Dos disidentes cubanos en huelga de hambre sellan sus labios para pedir
libertad en la isla. Exigen también la liberación del americano Alan Gross
Madrid- Nada representa mejor la opresión que viven los cubanos desde
hace más de medio siglo que una boca de la que nunca saldrá una réplica,
un quejido ni crítica alguna. El sueño de los Castro, un pueblo sumiso y
silencioso, jamás se cumplirá, pero dos activistas cubanos han decidido
coserse la boca para escenificar ante el mundo entero el sufrimiento que
provoca la ausencia total de libertad. Como penitentes, Vladimir Alejo
Miranda, de 48 años, y Ángel Enrique Fernández Rivero, de 45, han optado
por permanencer parcialmente mudos, con el hueco imprescindible en las
comisuras de sus labios para ingerir algo de líquido, después de que la
huelga de hambre que lanzaron hace un mes haya resultado indiferente a
la mayoría de sus compatriotas.
Ambos están dispuestos a morir para lograr sus objetivos, entre los que
se incluye la liberación del empresario estadounidense Alan Gross,
condenado a 15 años de cárcel por informatizar un centro judío de La
Habana. «Hasta que no haya una respuesta a nuestras demandas, a favor de
la disidencia y de la liberación de Alan Gross, no dejaremos la huelga
de hambre», bisbisea a duras penas Vladimir Alejo entre las puntadas de
hilo que atraviesan su boca, recostado en un catre en su casa de los
suburbios habaneros.
En una entrevista con la agencia Reuters, va incluso más allá: «Si
tenemos que entregar nuestras vidas, lo haremos. Seremos un nuevo
Orlando Zapata Tamayo», en referencia al opositor que falleció el pasado
año a consecuencia de una huelga de hambre y cuyo heróico gesto para
obtener la liberación de todos los presos políticos de la isla provocó
la condena internacional contra los Castro.
Fernández asegura que su lucha no se limita a los cubanos sino a todos
las personas injustamente encarceladas en Cuba, vengan de donde vengan.
«Por eso hicimos nuestra la causa de Gross, porque somos defensores de
los derechos humanos. Su crimen fue traer teléfonos celulares y
computadores para ayudar a los cubanos», resalta Fernández, cuyo
tatuaje, en el que acusa a Fidel Castro de asesino, le costó la cárcel.
De momento, ni la disidencia interna reconocida se pone de acuerdo para
apoyar una lucha que llevarán hasta el extremo.
http://www.larazon.es/noticia/1833-bocas-cosidas-contra-los-castro
No comments:
Post a Comment