Monday, April 4, 2011 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – En una de sus más recientes
Reflexiones, Fidel Castro expresó que el presidente Obama iba a tener
que "inventar bastante" durante su visita a El Salvador, porque las
armas y los entrenadores que Estados Unidos envió al gobierno de esa
nación fueron los responsables del derramamiento de mucha sangre.
De inmediato viene a la memoria la Cumbre Iberoamericana celebrada en
Panamá en el año 2000. Allí, cuando se trató el tema del terrorismo, y
acostumbrado a salirse con las suyas en la mayoría de los foros
internacionales en los que participaba, Castro acusó al gobierno
salvadoreño de haber ayudado a Luis Posada Carriles.
Fue entonces cuando, apenas sin inmutarse y ante el asombro de los
presentes, el Presidente de El Salvador, Francisco Flores, pidió la
palabra para expresar: "Hemos tenido mucha paciencia con usted, señor
Castro, porque usted tiene las manos manchadas con la sangre del pueblo
salvadoreño". Se refería, por supuesto, al hecho de que Cuba fue la
auténtica retaguardia de la guerrilla salvadoreña en cuanto al
suministro de armas y municiones, así como para el entrenamiento y la
atención médica a los guerrilleros heridos.
Existen dos versiones diferentes sobre la culpabilidad por haber azuzado
la guerra civil en ese país centroamericano; pero la Historia se iba a
encargar de ubicar las cosas en su justo lugar. En 1992, una vez
desaparecida la Unión Soviética, y de haber quedado sus antiguos
satélites (Cuba, Viet Nam y otros) sin capacidad para estimular las
guerras o intervenir militarmente en otros países, los guerrilleros
salvadoreños depusieron las armas y firmaron la paz con el gobierno de
su país, un paso previo para la posterior conversión del Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en un partido
político que lucharía por el poder por vías democráticas. O sea, con esa
acción, la guerrilla daba a entender que no le asistía la razón para
enfrentar militarmente al gobierno, y que en el fondo no había sido más
que una pieza de Moscú.
Entonces, y a pesar de la algarabía que formen los detractores del
gobierno norteamericano, en El Salvador y otros rincones de América
Latina, no parece ser precisamente Estados Unidos quien deba pedir
disculpas por el conflicto bélico que enlutó a esa sufrida nación.
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfquien-debe-pedir-perdon/
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