanto tiempo, semejante a un vertedero de basura. Al gobierno le importa
un comino."
La historia de este parque comenzó cuando era un terreno baldío. Aquí
venían los fiñes (niños) a jugar con pelotas de trapo. Disfrutaban de
aparatos de diversiones, tales como sillas voladoras, un carrusel de
caballitos, y botes para mecerse. Después se construyó un área especial
cercada donde los niños se divertían lanzándose por las canales, girando
en el tiovivo, y moviéndose en los cachumbambés. También existió un
espacio dedicado a celebrar cumpleaños, del cual hoy sólo queda la
caseta, como si fuera un monumento a una parada de ómnibus.
Por unos pocos años permaneció engalanado con preciosos jardines. Ya
nada de esto existe, y la basura se acumula en los contenes de la acera.
Muchos se preguntan qué diría si viviera el mártir del asalto al
Moncada, Jacinto García Espinosa, cuya tarja, con fecha de
septiembre-1960, se puede leer en una de las esquinas.
José Antonio, nacido y criado en el Cerro, a sus 80 años y con plena
lucidez, me asegura que el parque Manila tuvo la suerte de tener la
cuarta llave del Cerro, y la robaron. Según él, dicha llave era la
Biblioteca Pública que una vez existió en sus predios. Y añadió:
"Después del año 59, no sólo se perdieron los libros, sino que hasta los
ladrillos se llevaron. Nunca olvidaré mis lecturas juveniles en aquel
recinto, sobre la poesía de José María Heredia, y en especial, El Himno
del Desterrado".
En la actualidad este parque continúa totalmente abandonado. Aunque
mantiene un sector para los juegos infantiles, donde hay unas sillitas
para mecerse, varias argollas para colgarse, y quedan unas tablas que se
asemejan a unos cachumbambés.
Finalmente el último de los tres parques es el de Tulipán. Varios de los
entrevistados que residen en sus alrededores coincidieron al comentar
que en antaño esta instalación era una maravilla para ir a sentarse y
coger fresco. Contaba con bellos jardines, luces, y bancos de hierro con
tablitas verdes que se perdieron. Los de ahora son de granito: se ven
sucios y con desconchados.
Todavía se conserva el busto del casi olvidado poeta, dramaturgo, y
ensayista Gustavo Sánchez Galarraga, nacido en el Cerro, quien colaboró
con el maestro Ernesto Lecuona. No así su tarja de bronce, que
desapareció en manos de los depredadores, que se alimentan de materia prima.
Tal fue la fama de este emblemático y abandonado parque, que no hay una
región de toda la isla donde no se haya escuchado a niños cantando la
rueda: "Anoche yo te vi en el parque Tulipán meneando la cintura.
Parampampín pon, fuera."
Leonpadron16@gmail.com
Source: Tres tristes parques del Cerro | Cubanet -
http://www.cubanet.org/mas-noticias/tres-tristes-parques-del-cerro/
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