La filosofía del cardumen
Jueves, Agosto 29, 2013 | Por Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Cada cubano debe haber 
escuchado un sinnúmero de veces una compilación de frases que pretenden 
encerrar toda la sabiduría popular de la Isla: "no cojas lucha", "no vas 
a resolver nada", "total, no vas a cambiar nada", "no te busques 
problemas", o esta otra que es el paradigma de la evasiva al compromiso: 
"a mí no me interesa la política", aunque por lo común el que la 
pronuncia ignora que la mera pertenencia al Comité de Defensa de la 
Revolución implica una relación directa con la política gubernamental.
Todas ellas, sin excepción, podrían formar parte de un manual acerca de 
cómo servir mejor los intereses de la dictadura por cuanto apelan a la 
pasividad, a la espera sin límites, a la subordinación y al disimulo 
cómplice. Pero sin dudas la joya de la corona y la más frecuentemente 
utilizada es aquella que dice "no te señales". Es el consejo por 
antonomasia, y vale para refrenar los impulsos espontáneos de cualquier 
inconforme en cualquier circunstancia, porque "señalarse" en Cuba es 
salirse del rebaño, rebelarse contra el poder omnímodo, faltar a la más 
elemental prudencia, y se puede manifestar hasta en el mínimo gesto que 
discrimine al individuo de la masa.
Resulta curioso que un sintagma aparentemente tan sensato sea la divisa 
en un país donde la gente no se lo piensa mucho para lanzarse al mar y 
cruzar el Estrecho de La Florida a bordo de cualquier artefacto que 
flote lo suficiente como para llevarlo a otra orilla, a otra realidad, 
donde señalarse no constituye necesariamente una imprudencia, sino casi 
siempre todo lo contrario.
Pero basta que en un colectivo laboral, en una escuela o en el propio 
vecindario alguien manifieste la intención de no pagar más el sindicato, 
las MTT, de no asistir a la marcha del 1ro de mayo o a la asamblea de 
rendición de cuentas, para que salga a relucir la consabida sentencia: 
"no te señales".
Recientemente un joven que trabaja en un restaurante privado me comentó 
sobre la visita que hiciera a ese lugar una funcionaria del sindicato 
nacional para instruir a los empleados sobre la importancia de "crear" 
un sindicato afiliado a lo que llamó "el movimiento sindical nacional", 
para "defender los intereses de los trabajadores".
Más allá del absurdo, solo posible en Cuba, de que una funcionaria 
estatal interrumpa el trabajo de un negocio privado para instar a los 
empleados a organizarse para hacer frente al patronato –razón primera y 
esencial de la sindicalización– con la anuencia complaciente del propio 
patrón, y con independencia de que un sindicalismo verdadero debe tener 
como premisa la libertad de asociación, que no existe en la Isla, lo más 
retorcido del asunto es que la inmensa mayoría de los trabajadores de 
esos negocios privados se han acogido a los "sindicatos" creados desde y 
por el mismo poder que ha desatado una ola de despidos de los centros de 
trabajo estatales.
Mi joven amigo asegura que, en un principio, hubo algunos trabajadores 
renuentes o indecisos, y no faltaron quienes preguntaron ingenuamente si 
la afiliación era obligatoria, pero surgió el socorrido comisario 
infiltrado que dejó caer aquí y allá la manida frasecita: "no te 
señales", y los amagos de rebeldía se diluyeron, arropados en el 
anonimato protector del colectivo.
"Es la filosofía del cardumen", dice mi amigo, una definición que se 
basa en la táctica de la sardina o de la majúa y que consiste en que el 
individuo se disuelve en la masa para tener mayores posibilidades de 
sobrevivencia, lo cual, sin embargo, no impide que los depredadores se 
alimenten de ellos.
Reconozco que mi interlocutor es algo cínico, pero ello no niega la 
justeza de su observación. Y es que la orfandad cívica y el 
desconocimiento de los derechos en Cuba es tal que se ha desarrollado 
una especie de síndrome de la esclavitud del pensamiento, de modo que 
cuando algunas personas tienen un mínimo de libertades renuncian a hacer 
uso de ellas y se mantienen sujetas al cepo y al amo.
No obstante, el despunte de la iniciativa privada podría marcar un punto 
de inflexión importante en el resurgimiento de sectores que 
fortalecerían el débil entramado de la sociedad civil, una realidad a la 
que los sindicatos independientes que existen en Cuba no pueden estar 
ajenos. Para esto se requiere implementar un programa o al menos hacer 
propuestas específicas por parte de estos grupos, que resulten 
atractivas a esa nueva fuerza laboral. Sería un paso imprescindible para 
lograr la autonomía sindical. El interés que se toma el gobierno por 
mantener sujeta esa fuerza indica un reconocimiento al riesgo que 
implica la potencial autonomía del sector; una oportunidad que bien 
podrían aprovechar los activistas cívicos para combatir ese mal social 
tan extendido, la filosofía del cardumen.
Source: "La filosofía del cardumen | Cubanet" - 
http://www.cubanet.org/articulos/la-filosofia-del-cardumen/
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