Pierde impulso cabildeo contra el embargo
jtamayo@elnuevoherald.com
Mauricio Claver-Carone no canta victoria en su campaña de cabildeo para 
mantener las sanciones de Estados Unidos contra Cuba, pero está 
obviamente confiado tras los recientes abusos a los derechos humanos, el 
anunciado retiro de tres importantes congresistas partidarios de relajar 
las medidas punitivas y del arresto de un contratista norteamericano en 
la isla.
"Los que quieren levantar las sanciones incondicionalmente ya estaban en 
dificultades para conseguir los votos y todo esto ciertamente que no los 
va a ayudar'', dijo Claver-Carone, director del comité de acción 
política U.S.-Cuba Democracy.
Cuando hablaba de "todo esto'', se refería a los recientes ataques 
contra las Damas de Blanco, la muerte del encarcelado disidente Orlando 
Zapata Tamayo tras una huelga de hambre y la detención del contratista 
estadounidense Alan P. Gross desde el pasado 3 de diciembre.
Los casos de Zapata y las Damas de Blanco han provocado una lluvia de 
condenas al gobierno castrista por parte de la comunidad internacional. 
Hasta el presidente Barack Obama criticó a las autoridades cubanas la 
semana pasada, diciendo que "siguen respondiendo a las aspiraciones del 
pueblo cubano con un puño cerrado''.
Cuba calificó a Zapata como un "delincuente común'' y a las Damas de 
Blanco, que demandan la liberación de sus parientes presos, como parte 
de un a campaña de los medios de comunicación para destacar a 
"mercenarios'', financiados por Estados Unidos, que sólo quieren 
derrocar el sistema comunista.
Pero un editorial del Washington Post el viernes exhortó al Congreso a 
liberar rápidamente los $20 millones para programas a favor de la 
democracia en la isla. "Este no es el momento para que estados Unidos 
esté reteniendo el apoyo a los valientes disidentes cubanos'', dijo.
Algunos de los que defienden el relajamiento de las sanciones están de 
acuerdo en que los recientes acontecimientos han perjudicado su causa.
"Es probable que haga las cosas un poco más difíciles'', dijo Phil 
Peters, un experto en Cuba en Instituto Lexington, un grupo de análisis 
en Virginia. "Puede que haya congresistas en el medio (de la discusión 
sobre las sanciones) que vean esto y simplemente retrocedan''.
Un activista opuesto a las sanciones comparó el esfuerzo para relajar la 
política de Estados Unidos hacia Cuba con una papa caliente, que cada 
vez menos gente quiere manipular en la medida en que se calienta más.
"Es políticamente cada vez más difícil tratar con Cuba cuando su 
gobierno hace este tipo de cosas'', dijo el activista, que pidió 
anonimidad para evitar socavar su causa.
Pero la causa ya había sido duramente golpeada cuando tres de los más 
importantes congresistas demócratas partidarios de levantar las 
restricciones de los viajes de Estados Unidos a Cuba anunciaron que no 
piensan buscar la reelección: el representante Bill Delahunt y los 
senadores Christopher Dodd y Byron Dorgan.
A esto se suma el descontento en Washngton por el arresto de Gross 
--todavía detenido aunque no se han presentado cargos-- mientras 
entregaba equipos de comunicaciones por satélite a la minúscula 
comunidad judía en Cuba.
La semana pasada, 41 miembros del Congreso firmaron una carta dirigida 
al jefe de la misión de Cuba en Washington, Jorge Bolaños, diciendo que 
la detención de Gross había provocado "gran consternación'' entre los 
funcionarios estadounidenses "incluyendo miembros demócratas y 
republicanos del Congreso, liberales o conservadores''.
"Ha hecho que muchos de nosotros dudemos del deseo, expresamente 
manifestado por su gobierno, de mejorar las relaciones con Estados 
Unidos. En ese sentido no podemos ayudar mientras el señor Gross esté 
detenido'', advirtieron los miembros del Congreso.
La carta fue firmada por el congresista de Gross, el representante Chris 
Van Hollen, de Maryland, el poderoso presidente de la Comisión Demócrata 
de Campaña Congresional, y por el líder de la mayoría de la Cámara, 
Steny Hoyer. Varios de los signatarios han apoyado anteriormente el 
relajamiento de las sanciones contra Cuba, dijo Claver-Carone.
Y un proyecto de ley largamente paralizado que levantaría todas las 
restricciones de viajes a Cuba todavía no se ha puesto a votación en la 
Comisión de Agricultura de la Cámara aunque fue presentada por el 
presidente de la comisión, Collin C. Peterson, quien todavía está 
buscando los votos necesarios para aprobar la medida, según dijeron 
funcionarios del Congreso.
"Todavía tienen cuatro meses para aprobarla'' antes de que el Congreso 
detenga sus funciones para las campaña de reelección en noviembre, dijo 
Claver-Carone. "Pero si estaban trabados antes, ciertamente que no están 
avanzando ahora''.
Los que respaldan relajar las sanciones contra Cuba siguen alegando, sin 
embargo, que tras cinco décadas de políticas agresivas que no han 
producido cambios en La Habana, es hora de cambiar y entrar en contacto 
con el gobierno de la isla en tantos frentes como sea posible.
Añaden que con mejores relaciones bilaterales, el gobierno de Estados 
Unidos pudiera influir en el frente de los derechos humanos, y el 
gobierno cubano no pudiera alegar que tiene que reprimir a la disidencia 
debido a la hostilidad de Washington.
"El Congreso no se hace ninguna ilusión sobre la naturaleza del gobierno 
cubano'', dijo Peters. "Pero quieren abrirse precisamente porque es la 
política correcta hacia un gobierno represivo, una posición desde la que 
se puede presionar más en asuntos de derechos humanos''.
"Usted pudiera alegar que, debido a la situación de los derechos 
humanos, nosotros deberíamos ser más duros con Cuba. Yo diría que esa es 
precisamente la razón por la que deberíamos tener más contacto con 
ellos'', añadió Anya Landau-Frenchm, directora de la U.S.-Cuba Policy 
Initiative en la New American Foundation en Washington. "Frente a 
semejante adversidad, hay que tratar de ayudar al pueblo cubano más bien 
que aislarlo''.
Robert Pastor, que fuera el hombre de Cuba del presidente Jimmy Carter, 
está de acuerdo. Durante el gobierno de Carter, todos los 
estadounidenses podían viajar a Cuba y los dos gobiernos establecieron 
misiones diplomáticas en sus repectivas capitales.
La política de Estados Unidos debe condenar las violaciones de los 
derechos humanos en Cuba al mismo tiempo que mantener un estrecho 
contacto con el gobierno de la isla para promover sus intereses, dijo 
Pastor, que ahora es profesor de Relaciones Internacionales en la 
American University.
Pero también reconoció que sería muy difícil lograr algo así.
"Necesitaría una heroica serie de decisiones para realmente cambiar la 
política de Estados Unidos en formas que pudieran tener mucha mayor 
influencia sobre la democracia en Cuba'', dijo Pastor. "Cambiar la 
actual política sería muy difícil, y no hay incentivos para hacerlo''.
http://www.miamiherald.com/2010/03/28/v-fullstory/1551268/acontecimientos-en-cuba-enfrian.html
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