Estadounidense preso en Cuba pierde 90 libras de peso
Por FRANCES ROBLES
frobles@MiamiHerald.com
Alan Gross ha perdido 90 libras de las 250 que pesaba, está perdiendo 
sensibilidad en su pie derecho y pasó la mayor parte del verano viendo 
el béisbol cubano en la televisión.
El estadounidense arrestado hace un año por intentar facilitar de manera 
ilegal acceso a la internet a grupos judíos en Cuba mata el tiempo con 
sesiones musicales improvisadas con sus carceleros y esbozando un plan 
de recuperación económica para el país que lo ha mantenido en la cárcel 
sin acusaciones oficiales.
Gross, de 61 años, es un asesor económico y supone que Cuba podría 
beneficiarse de su ayuda.
"Lo dice en serio. A él le gustaría trabajar en eso'', dijo la esposa de 
Gross a The Miami Herald. "Yo lo describiría como un idealista, alguien 
que ha trabajado con niños, adolescentes y personas desfavorecidas en 
los países en desarrollo, y nunca ha perdido su entusiasmo por hacer eso''.
Judy Gross tiene otros planes para quien ha sido su esposo por cuatro 
décadas: traerlo de vuelta a casa, por ejemplo. La detención de su 
esposo y la pérdida del 70 por ciento de sus ingresos familiares 
obligaron a la psicoterapeuta a vender la casa en que habían vivido 
durante 22 años. Ella vive ahora en un apartamento de un cuarto en 
Washington, D.C., donde pasa las noches escribiendo cartas a personas 
como el gobernante cubano Raúl Castro y preocupándose por su hija de 26 
años, a quien se le diagnosticó recientemente un cáncer de seno.
A pesar de los llamados públicos a ponerlo en libertad y de las cartas a 
Castro --Gross y su madre también le escribieron-- el viernes se 
cumplirá un año exacto desde que este trabajador social que ha recorrido 
el mundo se encontró atrapado en un conflicto diplomático entre dos 
naciones.
El gobierno cubano rechazó recientemente la solicitud de la familia 
Gross por una liberación por razones humanitarias, e insistió en que el 
caso está siguiendo su curso como otro cualquiera.
"Esto está en la misma situación. No ha terminado todavía. Se está 
trabajando en él, y, cuando se termine, se dará res- puesta'', dijo el 
mayor general Darío Del- gado Cura en una conferenciade prensa en Cuba. 
"Esto se atiene a las leyes cubanas. No hay ningún problema. Todo está 
avanzando como está previsto''."Es un caso normal''.
Algunos han sugerido que el gobierno cubano está alargando el proceso 
para presionar a Estados Unidos a poner en libertad a cinco agentes de 
la inteligencia de Cuba que están en cárceles federales estadounidenses, 
un canje que Judy Gross considera ''confundir la gimnasia con la magnesia''.
"Ellos fueron arrestados y condenados por espionaje'', dijo ella. ''Alan 
es un rehén''.
Gross ha quedado atrapado como un peón entre dos naciones que cortaron 
sus lazos diplomáticos hace ya décadas. Su arresto parece haber 
estancado cualquier impulso que pudiera haber existido para que La 
Habana y Washington comenzaran a mejorar sus relaciones. Expertos 
afirman que Gross sirve ahora de símbolo tanto de una nación donde no 
existe el estado de derecho como de otro esfuerzo descaminado para 
promover la democracia.
Gross fue arrestado el 3 de diciembre en su hotel de La Habana al final 
de una estancia de una semana. Era un asesor contratado por la agencia 
Development Alternatives, Inc, (DAI), con sede en
Bethesda, para ayudar a llevar la internet a organizaciones judías. Pero 
los cinco viajes a Cuba de Gross fueron financiados por el programa de 
ayuda a Cuba de la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU, cuya 
misión es ayudar a promover la democracia en una isla gobernada por el 
mismo dúo de hermanos comunistas desde 1959.
