Friday, March 25, 2011 | Por Lucas Garve
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – Si Alejo Carpentier rebautizó
a La Habana como la Ciudad de las Columnas, José Lezama Lima levantó 113
columnas en ese portal de La Habana, y de Cuba, que era Diario de La
Marina. Publicadas sin firma entre el 28 de septiembre de 1949 y el 25
de marzo de 1950 en ese diario, y ahora compiladas en su totalidad con
notas de Carlos Espinosa Domínguez, aparecen bajo el título de
Revelaciones de mi fiel Habana, Ediciones Unión, 2010.
Lezama Lima nos restituye La Habana de mediados de siglo XX a través de
hechos, eventos, personajes, personalidades, edificaciones; hoy una
ciudad diferente y perdida en la memoria de sus habitantes, también
diferentes en su mayoría.
Lezama retuvo la esencia de la cotidianeidad en sus textos. El
compilador Espinosa Domínguez apunta con razón "el desentrañamiento del
latido, las fuentes, el estilo, y los laberintos de su ciudad".
Lezama no sacrificó al poeta, ni al escritor que era, por la objetividad
periodística. Acierta el investigador cuando afirma: "Combina la
observación de la realidad cotidiana con su imaginario cultural".
Valiosas asimismo son las notas que el compilador escribe al final de
página, que aportan datos interesantes que complementan los de Lezama Lima.
El poeta de la calle Trocadero revela en estos textos cuánto amaba y
conocía su ciudad y a sus habitantes, y entrega su entorno con una
mirada escrutadora muy suya, en la que cotidianeidad y localismo van de
la mano de lo trascendente y universal. Definitivamente logrados gracias
a ese vasto imaginario cultural que más tarde, el inmenso escritor
empleó para erigir su texto cumbre, la novela Paradiso.
"Un silencio espeso y flordelisado inundaba la sala. El silencio se
arracimaba en torno a las farolas que se atenuaban, como si también
quisieran oír al divo de los agudos sin fin.", escribe Lezama para
trasladar al lector la atención del público. Un público aristocrático,
formado por habituales conocedores de las reglas del buen
comportamiento, porque no emplea "espeso y flordelisado" gratuitamente.
Quiso salvarse de caer en el costumbrismo y lo confiesa en el texto #
XII: "Hay temas que pertenecen a la progresiva sombra, a lo fugitivo
incesante", vocación lezamiana de atrapar lo inapresable a través de su
mirada totalizadora.
No obstante, no rebusca los temas sino que toma los más cercanos al
gusto y devoción de sus conciudadanos, ejemplo de lo cual es un texto
dedicado al béisbol. "El béisbol es uno de los grandes amores de La Habana".
Al releer con ojos de hoy, encontramos ciertas premoniciones que a la
distancia devinieron realidad, como cuando alerta acerca del desarrollo
urbano y hasta del Estado.
En cuanto a lo primero, vale citar al escritor: "Al levantar el orgullo
de construcciones contemporáneas, pensemos un tanto inquietos en las
ruinas que engendrarán, en qué forma se doblegarán ante el naufragio de
los otoños".
En la columna # V hace referencia a lo segundo, al Estado: "Cuando la
imaginación del Estado es plena y saludable, está en la obligación de
crear alegría creadora, de convertir la alegría en un alimento natural,
terrestre. Si el Estado se vuelve avaro y sombrío, sus moradores se
vuelven despilfarradores de su acción; la acción nacida de una visión
sombría que no ancla nunca en la paz, anda errante y enloquecida, como
un puma fuera del mundo interpretado".
Sobran los comentarios. Sólo, como dijo Lezama de Hipólito Lázaro en el
cierre de la primera de las columnas escritas: "Con la magia de su arte
había derrotado una vez más al tiempo, enemigo de la vida".
http://www.cubanet.org/articulos/cuando-la-vida-vence-al-tiempo/
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