Adolfo Pablo Borrazá
Centro Habana, La Habana, 3 de octubre de 2011, (PD) El polémico
concierto de Pablo Milanés en Miami desató, antes alty después de este,
un torbellino de criterios y opiniones. Algunas de ellas increíblemente
expresadas por personas que se autodefinen como "razonables".
En su blog "Segunda cita", el cantautor Silvio Rodríguez da una serie de
opiniones que gradualmente satanizaron a Pablo Milanés. Al principio lo
hizo de una manera abstinente y cautelosa. Pero parece que sus jefes le
ordenaron subir el tono, y entonces el autor de "Ojala" desató sus
pasiones revolucionarias y arremetió contra quien una vez fue su amigo.
Para no entrar en detalles y por no admirar a esa clase de persona,
decido no transcribir los gruñidos del señor Rodríguez, a quien no le
oculto mi aversión por ser de los hombres que no tienen virtud.
Lo cierto es que Pablo Milanés a su paso por Miami se decidió
valientemente a -como decimos por acá- hablar hasta por los codos. Algo
que molestó a varios periodistas oficiales y algunos oportunistas que
desean congraciarse con la gerontocracia. En vista de que hay en el país
un movimiento suis generis de sustituir ministros, quizás algunos de
ellos busquen prebendas extras.
En esa impudicia cayó Silvio Rodríguez, quien aprovechó su excelente
posición y descalificó de forma indecente a su otrora compañero de la
Nueva Trova.
Mientras Silvio se valía de la democracia estadounidense y brindaba una
gira similar, nadie, le cuestionó, entre otras cosas, la petición de
liberación de los cincos espías cubanos que dirigió a Obama en un
mensaje verbal. Rodríguez se creyó en su derecho y lo asumió. No
obstante, enfiló cañones cuando su colega Pablo decidió tomarse por
igual el mismo derecho a expresarse libremente.
Milanés, un dolido revolucionario, abogó porque en la isla se tomen
medidas para que los derechos civiles y las libertades se profundicen en
gran escala. Incluso, reconoció un movimiento que no deja dormir al
régimen: las Damas de Blanco.
Por supuesto que el régimen no se quedaría callado. Nunca lo ha hecho.
Por eso, utiliza a personas afines, como Silvio, para escupir su tirria.
Cuando se inició la Nueva Trova, en los años 60, quienes fundaron tal
movimiento fueron precisamente Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Juntos
brindaron cientos de conciertos, cantaban a dúo y eran los ídolos de
muchos jóvenes de aquella época. Por su actitud contestataria, ambos
fueron prohibidos y represaliados. En el caso de Pablo, fue enviado a
las UMAP, una versión cubana de los campos de concentración nazis o los
gulags soviéticos.
Entre ellos existe una historia imposible de olvidar. Una amistad que se
forjó con las penurias, alegrías y tristezas en su andar musical. Un
afecto que no debería romper ideología ni hombre alguno. Pero sucedió
todo lo contrario. El autor de "Cita con Ángeles" apostó por el régimen.
Aunque ambos artistas ya tenían algunas escaramuzas, como buen amigo que
cree ser Silvio, hubiese sido mejor quedarse callado ante la opinión del
otrora compañero. O en un gesto de hombres, tratar el asunto
íntimamente. Pero, huraños y paranoicos que son los corifeos cubanos, no
me extraña la reacción del cantautor.
¿Habrá sido una orientación del Politburó? ¿Fue pura convicción de
Silvio lo que lo llevó a degradar a Pablo y a la vez a deshonrarse a sí
mismo?
Reza un hermoso proverbio que "Un hermano puede no ser un amigo, pero un
amigo es las dos cosas".
Sencillamente, Silvio Rodríguez, como su Líder, no conoce la amistad. Es
bueno que siga con su música en los barrios habaneros y que retome los
"sanos" conciertos en las prisiones. Puede que su alma se sensibilice
algo y comience a tener mejores sentimientos.
adolfo_pablo@yahoo.com
underworldcubano.wordpress.com
Twitter: @fofyto34
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/2358-silvio-iamigo
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