O sea, desde el punto de vista de Cuba: contrarrevolución.
"Me resulta frustrante que Cuba no haya presentado acusaciones contra 
Alan Gross, pero aún más frustrante que EEUU no haya tomado medidas que 
pudieran llevar a su liberación'', dijo John McAuliff, quien dirige una 
fundación que ayudó a normalizar las relaciones con Vietnam, Laos y 
Cambodia. "El problema fundamental es el respeto mutuo y la soberanía''.
McAuliff, activista antiembargo de Nueva York que sigue el caso de 
cerca, dijo que "EEUU supone política y culturalmente que tiene el 
derecho de intervenir en otros países por el bien de ellos, y de apoyar 
nuestros propios valores cada vez que puede hacerlo impunemente''.
El gobierno cubano ha acusado a Gross de ingresar de contrabando equipos 
ilegales de comunicación vía satélite, y de ser un espía. Sea cuales 
fueran los equipos que le encontraron --funcionarios de EEUU han dicho 
que se trataba de equipos de comunicación vía satélite-- fueron 
autorizados por la aduana de Cuba.
Gross fue interrogado diariamente, en ocasiones dos veces al día, 
durante los primeros seis meses de su detención, dijo Judy Gross.
"El no hizo nada malo'', dijo ella. "Es una gran persona que puede haber 
sido un poco ingenua. El ama al pueblo cubano y no quiere hacer daño al 
pueblo cubano''.
A Gross se le ha asignado un abogado cubano en La Habana que lo visita 
semanalmente y le trae golosinas o torta. Su esposa dijo que, aunque el 
Departamento de Estado le ha expresado su apoyo, la Casa Blanca no se ha 
dirigido a ella hasta el momento.
Los cubanos están tratando de usar a Gross como un "peón'' en sus 
relaciones bilaterales, dijo un funcionario federal que habló del caso 
con la condición de conservar el anonimato, alegando la política del 
gobierno.
"Nosotros no vamos a jugar ese juego''.
DAI no quiso hablar sobre el arresto de Gross.
"DAI está profundamente disgustada por el hecho de que Alan siga 
detenido'', dijo el presidente de la directiva y presidente ejecutivo de 
DAI, James Boomgard, en una declaración. "Ahora que se acerca el 
aniversario de su detención, enviamos nuestros mejores deseos a Alan, su 
esposa Judy y sus dos hijas, y esperamos que este amante padre y esposo 
pueda reunirse pronto con su familia''.
Gross había trabajado en por lo menos 50 países, principalmente en el 
Medio Oriente y Africa, en proyectos tales como trabajar con granjeros 
de productos lácteos palestinos y en asuntos del cruce de la frontera 
del Cisjordania. El empezó a hacer viajes de trabajo hace 25 años y se 
enamoró de su labor, dijo Judy Gross.
A Gross se le permitió visitar a su esposo tres días en julio. Ella lo 
vio en el hospital militar donde está detenido.
"Yo me preparé para lo peor, pero aún así no estaba preparada'', dijo. 
''Parecía un hombre de 70 años, todo encorvado. Se veía pálido, con las 
mejillas hundidas y los hombros caídos. Arrastraba uno de los pies. Eso 
fue muy impactante''.
Aunque en general lo trataban "bastante bien'', Judy Gross dijo que a su 
esposo se le presentó un problema en un disco intervertebral que le está 
causando parálisis en una pierna. Tenía úlceras, gota y perdió 90 libras 
de peso. Cuando lo tenían encerrado en una celda, él se mantuvo en forma 
caminando en círculos una y otra vez.
"Sus cartas van de desesperanzadas, ansiosas y deprimidas a muy 
humorísticas'', dijo su esposa. ''No estoy segura por qué su estado de 
ánimo cambia tanto''.
http://www.elnuevoherald.com/2010/11/29/v-fullstory/845947/estadounidense-preso-en-cuba-pierde.html
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