27-06-2011.
Moisés Leonardo Rodríguez
(www.miscelaneasdecuba.net).- Luís Enrique Labrador Díaz, Wicho entre
sus allegados, recibió su primera condena por poseer unos dólares cuando
aún era menor de edad. Así comenzó su peregrinar por las cárceles
cubanas en las que estuvo 16 años hasta el 2010 cuando sólo tenía 32. La
mayoría de sus condenas se asocian a su conducta contestataria.
A finales de 2010 me invitó a permanecer en su casa, en el barrio El
Palenque del municipio La Lisa de La Habana, mientras yo permaneciera en
la capital y así evitar que siguiera pernoctando en terminales de
ómnibus, parques y otros lugares públicos en La Habana, dado que la
seguridad del estado me dejó sin la vivienda que me correspondía bajo el
testamento dejado por mi madre, para obligarme a residir en Cabañas, en
la casa de mi esposa para dificultar mi labor civilista.
Wicho, como otros opositores, es de los que creen firmemente en que sólo
tomando las calles se podrá dar al traste con la dictadura castrista. Mi
visión no excluye esto, pero prevé la incorporación paulatina de cada
vez más ciudadanos al reclamo de sus derechos previa adquisición de
conocimientos y entrenamiento para ello y en acciones centradas en el
servicio a los más necesitados para demostrar la vocación de servicio de
los disidentes.
No obstante las diferencias, acordamos trabajar en conjunto en los
puntos de convergencia, dejando a un lado los puntos no coincidentes. Al
crear Wicho el movimiento La Fuerza de la Verdad, asentí en ser su
asesor para derechos humanos.
Dicho movimiento lo integraron inicialmente algo más de una decena de
jóvenes. Pretendían combinar las acciones de protesta con la preparación
y la profesionalización como defensores de los derechos humanos que
serían parte del sistema de defensa de derechos humanos que promueve la
Corriente Martiana.
Con este último fin se decidió iniciar el Curso Básico para Defensores
de Derechos Humanos en Cuba en su domicilio con los integrantes del
movimiento y disidentes de otros grupos. El primer encuentro se iba a
realizar en diciembre del 2010.
Desde la madrugada de ese día la seguridad del estado montó un desmedido
y aparatoso operativo en todo el barrio el Palenque. Pasada las siete de
la mañana procedieron a la detención arbitraria de Wicho, José Alberto
Alvarez y mi persona con diez veces más tropas de las que los
norteamericanos utilizaron para ajusticiar al terrorista Bin Laden.
Horas más tarde agentes de la seguridad entraron el domicilio de Luís
Enrique sin orden de registro ni la presencia del propietario y
testigos del barrio, como establece la ley de procedimiento que debe
ser, y robaron documentos de Naciones Unidas, materiales del curso
básico para defensores, libros del Código Penal y la ley de
Procedimiento, un lap top, memorias flash y otros documentos personales.
La soberbia e irracionalidad de los españoles sólo dejaron la lucha
armada como alternativa para lograr el derecho de los cubanos a su
independencia, la dictadura castrista sólo está dejando las puertas
abiertas a formas de desafío cívico cada vez más confrontacionales para
lograr los derechos de los cubanos.
Cada vez que regresaba de Cabañas de visitar a mi familia, Wicho y sus
más cercanos me contaban de las acciones que habían realizado. Aunque
nunca lo confesaron, pienso que esperaban a que yo no estuviera para
hacer lo decidido y así mantener el respeto por mi visión, que no
excluye las acciones de protesta pública pacíficas, pero con previa
preparación y de forma masiva y simultánea en muchos lugares del país.
Anteriormente a que yo viviera en su casa, Luís Enrique estuvo entre los
cinco jóvenes que protestaron contra la dictadura en la escalinata de la
Universidad de la Habana. De nuevo, el 24 de diciembre del 2010, Wicho
junto a Walfrido Rodríguez, desplegaron una sabana en que rezaba "Abajo
los Castro" en la céntrica esquina habanera de 23 y L y paralizaron el
tránsito por casi media hora.
El 14 de enero de 2011 se unieron Luís Enrique, David Piloto,
Walfrido Rodríguez y Yordani Martínez y regaron proclamas en que se
leía "Abajo los Castro" en la Plaza de la Revolución. Por esto último
permanecieron detenidos hasta el 31 de mayo en que fueron juzgados en el
tribunal municipal de 10 de Octubre en La Habana y condenados a entre 3
y 5 años de prisión.
La intransigencia, la soberbia y la irracionalidad de los gobernantes
cubanos enfermos de poder, los hace los máximos y únicos culpables de
las condenas a jóvenes como estos que sólo se manifiestan públicamente
de forma pacífica.
El inmoral doble rasero de los gobernantes queda al descubierto con el
solo ejemplo de aplaudir las protestas de los jóvenes universitarios en
Puerto Rico, las de los independentistas de ese país, que son minoría
por cierto, y al mismo tiempo condenar a 3 y 5 años de cárcel a jóvenes
que hicieron lo mismo en su propia tierra.
Gente baja y sin escrúpulos, corrieron el rumor de que estos jóvenes
estaban ebrios y agredieron a los policías que los arrestaron el día de
la protesta en la Plaza. Como no hay verdad que quede oculta ni mentira
que no sea descubierta, la falsedad del rumor quedo demostrada cuando en
los cargos sólo se incluyeron las cuestionables figuras de desacato y
desorden público.
Luís Enrique, David Piloto y Walfrido Rodríguez fueron condenados a
cinco años de prisión, Yordani Martínez a 3. La apelación sólo
conseguirá ratificar la decisión de la seguridad del estado pues los
jueces son fantoches de este cuerpo. La justicia en Cuba no existe, en
su lugar un sistema de castigo a los que se oponen de pensamiento, obra
u omisión a los dictados de los monstruos horrendos que han hecho del
país su finca particular y de los cubanos sus esclavos desde hace más de
medio siglo con la anuencia y permisividad de ciegos y desleales de
todas las latitudes.
Las Damas de Blanco ya han presentado sus casos al cardenal Jaime Ortega
y al gobierno español que se presentan como intermediarios en la
injusticia que es la existencia de presos políticos en la isla. Veremos
que logran con estos cuatro.
Además de esas gestiones, se hace imprescindible que el exilio juegue
una vez más su papel fundamental en la lucha contra el mal. Una campaña
internacional por la libertad de estos cuatro inocentes es imprescindible.
La campaña puede incluir abrir un blog en que se muestre que estos
jóvenes son en realidad víctimas del castrismo. Una campaña en que se
recojan las adhesiones a favor de su liberación, una campaña por la que
se asegure el envío de ayuda a sus familiares de forma directa. En la
que se mantenga al tanto a la opinión internacional del trato que
reciben en las cárceles donde los mantienen injustamente.
Un campaña, en fin, en que se haga por ellos desde allá, lo que desde
acá nos es imposible. Una campaña en la que, LA FUERZA DE LA VERDAD, LOS
HAGA LIBRES.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32759
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