Cinismo presidencial latinoamericano
By RICARDO TROTTI
Ciertos gobiernos latinoamericanos no cesan de exhibir una ambigüedad 
cínica cuando les toca definirse en el ámbito de la democracia. Esta 
semana desistieron de invitar a Honduras a la cumbre presidencial en 
Cancún porque el golpe de Estado era incompatible con los objetivos 
democráticos del encuentro, pero sin ningún escrúpulo recibieron con 
grandes abrazos a Cuba con sus 51 años de sangrienta dictadura y a 
Venezuela con los 11 de progresivo autoritarismo.
Mientras Raúl Castro y Hugo Chávez distraían con amañados discursos 
antiimperialistas a una audiencia de colegas impávidos, en Cuba el 
gobierno dejaba morir al disidente Orlando Zapata tras una huelga de 
hambre de 83 días con la que buscaba reconocimiento como ``preso de 
conciencia''; y Venezuela recibía un severo informe sobre violación a 
las libertades individuales, elaborado por la Comisión Interamericana de 
Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.
La muerte de Zapata concitó la repulsa inmediata de Estados Unidos, de 
la Comunidad Europea, en particular de Francia y España. En cambio, los 
presidentes latinoamericanos optaron por el silencio. El brasileño Luiz 
Inácio Lula da Silva, por hallarse de visita en La Habana, fue 
presionado a pronunciarse, pero su tímido lamento hipócrita se sumó al 
cinismo de su par cubano, quien insólitamente recriminó a EEUU por el 
incidente, objetando que en Cuba no existen torturados ni presos 
políticos, ``como en Guantánamo''.
El paso de Lula da Silva por Cuba fue lamentable. No porque se retrató 
junto al ``trofeo mayor'' de la dictadura como ya lo hizo una docena de 
presidentes latinoamericanos, sino por su reiterada torpeza en 
desconocer la existencia de una disidencia con más de 200 presos 
políticos que el gobierno no puede ya ocultar, y más de 50 opositores a 
los que detuvo o forzó a permanecer en sus casas para evitar protestas 
públicas o que asistan al entierro de Zapata.
Chávez pavoneó su habitual cinismo en la Cumbre de Cancún. Junto a otros 
líderes del Alba, aprovechó para tirar loas a la futura Comunidad 
Latinoamericana y del Caribe, con un dejo de sarcasmo por la exclusión 
de EEUU y Canadá, países que lejos de reprochar el gesto, alabaron que 
haya un nuevo foro donde limar asperezas, buscar unidad y cooperación.
Su intención también fue seguir desacreditando a la OEA y a la CIDH, a 
la que aborrece por ser la caja de resonancia donde llegan los 
venezolanos a denunciar y buscar la justicia que no encuentran en los 
tribunales de su país.
Los informes de la CIDH de todos los años le incomodan, pero por el de 
esta semana, al que llamó ``basura'', amenazó con renunciar a la 
organización. Claro que es sólo una jugada retórica, porque si la OEA 
fuera menos débil, antes que su renuncia, correspondería que Venezuela 
sea expulsada, sancionada y aislada, como sucedió con Cuba y 
recientemente con Honduras.
El documento de más de 300 páginas no sorprende con denuncias nuevas, 
pero su valor radica en que esquematiza las violaciones, dentro de un 
marco de impunidad profunda, falta de independencia judicial y serias 
restricciones de asociación y de expresión.
El informe es un rosario de atropellos. Denuncia la inhabilitación de 
260 candidatos opositores; la inexistencia de concursos públicos para 
cargos judiciales; el procesamiento penal de 2,200 personas por 
manifestarse en público; cierre de medios de comunicación; excesivo uso 
de fuerza estatal; existencia de grupos paramilitares y galopante 
inseguridad ciudadana.
o significativo es que la muerte de Zapata y el informe de la CIDH 
corporizan violaciones sistemáticas a los derechos humanos, permitiendo 
que se comprenda la gravedad que atraviesan ciudadanos en ambos países. 
De esta forma, se evita que caigamos en la superficialidad de la 
sarcástica retórica de micrófono, con la que los líderes nos regalan 
epítetos divertidos que sólo sirven de comidilla en las redes sociales o 
de ringtones de celulares, como el ``sea varón'', ``vete al carajo'', 
``por qué no te callas'' o el ``aquí huele a azufre''.
Es condenable que haya presos políticos y perseguidos en nuestra América 
Latina, pero es tan reprobable como nefasto, que haya gobiernos que 
finjan que estos crímenes no existen. De continuar este cinismo e 
hipocresía, nuestro continente flaqueará en credibilidad y en promover 
verdadera democracia.
RICARDO TROTTI: Cinismo presidencial latinoamericano - Opinión - 
ElNuevoHerald.com (28 February 2010)
http://www.elnuevoherald.com/2010/02/28/664525/ricardo-trotti-cinismo-presidencial.html
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