publicado: lunes, 1 de marzo de 2010
por Jorge Morejón
Miedo. Esa es la palabra que con mayor claridad define la decisión de
las autoridades cubanas a no asistir a los Juegos Centroamericanos y del
Caribe que se celebrarán en Mayagüez, Puerto Rico.
El vallista mundial Dayron Robles será uno de los afectados por no ir a
Mayagüez
Miedo a que se produzca una estampida masiva de atletas y entrenadores,
muy superior a la ocurrida en los Juegos de Ponce, también en Puerto
Rico, en 1993.
En aquella ocasión más de 20 integrantes de la delegación desertaron,
cuando aún no muchos se aventuraban.
Pero 17 años después, los deportistas cubanos se han quitado la venda de
los ojos y saben cuál es su valor en el deporte profesional.
Y quienes no logren hacer el grado, también se darán cuenta de que el
paso vale la pena por el simple hecho de ser hombres y mujeres libres,
dueños de su propio destino.
Pero el gobierno de La Habana tiene Miedo. Y por ese Miedo no le importó
pasar por encima de la hermandad histórica que une a Cuba y Puerto Rico.
No valieron los versos de la poetisa boricua Lola Rodríguez de Tió:
"Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas".
Todos saben que unos Juegos Centroamericanos y del Caribe sin Cuba son
como un arroz con pollo... sin pollo, sin pretender con esto
menospreciar al resto de los concursantes.
Pero eso no se le hace a los hermanos. Harto es sabido los esfuerzos que
implica organizar unos juegos como estos, el evento regional
multidisciplinario más antiguo del mundo para países de escasos recursos.
Y ahora, el que se suponía sería el principal animador de la fiesta,
anuncia que no va. Y todo por Miedo.
Por eso empezaron a poner exigencias cada vez más difíciles de cumplir.
Para justificar una decisión que era, parafraseando a Gabriel García
Márquez, la "crónica de una ausencia anunciada".
Si Cuba supuestamente enviaría a unos 300 atletas, ¿para qué llevar una
delegación completa de 888 personas? Eso es inadmisible para cualquier
país organizador, que está obligado a economizar al máximo los pocos
recursos con los que cuenta.
La respuesta: Miedo.
Y ahí mismo se agarraron las autoridades cubanas para aprovechar y
decidir ausentarse, aunque con ello pasaron por encima de sus propios
deportistas, a quienes los privaron de la posibilidad, quizás única en
algunas disciplinas, de competir en el extranjero.
Pero eso no es nuevo. Teófilo Stevenson pudo haber sido el único
boxeador en la historia con cuatro coronas olímpicas, tras sus triunfos
en los pesos completos en Munich '72, Montreal '76 y Moscú '80.
Pero en Los Angeles '84, La Habana tuvo que acatar las órdenes del amo
soviético y se sumó al boicot de la mayoría de los satélites de Europa
del Este, truncándole las posibilidades a Stevenson y a otros muchos
atletas.
Pero pudo más el Miedo. Y no sólo a las deserciones.
Es también Miedo a mostrar las flaquezas de un deporte que es reflejo de
una sociedad decadente, que ha perdido la hegemonía que ostentaba hace
unos años, cuando el movimiento atlético era una de las banderas
ideológicas de aquel sistema obsoleto.
Pero, bueno, ellos se lo pierden. La fiesta se hará de todos modos. Con
su ausencia, Cuba renunció, entre otras cosas, a uno de los pocos
títulos que le quedaba a su selección de béisbol.
Aunque, a diferencia de otros torneos en los que perdieron contra
rivales de gran calidad, esta vez fueron vencidos por su propio Miedo.
Miedo - Blog de Jorge Morejón - ESPN Deportes (1 March 2010)
http://espndeportes.espn.go.com/blogs/index?entryID=979463&name=jorge_morejon
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