La opositora cubana Martha Beatriz Roque recuerda a Orlando Zapata
Iván García y Laritza Diversent | La Habana
Actualizado domingo 28/02/2010 13:13 horas
La tarde del sábado 27 febrero, La Habana lucia desaliñada. Una lluvia
persistente enlodaba las deterioradas calles del barrio de Santo Suárez,
en el municipio 10 de octubre. El cielo color ratón le daba un toque de
tristeza a la ciudad.
Cerca de las tres de la tarde, Laritza y yo llegamos a casa de la
opositora Martha Beatriz Roque Cabello, economista de 64 años, una mujer
de cara regordeta y ojeras profundas. Roque Cabello vive en un estrecho
pasillo interior. Justo frente a su puerta, agentes de la policía
política han colocado un dibujo de Fidel Castro, de gran tamaño,
empotrado en una pared grisácea y descascarada por el tiempo.
En su mínima sala nos recibió la veterana disidente. Una de las más
activas voces del cambio en Cuba. Ha tenido que pagar un alto precio por
oponerse al gobierno de Castro. Innumerables detenciones y maltratos. En
dos ocasiones sancionada a pasar largos años en prisión.
La última vez que visitó la cárcel de mujeres Manto Negro, en el poblado
del Guatao, fue justamente el 20 marzo de 2003, en la llamada primavera
negra. Por una licencia extrapenal, debido a un rosario de achaques y a
la presión del mundo civilizado, el régimen de los hermanos Castro tuvo
que ceder y liberarla.
"Estoy molida, después del viaje extenuante de 24 horas sin dormir al
poblado de Banes, donde asistí al entierro de Orlando Zapata Tamayo",
comenta Martha, quien viste un vestido de andar en casa.
Según Roque, Cabello, el pueblo de Banes estaba tomado por fuerzas de la
Seguridad del Estado. "Aquello parecía una plaza militar, había decenas
de altos oficiales, temerosos y a la expectativa. Reina Tamayo, la madre
del opositor que perdió la vida debido a una prolongada huelga de
hambre, reside en una pobre choza de concreto. Caminar por las calles
llenas de baches del mísero caserío fue casi una aventura". Y nos sigue
contando.
"Había un cordón de militares y miembros de la policía política. El
clima era tenso, se podía cortar con un cuchillo. En la sala de la
vivienda se encontraba el cadáver de Tamayo, un grupo de disidentes y
Damas de Blanco. Le colocamos una bandera al féretro", recuerda con voz
serena.
Martha Beatriz Roque Cabello entorna los ojos y medita. "Fue allá por el
año 2002, cuando conocí a Orlando Zapata Tamayo. Era un muchacho muy
humilde, respetuoso y disciplinado. Había que sacarle las palabras a la
fuerza. En diciembre del 2002, fue detenido por participar en un acto de
protesta en la barriada de Lawton, organizado por el doctor Oscar Elías
Biscet".
Y añade: "En los primeros días de enero de 2003, casi en la víspera de
la primavera negra, visitó mi casa y agradeció el apoyo personal que le
había dado y también el de nuestro grupo, la Asamblea para Promover la
Sociedad Civil. Zapata no tenía deseo de protagonismo, no deseaba
marcharse de su país, era un simple peón de albañil que sentía que su
patria necesitaba cambios a gritos", dice con vehemencia.
Martha atiende una llamada telefónica y luego retoma el diálogo. "En
marzo del 2003 un grupo de opositores de nuestro grupo, inició un ayuno
en la casa de Marieta, esposa del extinto opositor Jesús Yanes
Pelletier, en la calle Humboldt, Vedado. Orlando Zapata Tamayo participó
con nosotros. Recuerdo que fue en ese ayuno donde charlé ampliamente con
él, me contó su vida miserable, su niñez repleta de carencias materiales
y sus ilusiones. Era una persona simple con una idea fija en su mente:
que Cuba mudara hacia la democracia", dice en voz baja.
