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Friday, July 25, 2014

Odisea de unos turistas en Cuba

Odisea de unos turistas en Cuba
[25-07-2014 12:35:39]
Ariel Lázaro Fernández González
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Carlos es un colombiano que embaucado con
los cantos de sirena de la propaganda castrista viajó a Cuba para
disfrutar de sus playas y sol, igualmente quería degustar el famoso
daiquiri y por qué no pasar alguna que otra noche con una bella cubana,
que lo llevara al cielo y lo hiciera olvidar por un momento sus
angustias y penas.
Alguien en su país le había recomendado igualmente el destino turístico
argumentándole que la gente era muy cariñosa y la pasaría muy bien, él
en persona se encargo de convencer a dos parejas más para que lo
acompañaran en este viaje que se presentaba toda una experiencia y de
paso les quitó de la cabeza la idea de visitar República Dominicana u
otro destino argumentando todo lo que había leído y le habían dicho de Cuba.

Todo se comportó según lo planeado reservaron con la Agencia Turística
Cubanacán y el día señalado partieron en avión sin mayores contratiempos
hacia la "tierra prometida" como ya la llamaba Carlos. Al llegar fueron
llevados al hotel Tuxpan en el balneario de Varadero, a unos 140 km al
este de la capital, y comenzaron su aventura de sol y playa, mas todo no
era como le habían dicho a ellos, se encontraron un hotel donde muchos
de los servicios no funcionaban y otros se brindaban con pésima calidad.

Aunque la pasaron "bien" decidieron irse a pasar los días finales de sus
vacaciones en Guardalavaca ubicado en la provincia Holguín, fueron al
buró de reservaciones de la misma agencia. Allí le aconsejaron viajar
con AeroCaribbean la línea aérea que cubre trayectos nacionales y
regionales a pesar de que tenían la opción de viajar por tierra con
Viazul o rentar un carro. Aunque desecharon estas opciones porque los
mismos promotores le hablaron de lo pésimo de las carreteras y lo largo
del viaje, por lo que siguiendo los consejos de "los que saben" y
decidieron tomar el avión.

Fue ahí mismo cuando comenzó para ellos el calvario que los llevaría a
maldecir haber viajado a Cuba, compraron sus boletos y en la factura les
consignaron los números de teléfonos de las personas que en caso de
haber algún problema debían contactar en La Habana para recibir la
atención y el auxilio necesarios. Les auguraron tomar los mejores
cocteles del país y que bailarían al ritmo de experimentados profesores
en hoteles de belleza nunca antes visto por ellos.

En la madrugada del día siguiente los levantaron en el hotel, estaba
listo el transporte que los llevaría desde ese punto hasta la terminal 1
del aeropuerto José Martí donde abordarían el vuelo de 1 hora y a
disfrutar. Mas la vida les daría un nada grata sorpresa, al llegar aún
de madrugada se encontraron con una terminal oscuras donde las personas
dormían en los asientos o en el piso, las moscas se posaban donde quiera
y los baños, uff, no había quien entrara del hedor que expedían, además
de numerosos papeles regados por el piso a pesar de haber numerosos
empleados que escoba en mano dormían igualmente en las oficinas respectivas.

En ese mismo lugar una representante de la línea aérea les comunicó que
había problemas con varios vuelos y que con toda seguridad volarían a
las 5 de la tarde si el avión no presentaba algún problema. No lo podían
creer, se sintieron solos y desamparados en un lugar donde no conocían a
nadie y todo le parecía hostil. Pero pronto se dieron cuenta que no eran
los únicos extranjeros que estaban varados, venezolanos e ingleses se
las ingeniaban para descansar junto a los cubanos y en las mismas
condiciones que ellos.

Decidieron protestar, pero la empleada les informó que eso era
responsabilidad de Cubanacán y les orientó llamar a los responsables.
Así lo hicieron pero una voz iracunda desde el otro lado del teléfono
les dijo que si "eran locos o no sabían leer el reloj, que ella estaba
durmiendo y que se las arreglaran como pudiera". Poco faltó para que le
diera un infarto a Carlos más no todo era malo, las funcionarias de la
aviación llamaron hasta el mismísimo Delegado del Turismo en La Habana
sin otra respuesta que una promesa de recogerlos y llevarlos a un hotel
hasta que partiera el vuelo.

Por supuesto el tiempo pasó y pasó y la desesperación creció y creció,
les entregaron un refrigerio para que desayunaran y con una sonrisa en
los labios trataban de calmarlos. Pero de pronto una luz apareció en el
horizonte un representante de Cubatur buscaba a alguien, se les
acercaron y este señor les contestó que él no habían venido por ellos
sino por un ómnibus para trasladar el grupo de turistas que acaban de
llegar, todo esto en la peor de las formas, nada deberían seguir esperando.

Carlos no perdió el tiempo más, comenzó a entablar conversación con
varios cubanos los que le dijeron que el maltrato y los contratiempos
venían incluido en el paquete turístico que él había pagado y que
sencillamente se resignara pues si protestaba mucho entonces podrían
llamarle a la Policía para que lo detuvieran y con suerte lo deportarían
del país o se arriesgaría a enfrentar una pena carcelaria en las temidas
prisiones del régimen.

Agobiado por la realidad Carlos se resignó y se sentó junto a sus cuatro
amigos a esperar por un milagro que nunca apareció. Pidió una
indemnización y obtuvo por respuesta una carcajada y un "estamos en Cuba
señor". Finalmente voló a su destino a las 7 de la noche jurando por
todos los cielos que jamás volvería a visitar la isla del sol y las
playas, quedando sus sueños de danzar y tomar mojitos cubanos para el
siguiente día, si con suerte hubieran los medios para ello.

Source: Odisea de unos turistas en Cuba - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53d232fb3a682e007cf92527#.U9KH0PmSwx4

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