Aprensión con la prensa
REGINA COYULA | La Habana | 26 Jun 2013 - 6:34 pm.
Todo debe ser cambiado, ¿pero algo cambiará? El periodismo oficial
prepara Congreso.
Sigo las noticias, me enfermo con los periódicos nacionales, despotrico
del noticiero de televisión, y más que desprecio, siento conmiseración
por lo que se ha convertido Radio Reloj. Es pertinente mi introducción
pues la prensa cubana se encuentra en los preparativos del congreso de
la organización de periodistas, UPEC, una de esas ONGO que el gobierno
gusta de creer que representan a la sociedad civil.
Si en algún sector no se visibiliza el cumplimiento interno del llamado
proceso de Actualización del modelo y de los numerados "Lineamientos",
si en algún sector es desoído el llamado del General-Presidente al
cambio de mentalidad y a la frase de moda sin prisa pero sin pausa; si
en algún sector nada parece cambiar, es en la prensa. No cambian los
directivos, no cambian las políticas. El secretismo, el triunfalismo, la
superficialidad, el lenguaje "culto" —o peor, poético— para no decir
nada, configuran un panorama del que el periodismo cubano no quiere, no
sabe, o no puede salir.
Hasta cuándo el "bloqueo" y la "amenaza Imperialista", esa nefasta
sensación inoculada a toda la sociedad de encontrarnos bajo perenne
peligro, para "no dar armas al enemigo", o el también socorrido pretexto
de no ser el lugar y el momento, o no ser la forma adecuada. La prensa
ha reforzado la paranoia nacional de que nuestro trabajo, la familia, la
vida y la isla misma podrían desaparecer en solo un segundo. Ese
sentimiento de precariedad para mantenernos en estado de guerra es una
de las innumerables ideas atribuidas a Fidel Castro. Pavlovianamente,
los periodistas cubanos se acostumbraron a no rozar temas escabrosos, a
no realizar encuestas críticas, a detenerse en seco ante el primer no.
Se acostumbraron a realizar los reportajes y artículos que agradaran al
jefe, o mejor, a realizar los reportajes que "orientara" el jefe, una
manera infalible de agradar al jefe del jefe.
No puede culparse a la prensa de la enfermedad social que nos aqueja,
pero sí de no asumir compromisos con la sociedad que dice defender, pues
de haber existido una prensa atenta, se hubiera podido hacer un
diagnóstico temprano, y quizás, solo quizás, encontrar soluciones.
Por eso es necesaria una prensa independiente del Gobierno, no esgrimir
el pretexto cada vez más desfasado de que no existe prensa libre, pues
donde cada órgano de prensa refleja los intereses de sus directivos
existe más libertad que donde todos son el mismo y del mismo dueño.
Desfasado también porque ese muro ha sido debilitado por la tecnología,
que de forma creciente, indetenible y muchas veces instantánea pone al
alcance del individuo la información de su interés.
Es lamentable y para nada casual cómo desde la propia formación de los
futuros profesionales se cercena la creatividad, la curiosidad y el
espíritu iconoclasta. No hablo de historia antigua. Ahora mismo, en la
discusión de la tesis de graduación de la Facultad de Periodismo, el
estudiante Lázaro Carrasco, con un tema inédito, ha sido irrespetado
durante la exposición de su trabajo, por parte de una oponente
inquisitorial (fíjense que no digo inquisitiva) y un tribunal cómplice,
o cuando menos, indolente.
No es la pureza ideológica quien mueve este tipo de actitud, ni siquiera
en este puntual caso el móvil es una homofobia trasnochada. Sí debe
haber pesado una carta de Carrasco al escritor Reinaldo Arenas, donde
confiesa que "en una facultad de Periodismo no te dejan imaginar
demasiado". Demasiado anfibológico para el gusto de los directivos de la
Facultad.
Si de verdad se creen el concepto de revolución que puede leerse en
cualquier esquina, una revolución acontecerá en el próximo congreso de
la UPEC, porque si en algún lugar se debe cambiar todo lo que debe ser
cambiado —y en este caso se trata de cambiar todo—, ese lugar es la prensa.
Source: "Aprensión con la prensa | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1372229612_3930.html
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