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Wednesday, March 26, 2014

Los milagros

Publicado el miércoles, 03.26.14

Los milagros
NICOLÁS PÉREZ

Hoy vamos a hablar de los milagros. De ellos existen tantos tipos
diferentes como de peces y aves. A veces no los vemos, se ocultan
subrepticiamente y nuestros ojos no llegan hasta ellos porque a veces
son complejos y profundos, y en el hombre, es más fuerte la incredulidad
que la fe. Los ignoramos pero los milagros andan por ahí bayoyos, a
tutiplén.

Están los milagros económicos positivos, cuando se producen los ángeles
sonríen. Son muchos, entre los más conocidos el milagro alemán, cuyo
padre fue el brillante primer ministro demócrata cristiano Ludwig
Erhard, autor del bestseller La Economía Social de Mercado: Su Valor
Permanente. Pero, ¿quién movió la palanca de este éxito? El Plan
Marshall, que no solo benefició a Alemania, sino también a Italia en su
desarrollo inesperado entre 1947 y 1953. Sin olvidar el milagro japonés,
lo cual me lleva a asustarme con lo que he escrito, ¿no habrá
presidentes de naciones con una economía deteriorada que piensen la
solución a sus problemas es declararles la guerra a los Estados Unidos?

Tampoco creo que el Plan Marshall fue una estrategia simplemente
altruista. Su visión de futuro resultó genial. Si aquellos ex enemigos y
presuntos futuros aliados no hubieran resurgido de sus cenizas y
mantenido con Washington un sostenido y fuerte intercambio comercial
desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha, los Estados
Unidos no serían económica y políticamente lo que son hoy.

También están los milagros políticos negativos, frente a ellos los
ángeles lloran, y recordemos que un milagro es algo que no se entiende.

¿Cómo Venezuela, el país mayor productor de petróleo del mundo, es hoy
un satélite de Cuba, el país más paupérrimo del continente después de Haití?

¿Cómo entender que el presidente de la CELAM, organismo que es el buque
insignia de la frustración de América Latina a causa de sus cadenas de
golpes de Estado, corrupción y desigualdad social, mantiene hoy como
líder a Raúl Castro, que viene con Fidel destruyendo a Cuba desde hace
medio siglo, en una situación económica insostenible, con logros
sociales sobrevaluados que le han costado al país miles de fusilados,
cientos de miles de presos políticos y un millón de exiliados?

¿Cómo otro organismo regional como la OEA, espejo de una América Latina
con supuestas raíces democráticas, le ha cerrado sus puertas la semana
pasada a María Corina Machado prohibiéndole que denuncie ante el mundo
la masacre diaria que comete el régimen de Nicolás Maduro contra
estudiantes venezolanos indefensos?

¿Alguien entiende que los Estados Unidos aporten 48 millones 512,700
dólares al año a la OEA, que son el 60% de las cuotas de otros 34 países
que la ayudan para recibir a cambio una afilada cimitarra clavada en la
espalda?

Esa ayuda se ha intentado disminuir, pero ¿por qué Marco Rubio y
nuestros representantes estatales, que han mantenido una conducta
intachable en contra de la dictadura venezolana, en actitud consecuente,
de pura ética, aunque pierdan en la votación final, no plantean ante el
Congreso, para salvar la honrilla, no solo que se rebaje sino que se
elimine completamente que el dinero de nuestros contribuyentes vaya a
parar al bolsillo de enemigos de la libertad?

Imposible ignorar los milagros cotidianos, esos que nos encontramos a la
vuelta de la esquina y que nos dejan con la boca abierta, como por
ejemplo, que nuestro jefe nos anuncie una subida inesperada de salario
sin que la hayamos solicitado, o que un día amanezcamos eliminando
drásticamente esos elementos negativos y tóxicos de nuestras vidas que
tanto nos gustan y disfrutamos. ¿Y por qué no?, que un día, en un
supremo milagro, manejando por las calles de Miami, si nos demoramos
medio segundo ante la luz verde de un semáforo, ¿sería posible no
escuchar mil insoportables cláxones (en Cuba les decíamos fotutos), y el
dedo del medio levantado con indignación condenándonos a causa del
pecado cometido?

Por último están los milagros que son obras de Dios. Ante ellos los
ángeles paran de volar y se posan sobre una nube para contemplarlos. Uno
que tengo muy cerca es, ¿cómo Lorenzo del Toro, un hombre sumamente
especial, modesto, anónimo, pequeño empresario sin fortuna personal, con
el apoyo moral de solo un puñado de lectores, y sin una gota de ayuda de
las generosas fortunas de Miami que contribuyen a manos llenas a la
ópera, al ballet y a otras delicadezas de élites con sabor exquisito a
abolengo y auténtica raza, jamás le han donado un solo centavo de mierda
a la revista católica La Quincena, y que esta haya podido seguirse
publicando ininterrumpidamente mensualmente durante 23 años y va para
24? ¿Cómo es posible si sus páginas solo sudan amor a Dios?

Nicop32000@yahoo.com

Source: NICOLAS PEREZ DIAZ-ARGÜELLES: Los milagros - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/03/26/1709733/nicolas-perez-diaz-arguelles-los.html

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