Jueves, 30 de Junio de 2011 03:14
Odalis Álvarez Valerino
varaCentro Habana, La Habana, 30 de junio de 2011, (PD) Cualquiera que
llegue a la zona turística de Varadero, Matanzas, podrá percatarse que
el lugar contrasta con el resto de la isla. Inmediatamente, se tiene la
sensación de estar en un país capitalista y desarrollado.
Llena de hoteles, Varadero ofrece a los turistas la oportunidad de
disfrutar de unas de las mejores playas del mundo. Es el destino de
millones de extranjeros que atraídos por el clima tropical y las
exóticas bellezas naturales, compran un boleto de avión y se arriesgan a
tostarse la piel en suelo criollo.
Varadero es lo opuesto a Cuba entera. Sus edificaciones en general
están bien cuidadas. Una gran parte de estas se alquilan. La mitad de
los que allí viven son trabajadores del sector turístico. La otra parte
se dedica a los negocios privados, lo que hace que sea una zona de alto
costo para vivir.
La mayoría de la comercialización en Varadero se basa en la moneda
convertible (CUC), muy pocas cafeterías y restaurantes venden sus
mercancías en el allí devaluado peso cubano.
Para los cubanos que la visitan, Varadero es fuera de serie. Las
atenciones y los servicios son cosas nunca antes vistas. Acostumbrados
a los maltratos y la mala calidad en otras partes de la isla, Varadero
es un refrigerio para el alma y un lugar exquisito donde compartir con
los amigos y la familia.
Allí se puede hacer y comer de todo. Fui testigo de eso. Mi esposo y yo
fuimos invitados por un amigo que cumplía años. Ambos nos preparamos
para una jornada común. Unos días, por así decirlo, rutinarios. Cuál fue
nuestra sorpresa al notar que en Varadero uno se siente casi libre. El
obturador de nuestra cámara no paraba de fotografiar paisajes,
construcciones y personas sin temor alguno a que la confiscaran. Incluso
retraté a un policía para ver su reacción. Mi asombro aumentó al ver que
el oficial solo dio media vuelta y se fue.
De igual manera, (confieso que me porté algo traviesa) me quejé en todos
los lugares donde creía habían violado mis derechos. En todos, siempre
trataron de que quedara satisfecha.
Entre tanto mi "rebeldía" se minimizaba por causa del buen servicio y la
excelente calidad en los centros recreativos, nuestro amigo preparaba
una mesa sueca al estilo de las películas americanas. En ella había
desde langostas hasta venado. No exagero. En Varadero se encuentra todo
tipo de carnes, solo hay que pedir.
"Aquí existe un mercado negro bastante organizado, cuando en las tiendas
no hay carnes ni mariscos, los pescadores y otros te las venden sin el
temor de que ninguno vaya preso. Las autoridades saben que el 90% de los
que visitan la zona son extranjeros que casi siempre vienen acompañados
de cubanos, por eso los policías se hacen de la vista gorda. Saben que
su mascada está ahí", me dijo un lugareño que alquila habitaciones.
A pesar de que Varadero es un lugar inalcanzable para una buena parte de
mis coterráneos, encontré mendigos y dementes abandonados a su suerte.
Por mucho que averigüé, no existe en el polo turístico algún centro
donde albergar a estas personas.
Varadero es el lugar de Cuba menos politizado. Apenas se ve propaganda
política. Mi examen profundo no advirtió cartel alguno con las siglas
del siempre alerta CDR. Si los hay, se cuidan mucho de ocultarlos para
no espantar a los turistas y las ganancias que se consigue a través de
ellos.
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