¿Qué se oculta tras el accidente de Payá?
Publicado el Lunes, 30 Julio 2012 13:36
Por Juan Reynaldo Sánchez*
El informe oficial del Ministerio del Interior (MININT) de Cuba sobre el
accidente que hace una semana le costó la vida al reconocido disidente
Oswaldo Payá Sardiñas y al activista Harold Cepero, deja no pocas
interrogantes y cabos sueltos que merecen un análisis detenido en busca
de acercarnos a la verdad de lo ocurrido.
Sin apasionamientos ni prejuicios, solo a partir de los hechos descritos
por la única versión divulgada –la oficial-, las fotos, el esquema del
accidente transmitido por la televisión cubana y las declaraciones de
última hora de los dos sobrevivientes, el español Angel Carromero y el
sueco Jens Aron Morig, esta mañana en conferencia de prensa en La Habana.
Analicemos las declaraciones de los testigos presenciales, según la
versión del MININT.
José Antonio Duque de Estrada, trabajador del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos (INRH), quien reside en el municipio granmense de
Río Cauto y transitaba por el lugar del hecho en una bicicleta, declaró
al órgano de instrucción: “El carro me pasó a alta velocidad por al
lado, con seguridad iba a más de 100 kilómetros por hora. Rebasó a un
tractor que también iba en la misma dirección y después vi una tremenda
polvareda, cuando entró a un tramo que está en mal estado. Al
aproximarme, ya con menos polvareda, vi al carro impactado contra un
árbol en la cuneta”.
Este testigo asegura que vio al carro impactado en un árbol en la
cuneta. Vio el carro incrustado en el árbol, no que el auto golpeó al
árbol, sino que estaba impactado contra este. Sin embargo, la versión
oficial del gobierno expone que el auto impactó al árbol y continuó su
curso hasta quedar detenido cerca del canal de agua que está dentro de
la maleza, lo que no concuerda exactamente con la declaración de este
testigo presencial.
La versión de Duque de Estrada es confirmada por Lázaro Miguel Parra
Arjona, otro testigo presencial y vecino de La Sal, municipio Yara,
expresa: “El carro me adelantó a gran velocidad; luego vi la nube de
polvo fuerte y cuando bajó el polvo pude ver el auto impactado en el
árbol que está en la cuneta”.
Este testigo asegura que cuando bajó el polvo, o sea instantes después,
vio al auto Hyundai Accent impactado en el árbol.
Y una tercera versión también confirma el hecho de que el auto quedó
impactado contra el árbol. Se trata de Wilber Rondón Barrero, campesino
de Río Cauto, quien venía en dirección contraria, a unos cien metros de
distancia del sitio donde ocurrió el siniestro: “Cuando me acercaba vi
que el carro perdía el control y se impactaba contra un árbol de la cuneta”.
Por las propias declaraciones de los testigos no cabe duda de que el
auto quedó incrustado en el árbol. Sin embargo, las fotos difundidas y
el diagrama difundido con el informe sugiere que el auto continuó su
trayectoria después de impactarse contra el árbol hasta que se detuvo
junto a un canal de agua dentro de la maleza y donde se le realizaron
las pruebas peritales del controversial accidente.
Las dos primeras fotos del accidente que aparecieron en la internet
antes de que fueran presentadas en publicaciones, mueven también a
cuestionamientos. Una de ellas es sin dudas la primera foto del
accidente, ya que en ella se puede observar cómo asisten a uno de los
heridos que iba en el auto y se ve claramente que el carro está fuera de
la maleza a un costado del camino.
En la segunda foto se puede apreciar el vehículo dentro de la maleza,
muy cerca del canal de agua y donde -según una plaqueta con el número 6
encima del capó- se realizó el examen pericial.
Partiendo del principio de que en ningún peritaje se pueden mover las
pruebas y de que no podía esperarse remover el carro para sacar los
cuerpos de los pasajeros, caen las preguntas obligadas: ¿Por qué se
movió el auto del lugar donde quedó tras el accidente, trasladándolo a
la maleza? ¿Manipularon las autoridades la evidencia? ¿Cómo explicar
entonces que los tres testigos, sin excepción, vieran el auto incrustado
en el árbol, mientras que el informe lo presenta junto al canal de agua?
Hay razones para intuir que la mano gubernamental podría estar tras la
presunta manipulación de pruebas, pero quedan aún varias piezas del
rompecabezas por completar. Nada se sabe ciertamente de quiénes llegaron
primero al accidente, de quiénes se llevaron a los heridos, y sólo se
podrá completar la información pertinente con el testimonio de los dos
sobrevivientes extranjeros.
