Publicado el domingo, 09.29.13
Fulgor de un hombre
RAÚL RIVERO
Madrid – En medio de la obscena y extendida corriente de indiferencias y
oportunismo que recorre América Latina y Europa para dejar sola frente a
la dictadura a la oposición pacifica cubana, los que trabajan por la
democracia y la libertad dentro de aquél escenario cuentan con un amigo
especial. Es un señor de Arequipa, Perú, que al pie de las piezas
magistrales que escribe pone esta contraseña: Mario Vargas Llosa.
Ahora es una figura universal y lo era mucho antes de su Premio Nobel
del año 2010, concedido por su monumental obra literaria y periodística
y también, a juicio del jurado, por su cartografía de las estructuras
del poder.
Es que su manera de acercarse a la realidad, a los universos políticos
de estos tiempos y a las batallas contra todos los totalitarismos, el
autor de La ciudad y los perros y Conversación en la catedral utiliza el
instinto de aquel muchacho observador y alerta que empezó de reportero
en un diario de Lima y los talentos y la experiencia del novelista
consagrado que observa y estudia la conducta humana.
Como la mayoría de los intelectuales de su tiempo, Vargas Llosa se
acercó con curiosidad y simpatía al proceso que se inició en Cuba en los
años sesenta. Lo que pasó fue que después de la persecución y el arresto
del poeta Heberto Padilla, el peruano se distanció para siempre del régimen.
Nadie como él ha criticado la complicidad de políticos, intelectuales y
artistas con el gobierno de Cuba. Nadie lo ha hecho con tantos
argumentos matizados con una especie de furia apenas contenida.
"Por una extraña perversión de la cultura de nuestro tiempo, ayudar a la
dictadura de Fidel Castro da todavía unas credenciales políticas",
escribió en el 2003, "y esas credenciales sirven a gobiernos
democráticos, a políticos democráticos, para ganar el ansiado título de
progresistas. No son sólo los gobiernos democráticos los que actúan de
una manera cómplice con la dictadura cubana, son también muchos
intelectuales".
Vargas Llosa no ha dejado el tema nunca en las gavetas o en los
tinteros. Esa pasión sale en sus artículos, en reuniones y congresos en
cualquier parte del mundo, estuvo siempre en las tertulias en la casa de
sus amigos Guillermo Cabrera Infante, en Londres, y en la del cineasta
Orlando Jiménez Leal, en Madrid, y tuvo su espacio en el discurso de
Estocolmo cuando recibió el Nobel.
"Lamento que los gobiernos democráticos", dijo en Suecia, "en vez de dar
ejemplo solidarizándose con quien, como las Damas de Blanco en Cuba, los
resistentes venezolanos, o Aung San Yuu y Liu Xiabo (Premio Nobel de la
Paz) se enfrentan a las dictaduras, se muestran complacientes no con
ellos sino con sus verdugos".
En ese mismo discurso, lleno de evocaciones familiares y emoción, el
hombre de La tía Julia y el escribidor y El sueño del celta recordó que
la democracia está funcionando en América Latina "excepto en Cuba y su
candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias
populistas y payasas, como Bolivia y Nicaragua".
Sí. Mario Vargas Llosa, un amigo lúcido y querido, al día de todo lo que
pasa en la isla, con el fulgor de su vida y de su obra abierto siempre a
iluminar a quienes trabajan en la región más oscura de Cuba, bajo la
represión o en los calabozos.
Source: "RAUL RIVERO: Fulgor de un hombre - Opinión - ElNuevoHerald.com"
-
http://www.elnuevoherald.com/2013/09/29/1577379/raul-rivero-fulgor-de-un-hombre.html
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