2010-02-01.
Elías Amor, Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- El diario Granma se ha hecho eco, en dos 
reportajes sucesivos, de las buenas perspectivas de producción que se 
han obtenido en dos cooperativas de créditos y servicios, CCS, una 
especializada en la producción de arroz, la otra en lácteos.
La noticia no deja de ser una novedad. Históricamente, el régimen 
comunista cubano a través de su vocero oficial siempre ha prodigado 
estadísticas de los "éxitos" de producción en las granjas del Estado y 
los pretendidos "logros" de las reformas agrarias. Todo ello, falso. La 
realidad es que la producción en las granjas estatales siempre ha sido 
muy deficiente, mal organizada y sin incentivos, incapaz de alimentar a 
la población y de generar los recursos que, en otras estructuras, como 
las CCS se obtienen muy por encima.
Las CCS vienen a ocupar uno de los pequeños espacios de actividad 
económica privada que permite el totalitarismo comunista en Cuba, y por 
ello, se encuentran muy controladas e intervenidas por el gobierno, en 
el ámbito de la economía cubana. Se definen en la legislación como 
asociaciones voluntarias de pequeños agricultores, con personalidad 
jurídica propia, que tienen la propiedad o el usufructo de las tierras y 
de los medios de producción, así como del resultado de su actividad.
Es un modelo de cooperativa agraria por medio del que se canaliza la 
ayuda estatal técnica, financiera y material (con la que se ejerce el 
control) para aumentar la producción y mejorar la comercialización. El 
carácter colectivo que poseen, no solo aparece como un aspecto positivo 
en el uso común de las precarias facilidades del medio rural cubano 
(riego, instalaciones, servicios, tramitación de créditos) sino que 
refuerza el carácter privado de las fincas y de las producciones obtenidas.
*El hecho de que estas CCS estén mostrando niveles de eficacia y 
productividad muy superiores al de otras fórmulas de explotación como 
las granjas estatales, es una buena noticia.
Es lo sucedido en la CCS "Manuel Ascunce Doménech", que especializada en 
la producción de arroz obtuvo el pasado año 9.779 toneladas de ese 
producto. Esta CCS está integrada por 217 asociados que poseen 2.500 
hectáreas de tierra al sur de Camagüey, parte de las cuáles fueron 
entregadas en 2009 dentro de la política de reparto de tierras en 
usufructo, al haber estado abandonadas por su anterior propietario el 
Estado en el Complejo agroindustrial Ruta Invasora.
La otra CCS pertenece al sector lácteo. Se trata de la cooperativa 
Camilo Cienfuegos del municipio de Rodas en Camagüey, integrada por 135 
ganaderos independientes, y que según Granma ha permitido en 2009 
ahorrar la importación de 1.300 toneladas de leche en polvo. Esta CCS 
alcanzó durante el ejercicio 820.000 litros realizando una distribución 
prácticamente local a comercios próximos que distribuyen los productos a 
la población. Según los responsables de esta CCS el éxito obtenido 
responde, en gran medida, a la entrega de tierras en usufructo 
respaldada por el Decreto Ley 259.
Es evidente que el desarrollo y consolidación de estas organizaciones 
que ocupan los pequeños espacios que deja el castrismo para la actividad 
privada son el motor de la economía cubana. De paso, los éxitos 
productivos justifican la política de entrega de tierras emprendida por 
Raúl Castro, que sigue siendo de efectos muy limitados y a cuenta gotas.
La pregunta que surge es muy clara, a la vista de estos datos: ¿Cuándo 
se van a dar cuenta las autoridades de que la única vía para dar de 
comer a todos los cubanos es la potenciación de la iniciativa privada? 
Las CCS, integradas por agricultores independientes propietarios de su 
tierra, son un buen ejemplo de que es necesario introducir el mercado y 
los derechos de propiedad en la agricultura cubana para salir de la 
crisis estructural de un régimen ineficiente por naturaleza.
Existe campo de sobra para potenciar estas estructuras. Si se analiza la 
distribución de las tierras en Cuba, según datos de la Oficina Nacional 
de Estadística, de los 11 millones de hectáreas, el 60% pertenecen a la 
propiedad estatal, y sólo 1,4 millones se atribuyen a las CCS, menos del 
10%. Una diferencia que no es tal cuando se analiza la superficie en 
cultivo que, de un total de de 6,6 millones, la relación entre las del 
Estado 2,4 y las de las CCS 1,2 pone de manifiesto los distintos niveles 
de eficiencia y aprovechamiento productivo. Si Raúl Castro quiere 
promover una agricultura competitiva y productiva, tiene que trasvasar 
más tierra del ineficiente Estado a la propiedad privada. Lo sabe, pero 
tiene miedo. ¿Miedo a qué o a quién?
Que Granma empiece a valorar de forma positiva los éxitos productivos y 
la eficiencia de estas cooperativas es una buena noticia. En la medida 
que suponen recuperar los valores de la propiedad privada, la eficiencia 
y la productividad, en Cuba se puede comprobar la diferencia en los 
modelos de gestión público y privado, y perder ese miedo paranoico al 
desarrollo de la economía de mercado, competitiva y eficiente, verdadera 
esencia del "bloqueo".
LAS COOPERATIVAS DE CRÉDITOS Y SERVICIOS: UNA APUESTA POR EL FUTURO - 
Misceláneas de Cuba (1 February 2010)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=25397
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