Una de las principales líderes de la disidencia cubana, sigue contándonos:
"El 20 de marzo del 2003 a Orlando lo detienen junto a otros 86
opositores. En un principio, el gobierno de Fidel Castro detuvo esa
cantidad de personas, luego, supongo que para redondear los números, y
las cifras cuadraran, es decir 15 presos disidentes por cada uno de los
5 espías encarcelados en Estados Unidos, es que se rebajó a 75 la
cantidad de arrestados. Zapata estuvo unos días en una celda. Un par de
semanas después lo liberan. Y a los pocos días, en un acto de protesta
que hizo en el Parque Central habanero, a favor de la libertad de los 75
disidentes arrestados, fue detenido y juzgado por desacato a 3 años en
prisión. Ahí comenzó su calvario, el principio del fin para este humilde
mestizo holguinero".
"De los tres años iniciales, por diferentes protestas y quejas, le
celebran varios juicios donde lo acusan de desórdenes en la prisión y su
sanción se estira hasta los 43 años. Después el tribunal hace una
sanción conjunta y se queda en 32 años de privación de la libertad. En
todas las cárceles donde estuvo Orlando Tamayo Zapata, fue torturado y
golpeado brutalmente por las autoridades de la prisión. Recuerdo que en
uno de los juicios que se le celebró, llegó con la boca amordazada,
esposado y con grilletes en los pies. Durante su fatídica huelga de
hambre los militares del penal lo tuvieron 18 días sin darle agua, no
fue un accidente o un acto suicida, fue un crimen", sentencia Marta
Beatriz indignada.
Coge el diario Granma del 27 de febrero y con sus dedos finos señala el
artículo del periodista Enrique Ubieta:
"Además de mentir sin sonrojo, en su escrito hay muchas incongruencias.
Para intentar denigrar a Zapata Tamayo, intenta fabricarle un historial
de delincuente peligroso. Sin embargo, es una contradicción evidente,
pues según Ubieta fue juzgado 3 veces por supuesto delitos graves en el
año 2000, pero ya a finales del 2001 estaba libre. Si no hay mala leche,
entonces Ubieta miente y los delitos no debieron ser tan graves", señala
Marta.
Y agrega que para el gobierno de los Castro es inadmisible que una
persona que haya tenido delitos comunes tenga derecho de reclamar
cambios políticos.
"En sus reclamos, en la huelga de hambre que se extendió a 86 días,
Orlando sólo pedía una comida decente cocinada por su madre, tener agua
y la libertad de los presos políticos. Al parecer para el gobierno estas
demandas eran exageradas. Entonces tendrán que aguantar el chaparrón de
protestas en el planeta y el dedo acusador de los medios de todo el
mundo. Aún es temprano para sacar lecciones de la muerte de Zapata
Tamayo. De momento, otros 7 presos de conciencia han iniciado huelgas de
hambre y el periodista Guillermo Fariñas, quien reside en la ciudad de
Santa Clara, un hombre que su cuerpo se ha debilitado por anteriores
huelgas de hambre, si él y los demás no desisten, podrían aumentar las
malas noticia para el régimen", finaliza Martha Beatriz Roque Cabello,
quien promete que la disidencia interna no se quedará cruzada de brazos.
El gobierno de los hermanos Castro podrá creer que tiene la razón, que
nada debe ser cambiado en Cuba, que todo marcha bien y que su pueblo es
feliz; pero no debe ser fácil dormir con la conciencia tranquila, cuando
en su país un hombre perdió la vida por reclamar un manojo de derechos
durante los siete años que estuvo encarcelado.
El asunto no es de ideología es de humanidad. Al menos, así lo creen
muchos cubanos en la isla.
La opositora cubana Martha Beatriz Roque recuerda a Orlando Zapata |
Cuba | elmundo.es (1 March 2010)
http://www.elmundo.es/america/2010/02/28/cuba/1267380812.html
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