Basada en hechos reales…
Jueves, Marzo 28, 2013 | Por Polina Martínez Shvietsova
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El pasado 14 de enero se dio
el pistoletazo de arrancada para que huyan los que puedan. Solo se
precisa pasaporte, visa de país de destino, dinero y suerte. Pero tener
un pasaporte en Cuba no es una garantía de que te irás a otros países a
conquistar progreso. Los cubanos estamos mal adaptados, por el padrinaje
estatal de más de cinco décadas. En el mundo real se nos cataloga
generalmente como vagos o posibles emigrantes. Así que adquirir un
pasaporte no necesariamente significa que vas a irte a vivir o a visitar
los Estados Unidos. La cosa esta dura para que te aprueben la entrada.
Con el alza del banderín, la carrera de algunos ha sido febril. Se sabe
de familias enteras que han vendido todos sus bienes y posesiones
materiales para intentar buscar un país de destino y recomenzar una
vida diferente. También sé de gente que se ha dedicado a visitar todos
los consulados de las embajadas radicadas en Cuba, buscando conexiones
para brincar hacia cualquier país del planeta.
En muchos casos la respuesta que se han encontrado es que, por ser
cubanos, se consideran potenciales inmigrantes, y por lo tanto, no
serían bien recibidos en la mayoría de los países.
En medio de tanto desenfreno, hay algunos que navegan con suerte, porque
antes han adquirido el bendito pasaporte español por la vía familiar. Un
buen amigo, casado con una mujer descendiente de españoles, consiguió el
milagro. Fueron beneficiarios de la denominada Ley de los Nietos, que
promulgó el gobierno español hace unos años. Este amigo vivía de la
fotografía, además jugaba a la bolita o emprendía cualquier negocio
ocasional para poder sostener a su familia. Sin embargo, el dinero de
los "inventos" no le daba para vivir. Por una cuestión de estrategia
familiar, decidieron que él se iría a las Islas Canarias por nueve meses
a buscar nuevos horizontes económicos.
De más está decir que el dinero para los trámites burocráticos en la
embajada española rebasó sus posibilidades y hasta su imaginación. Así
que contrajo deudas con otros amigos, tanto del exterior como cubanos.
Sin embargo, cuando llegaron los días previos al viaje, la despedida fue
de lo más extravagante. En la casa de este amigo se comió puerco asado,
yuca y arroz moro durante dos días. Centenares de cervezas bailaron
fluidamente al ritmo de Descemer Bueno y Adele. En tanto, pasó un
desfile de amigos de todas las edades, épocas y clases. Todo el mundo en
ese momento crítico se convierte en "familia".
Entonces, el día de la partida, las cosas se enredaron de un modo casi
kafkiano. La pesadilla se concretó en el mismo aeropuerto. Al amigo le
decomisaban los carretes fotográficos de su obra artística, mientras el
avión lo estaba esperando y lo llamaban por los altavoces del
aeropuerto. Los oficiales lo retuvieron en la frontera y el avión partió
sin él. Esa noche lo mandaron a dormir en el Hotel El Bosque, debido a
que la aduana le reasignó, para el día siguiente, un nuevo vuelo para
España. Logró irse extremadamente exhausto, furioso y a punto del
colapso nervioso, en el último avión de la noche que volaba a Madrid.
Días más tarde, repuesto de tan aterradora salida de Cuba, nos comentó
por email el trabajo que pasó para brincar de esta "isla, hoyo del no
tiempo y del no espacio". A pesar del susto y el mal rato, piensa que la
suerte lo ha acompañado. Logró materializar lo que millones de cubanos
anhelan: un pasaporte con visado y toda la responsabilidad sobre los
hombros para labrarse un futuro mejor.
http://www.cubanet.org/articulos/basada-en-hechos-reales%e2%80%a6/
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