Publicado el martes, 09.02.14
El derecho a viajar a Cuba
ARTURO LÓPEZ LEVY
Cuando los funcionarios electos establecen diferentes normas para sí
mientras limitan los derechos constitucionales del resto de los
estadounidenses, la credibilidad del sistema político sufre y el capital
de las instituciones democráticas se erosiona.
El caso del viaje a China de los asistentes del senador Marco Rubio y la
congresista Ileana Ros-Lehtinen, patrocinado por el Estado-partido
comunista, es un ejemplo doloroso. Durante décadas, los legisladores
cubanoamericanos se han opuesto a los viajes a Cuba y amonestado
ferozmente a cualquier colega o sus asistentes que lo ha hecho buscando
información o para dialogar con el gobierno. Rubio y Ros-Lehtinen han
hecho del tema de no viajar a países comunistas una prueba de integridad
política y de fidelidad a los derechos humanos. Rubio ha dicho en el
Senado que cada dólar que se gasta en un viaje a un país comunista
financia directamente la represión. Cada dólar, excepto los gastados por
sus asistentes en la Gran Muralla y Tiananmen mientras escuchaban los
méritos del presidente Mao.
Cuando la hipocresía es expuesta, el liderazgo político es más
necesario. Es el momento en que los líderes y la opinión pública deben
tomar partido y dejar en claro cuáles son sus principios. La integridad
marca la principal diferencia entre los que creen que los viajeros
estadounidenses son –como Hillary Clinton lo expresa– "anuncios
andantes" a favor de una sociedad abierta, en Cuba y en China; de
quienes viajan a Pekín, mientras predican sus políticas anti-Castro
restringiendo el derecho de los estadounidenses a viajar.
La Casa Blanca debería actuar con liderazgo. Cada vez que el senador
Rubio y la congresista Ros-Lehtinen cuestionan ferozmente la moral de
las decisiones de Obama para expandir los viajes pueblo-a-pueblo, la
administración Obama reacciona tímidamente o no reacciona. Los
funcionarios de Obama parecen olvidar el propio discurso del presidente
sobre la importancia de comunicarse con la sociedad civil cubana y la
actualización de una política concebida "desde antes que él naciera".
Muchos cubanoamericanos que votaron dos veces por Obama están
decepcionados porque el presidente da demasiado a los políticos
pro-embargo y escucha muy poco a los que defienden sus promesas de
diálogo y la comunicación con Cuba. Después de la reelección en 2012,
ganando una mayoría cubanoamericana, la secretaria de Estado Hillary
Clinton aconsejó al presidente Obama: "echar otro vistazo al embargo. No
está logrando sus objetivos, y frena nuestra agenda más amplia en
América Latina". ¿Por qué no lo hace?
Después de la reforma migratoria cubana bajo Raúl Castro, es más fácil
para un cubano, que vive bajo un gobierno comunista, viajar a Estados
Unidos que para un ciudadano estadounidense, que vive en democracia,
viajar a Cuba. Esta es una grave contradicción que pone a los que abogan
por una Cuba democrática, con buenas relaciones con Estados Unidos, en
seria desventaja política. El presidente Obama hizo lo correcto en 2011
cuando autorizó las licencias para viajes religiosos, educativos,
humanitarios y de algunos otros propósitos no turísticos para viajar a
Cuba. Pero, ¿por qué no elimina los procedimientos burocráticos
engorrosos para esos viajes regulados y adopta una licencia general para
cualquier viaje con propósito no turístico?
La inacción de la administración Obama ante el actual proceso de
reformas en Cuba divide aún más a Washington de otros países
democráticos. Europa está negociando un acuerdo amplio de cooperación
económica y diálogo político con Cuba. En Cartagena, Colombia, en el
2012 durante la Cumbre de las Américas, América Latina habló con voz
clara: todos los países del hemisferio, excepto Canadá y Estados Unidos,
reafirmaron su deseo de incorporar a Cuba en la próxima Cumbre prevista
en Panamá en la primavera de 2015.
La ansiedad de los aliados de Estados Unidos en América Latina crece
cada día que la Cumbre de las Américas de 2015 se acerca. Brasil y un
importante número de estados latinoamericanos y caribeños han declarado
su intención de boicotear la Cumbre de 2015, si no es invitada Cuba. La
invitación a Cuba no se trata tanto de tener a Raúl Castro en la foto de
los presidentes, sino transmitir una desaprobación general a la política
de aislamiento contra la isla, ayudando a la Casa Blanca a removerla.
Washington debe eliminar las incoherencias flagrantes entre los valores
que predica y las prácticas de sus políticos. Todos los estadounidenses
deberían gozar de igualdad ante la ley en el ejercicio de su derecho
constitucional a viajar. El senador Rubio y la congresista Ros-Lehtinen
no deben pontificar contra los viajes a Cuba después de que sus
empleados visitaron Pekín y la Gran Muralla de la mano del
partido-estado chino. Sus electores cubanoamericanos están desmintiendo
sus posturas al ritmo de casi 400,000 visitas a Cuba cada año. No es
coherente con la forma de vida estadounidense que un grupo disfrute de
un derecho que sus representantes niegan al resto de la población.
Este incidente desastroso podría dar un giro para bien si el presidente
Obama defendiese la libertad de viajar como un derecho humano. Algunos
dirán que la Casa Blanca no puede desafiar el Congreso mediante
políticas que atentan contra la ley Helms Burton. Pero si Estados Unidos
quiere que otros países se unan a los esfuerzos para promover los
derechos humanos y la apertura política en la Isla, debe dar el ejemplo
practicando la libertad que predica. La libertad de viaje como un
derecho humano es fundamental tanto en la política de Estados Unidos
hacia Cuba como hacia China.
Conferencista en la Escuela Josef Korbel de Estudios Internacionales de
la Universidad de Denver.
Source: ARTURO LOPEZ-LEVY: El derecho a viajar a Cuba - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/09/02/1833993/arturo-lopez-levy-el-derecho-a.html
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