Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Siempre aprendemos con las
vivencias de quienes salen fuera del país, regresen o no; cómo asumen el
reto de ser aceptados por una sociedad ajena y muy diferente. Puedo
entender que para algunos cubanos residentes en el exterior, pasar de
las restricciones al consumismo es una asignatura nueva que exige empeño
y laboriosidad. Tengo familiares y amigos que visitan la isla una o dos
veces al año, según sus posibilidades, pero hasta ahora ninguno me ha
planteado regresar definitivamente a Cuba.
La mayoría coincide en que en Cuba las condiciones de vida están peor
que cuando se fueron, una encarecida oferta y demanda de productos y
servicios en moneda convertible, permanentemente contrariada por
salarios mensuales que apenas alcanzan para la semana. En resumen, Cuba
es un "paraíso terrenal" mientras haya pasajes de ida y vuelta. Ahora,
si el asunto es espantarse por segunda vez el cable que nos propone el
comunismo, mejor dejar los sentimentalismos a un lado.
Alrededor de 400 cubanos residentes en el exterior decidieron, a título
personal y con los gastos pagos, remar hacia atrás. Por suerte para
ellos el pasaje de regreso hacia el viejo continente o los Estados
Unidos estuvo garantizado. De momento les asistió el compromiso con la
dictadura de congregarse en La Habana, en franca oposición al embargo
norteamericano y en apoyo a la liberación de los cinco espías
prisioneros en cárceles enemigas, también en defensa de la "identidad
nacional y los vínculos con la patria".
En un primer encuentro del canciller cubano Bruno Rodríguez con los
exiliados cubanos, efectuado el miércoles 27 de enero en el Palacio de
las Convenciones de la capital, el ministro dijo: "Se ha pretendido
convertir a los emigrados en refugiados políticos que huyen en busca de
la libertad". Si de Cuba no se escapa en busca de libertad económica o
política, entonces doy por sentado que los cubanos invitados al evento
simularon huir de esa forma. Por eso los califico como colonos del
comunismo, aunque desembarquen procedentes de Tenerife o Nápoles, con
tarjeta Master Card, y actúen como empresarios buenos en esta otra
película.
No me sorprende que hayan dejado sus placeres de weekend, sus negocios a
buen resguardo y sus autos pagando estadía en los aeropuertos de Miami o
Madrid. Vaya paradoja la de huir del monstruo, luego regresar a él y
confraternizar con sus entrañas.
El simple hecho, no tan simple desde otras aristas, de prestarse al
juego mañoso de la dictadura, los hace participes de sus planes y
acciones secretas. Pero el buen entendedor, con las palabras del apóstol
José Martí, comprenderá lo que digo, en silencio ha tenido y tiene que
ser, "porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas".
Siento que los cubanos emigrados dignos, aquellos que el régimen
desterró, confiscándoles hasta el cepillo de dientes, y luego tildó de
gusanos, nunca enfilarían proa hacia el palacete de las Convenciones.
Es posible que por estos días quede algún colono del comunismo en la
isla, aportándole dólares a la dictadura mientras disfruta de giras
turísticas programadas por la Oficina del Historiador de La Habana, el
Complejo Morro-Cabaña o la playa de Varadero, sitios que le estaban
vedados en su época de proletario.
Al final cargaron sus ordenadores portátiles de "aliento revolucionario"
y se agenciaron la medalla por el deber cumplido y el que está por
cumplir. Ya se los recalcó el presidente de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, Ricardo Alarcón de Quezada: "La patria vivirá siempre en
cualquier lugar donde haya un patriota dispuesto a vivir y morir por ella".
Nada, por suerte saben remar en ambas direcciones, y emprender el
regreso es lo más sensato. El horno no está para pastelitos en moneda
nacional.
Noticias/Cuba_Remar en ambas direcciones (1 February 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/01_C_1.html
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