Resulta también cuestionable que el árbol –fotografiado por la
Associated Press- haya podido hacer semejante daño. No creo muy probable
que el impacto de este “arbolito” fuera determinante; si se observan
detenidamente las fotos del carro accidentado, se comprueba que el lado
izquierdo, que supuestamente recibió el golpe del árbol, no presenta
rozamiento en el guardafango ,o sea, que lo golpeó y lo rebotó, pero
como para que el vehículo continuara su curso hasta el canal. De haber
sido así, ese guardafango estaría completamente desbaratado.
Como era de esperar, a estas horas circulan en la prensa internacional y
en la internet numerosas interpretaciones en torno al hecho, la mayoría
de ellas implicando a la Seguridad del Estado en el asesinato de los dos
disidentes.
A pesar de la evidente movida propagandística de La Habana presentando
declaraciones de Carromero y Aron Morig ante la opinión pública
internacional, lo que ambos digan en condición de reos del régimen
cubano carece de legitimidad y no atenúa las sospechas de implicación de
la Seguridad del Estado, sino que las refuerza. Sólo cuando ambos puedan
hablar ante investigadores independientes y fuera de la influencia del
control cubano tendrán valor sus respectivos testimonios para el
esclarecimiento del caso (¿recuerdan al mexicano Carlos Ahumada y su
testimonio bajo arresto en Cuba en el cercano 2004, luego desmentido en
un libro donde describe las torturas a que fue sometido para obligarlo a
filmar una confesión?)
Creo con mucha fuerza que el objetivo pudo haber sido la intimidación
para que el automóvil no continuara su viaje a Bayamo (por cierto,
todavía está por precisarse a qué iban estos cuatro viajeros a la zona
oriental, a quiénes pretendían visitar, qué otras ciudades pensaban
visitar, etc) y provocar un accidente –tal vez no consumado sobre el
terreno operativo- que sirviera como pretexto para la intervención de la
policía. La ocasión hubiera sido propicia para la siembra de evidencia,
lo que justificaría un levantamiento de cargos por delitos contra el
Estado y la seguridad pública.
La cámara de Payá
También resulta factible que la técnica de escucha estuviera en el auto
alquilado, pues es una forma tradicional de recoger información por
parte de la Seguridad cubana. De esta manera se controlan las
conversaciones dentro del automóvil y se facilita el chequeo de posibles
paradas, personas que verían, planes de la visita, con suficiente
antelación.
En la Escuela Superior de Contrainteligencia del MININT, donde me gradué
en la especialidad de Investigación Operativa en 1985, se mostraba este
tipo de casos para contrarrestar las posibles acciones de opositores.
Los libros fueron copiados de la contrainteligencia de la antigua Unión
Soviética. Los ejemplos que allí se exponían eran acciones reales de
planes confeccionados por la contrainteligencia soviética, tomados de
sus manuales. De esa vieja escuela se nutren acciones como chocar,
intimidar, provocar un accidente para que un opositor no llegue a su
destino y otros ardides que se aprendían en esa institución docente de
la contrainteligencia cubana.
¿Fue la muerte de Payá consecuencia de un accidente provocado o
calculado durante un operativo de la Seguridad del Estado? ¿Se fraguó o
no en la zona un operativo con despliegue de oficiales? ¿Fue orientada
la divulgación en Facebook de las dos primeras fotos del accidente, el
pasado 24 de julio, por el periodista David Rodríguez o se trató de una
iniciativa inconsulta que incomodó a los investigadores policiales?
¿Devolverán las autoridades las últimas filmaciones realizadas por Payá
con la cámara de video que llevaba en el momento del accidente?
Por ahora, con las declaraciones de tres testigos y los dos
sobrevivientes, las fotos y la visible manipulación de la evidencia,
estoy tentado a pensar que las autoridades cubanas tienen
responsabilidad en este trágico desenlace. Y no poco que esconder y acallar.
*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y
1994, con grados de teniente coronel. Graduado de Investigación
Operativa en la Escuela de Contrainteligencia del MININT. Fue destituido
y cumplió prisión en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y
actualmente reside en Miami. Tiene en preparación un libro sobre su
experiencia en la seguridad personal del gobernante cubano.
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2066-que-se-oculta-tras-el-accidente-de-paya
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