Martes, 30 de Marzo de 2010 12:13 Patricia Grogg - La Habana - IPS
Los anunciados cambios para mejorar la economía de Cuba van a un ritmo 
que no satisface las expectativas de la población y parecen haber 
quedado enmarañados bajo el peso de la crisis financiera internacional y 
las dificultades internas para afrontarla. Economistas coinciden en que 
las transformaciones adoptadas hasta ahora, algunas desde la esfera 
institucional y otras con un carácter más estructural, no cubren todas 
las necesidades del país ni representan una modificación substancial del 
modelo económico cubano. "Qué pasa con los cambios es la pregunta que 
siempre nos hacen colegas de otros países", comentó a IPS un académico 
que pidió no ser identificado. En su opinión, la economía requiere 
eliminar una serie de restricciones y liberar las fuerzas productivas, 
pero las autoridades no se muestran dispuestas a apurar el paso.
El propio presidente de Cuba, Raúl Castro, alimentó las esperanzas 
cuando en julio de 2007 anunció que habría "que introducir los cambios 
estructurales y de conceptos que resulten necesarios" para hacer 
producir más la tierra, luego de reconocer que la alimentación y bajos 
salarios figuran entre las principales preocupaciones de la gente.
Tras pasar desde la presidencia interina, en reemplazo de su hermano 
Fidel Castro, al ejercicio pleno del cargo en febrero de 2008, una de 
sus medidas más importantes en el campo de las reformas estructurales 
fue ofrecer tierras ociosas en usufructo a personas del sector privado y 
cooperativo.
Hasta fines del pasado año se habían entregado a más de 100.000 
beneficiados un total de 920.000 hectáreas, que equivalen a 54 por 
ciento de las áreas aptas y sin cultivar del país. Pero el proceso 
marcha lento y con dificultades, en parte por el "exceso de papeleo y 
burocracia" y la falta de medios de labranza, según investigadores.
"Se ha cambiado la propiedad, pero no se ha permitido un entorno de 
mercado para la adquisición de insumos, equipamiento o tecnología, para 
financiamiento, la compra de divisas y la comercialización final", 
comentó el economista cubano Pável Vidal en un artículo sobre el tema.
Vidal y otros expertos coinciden en que uno de los elementos 
fundamentales que conspira contra los resultados agrícolas es el control 
estatal de la comercialización final y la forma ineficaz en que ésta se 
ha llevado a la práctica mediante la empresa estatal nacional Acopio.
Ese mecanismo centralizado de comercialización establece a los 
productores el compromiso de entrega al Estado de hasta 70 por ciento de 
la producción a precios excesivamente bajos, dejando en algunos casos 
sólo 30 por ciento para su comercialización en los mercados agropecuarios.
Durante sus dos años de mandato, Raúl Castro también eliminó las 
restricciones para que residentes cubanos puedan alojarse en hoteles 
reservados al turismo internacional y tengan acceso a la telefonía móvil.
Casi simultáneamente se abrió el mercado estatal a la venta de artículos 
cuya importación y comercialización interna estaba prohibida a particulares.
Esa medida benefició especialmente a sectores de mayores ingresos y en 
divisa libremente convertible. "Sin embargo, el desarrollo del mercado 
interno puede terminar favoreciendo a la economía nacional al impulsar 
la producción y el empleo", escribió Vidal.
Según algunos testimonios, experiencias locales de libre 
comercialización están dejando buenos resultados y podrían ampliarse 
este año.
"Se mantienen como los mercados de consumo con mayores regulaciones los 
relacionados con la compra-venta de casas y automóviles", indicó Vidal 
en su artículo.
Es que "han corrido rumores sobre la modificación de estas regulaciones, 
pero hasta la fecha no hay ningún cambio", añadió.
En materia de empleo se avanzó muy poco, pese a la vigencia de una 
resolución que puso en marcha el sistema de pago por resultados y 
eliminó el techo salarial para que los ingresos de los trabajadores 
dependan directamente de la productividad y el desempeño individual.
No ha tenido mejor suerte la disposición sobre el pluriempleo, que 
permite la contratación formal de una persona en más de un puesto. El 
contexto externo e interno no favorecen estas políticas de 
flexibilización, que parecen estar fuera de lugar en medio de la 
centralización y baja autonomía empresarial.
Por otra parte, la crisis económica afecta el funcionamiento, las 
disponibilidades de insumos y, en sentido general, la rentabilidad de 
las compañías. En períodos de recesión "aparecen nuevas dificultades en 
las empresas para disponer de rentabilidades positivas que les sirvan 
como sustento del nuevo sistema salarial", indicó el especialista.
Según fuentes oficiales, Cuba continúa afrontando dificultades para 
acceder al financiamiento internacional, situación agravada por la 
reducción de los precios de sus principales productos de exportación. 
Ese impacto de la crisis global obligó al país a reducir en 37 por 
ciento sus compras el año pasado.
La iliquidez llevó además a la falta de pago de deudas y a la retención 
de fondos en cuentas bancarias de socios extranjeros con negocios en la 
isla. Sin embargo, en una reunión en La Habana, realizada a mediados de 
este mes, empresarios españoles recibieron seguridades de que Cuba 
cumplirá sus compromisos.
"No es un secreto que la situación que afrontamos con las retenciones en 
bancos se han ido aliviando en los últimos meses y puedo asegurarles que 
se trabaja de manera permanente en la solución de este problema", dijo 
el ministro de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras, Rodrigo 
Malmierca.
España es el tercer socio comercial de Cuba, después de Venezuela y 
China. Pequeñas y medianas empresas de esa nación europea se han visto 
particularmente afectados por esos problemas financieros."
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