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Wednesday, December 02, 2009

La tragedia de los rebaños ciegos

Política
La tragedia de los rebaños ciegos

¿Estarán, dentro de unos años, orgullosos de su comportamiento los
jóvenes que participaron en el mitin de repudio a Reinaldo Escobar?

Arturo López Levy, Taipei | 30/11/2009

Seguidores del régimen rodean al periodista Reinaldo Escobar durante el
mitin de repudio en su contra. La Habana, 20 de noviembre de 2009. (AP)

Seguidores del régimen rodean al periodista Reinaldo Escobar durante el
mitin de repudio en su contra. La Habana, 20 de noviembre de 2009. (AP)

El mitin de repudio del viernes 20 de noviembre contra el periodista
Reinaldo Escobar me recordó la obra de Cai Guo-Qiang, uno de los
artistas chinos contemporáneos más reconocidos. En su pieza De Cabeza
(Head on), Cai esculpió una jauría de 99 lobos de talla natural,
avanzando cuesta arriba en un arco fiero de coraje, disciplina colectiva
y poder. Al final, los lobos se estrellan contra un muro transparente
del ancho y alto del de Berlín.

Con De Cabeza, Cai, quien apenas adolescente formó parte de la
maquinaria propagandística maoísta durante la Revolución Cultural,
reflexionó sobre la tragedia de las muchedumbres aguerridas, marchando
hacia metas colectivistas, sin reparar en otra individualidad que la de
sus líderes. Los lobos retorcidos en el suelo tras chocar con el muro
transparente, expresan la infertilidad de la acción no pensada
individualmente.

Según declaraciones del propio Cai, De Cabeza alerta sobre la capacidad
humana para equivocarse, a manera de rebaño ciego, repitiendo los mismos
errores una y otra vez. Es su cohesión de manada lo que transforma a los
lobos en una fuerza formidable, llevándolos luego a la autodestrucción.

Lo ocurrido en la esquina de G y 23 es una vergüenza. Los empujones a
Escobar con gritos de "Esta calle es de Fidel" o "Pin pon fuera" no son
argumentos de izquierda. No son argumentos. Los seguidores del Partido
Comunista deben pensar en el daño que hacen a su causa al actuar como
jauría. Escobar no estaba pidiendo debatir con el presidente de la
República o un diputado, sino con otro ciudadano. Las calles no tienen
dueño.

Muchos de los participantes en el tumulto fueron jóvenes, estudiantes
universitarios. ¿Para qué leen libros si resuelven todo declarándose
incondicionales a sus líderes y, por tanto, incapaces de razonar? Si
esos estudiantes pensaban que Escobar está en contubernio con la
política de Estados Unidos, o que no ocurrió la golpiza que su esposa
denunció, ¿por qué no entablaron un debate ciudadano y expusieron sus
argumentos que, como es lógico, no tenían que limitarse a lo que Escobar
quería conversar?

Las otras emboscadas

Los ojos enardecidos contra Escobar tienen la fiereza de los lobos de
Cai Guo-Qiang. Parecen dispuestos a sacrificarse, heroicos y unidos, por
su feria "de la patria, la revolución, y el socialismo". ¿Pero estarán
orgullosos de su comportamiento colectivo al pasar los años, o se
arrepentirán como muchos de los que estuvimos en los actos contra el
éxodo del Mariel?

Es una tendencia en sociedades desprovistas de fuentes diversas de
información, que muchedumbres manipuladas se lancen a atajar lo que les
parece obvio, perdiendo el cuadro mayor de lo que no es evidente de
inmediato, pero generalmente más importante. ¿Cuántos convencidos se
lanzaron fieros y unidos a la calle en la primavera de 1980, sin
preguntarse qué efecto tendría el Mariel sobre las posibilidades de
reelección de Jimmy Carter y el proceso de acercamiento que había
empezado entre Cuba y Estados Unidos?

Es difícil suponer que el joven gritando consignas en la tarima
conociera que el día anterior, ante el Comité de Relaciones
Internacionales de la Cámara de Representantes estadounidense, su
presidente, Howard Berman, uso una carta de Yoani Sánchez para promover
la eliminación de la prohibición norteamericana de viajar a Cuba. Las
posturas de Sánchez y la disidente Miriam Leyva sirvieron para
neutralizar el testimonio de la exiliada Berta Antúnez, quien en nombre
de un sector de la disidencia abogó por que la prohibición se
mantuviera. El joven sólo repetía las mismas consignas una y otra vez.

¿Pensaron los que orquestaron el linchamiento simulado de Escobar que su
efecto político rebasaba el riesgo calculado de romper la camisa y los
espejuelos de un opositor? Si alguien sabe la lógica patriótica por la
cual los denunciantes del bloqueo norteamericano en 23 y G desplazaron
la audiencia sobre la libertad de viajar como noticia del momento,
elevando a primer plano su comportamiento troglodita, que la explique.
Si, como dicen los partidarios del gobierno, Escobar quiso provocar a
los jóvenes de la Feria, los lobos de 23 y G se lanzaron contra el muro
transparente.

Si los jóvenes de 23 y G tuviesen la información necesaria y estuviesen
convencidos de lo que apasionadamente repetían, podían haber usado a la
prensa extranjera para, en diálogo con Escobar, exponer las
incoherencias de los que defienden el embargo, o las de aquellos que se
le oponen sólo como un problema de táctica y no como la inmoralidad e
ilegalidad que es.

Todo eso era posible sin cambiar posiciones ideológicas, pero
concibiendo la política cubana en un tono menos confrontacional y no
como un juego de "suma cero". No lo hicieron por su incondicionalidad a
sus líderes. Atribuirle al ex gobernante la propiedad de la calle es más
fácil. Y soberbio.

No dejarse provocar

La carta de Sánchez al Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara
empuja en sentido positivo la dinámica de las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos, pero es insuficiente. El bloqueo —término que usa en la
entrevista al presidente Obama— no es sólo contraproducente a la
democratización de Cuba, al servir de justificación de ineficiencias al
gobierno cubano. Además de "anacrónico y torpe", es inmoral e ilegal por
violar la soberanía cubana y los derechos humanos de los ciudadanos de
Cuba y Estados Unidos. (Los argumentos de esta tesis los expongo en
artículo publicado por la revista Encuentro, en su número 51-52).

Los condicionamientos sobre asuntos internos cubanos de la ley
Helms-Burton no caben en una relación respetuosa con Cuba, tanto con su
gobierno como con su sociedad. El destino de esa ley plattista no es su
reforma, sino su revocación. La República cubana, desde 1902 hasta la
fecha, desde Manuel Sanguily en la Constituyente hasta Fidel Castro y
los milicianos en la Crisis de Octubre, se ha ganado el derecho a golpe
de resistencia a no ser gobernada desde ninguna capital extranjera.

Que la soberanía no justifique los autoritarismos nacionales no es óbice
para reclamarla toda, incluido el territorio ilegalmente ocupado en la
Bahía de Guantánamo.

Si algo confirma la encerrona contra Escobar y la medalla otorgada a
Yoani Sánchez por el Consejo por la Libertad de Cuba es que los sectores
interesados en perpetuar el status quo no están cruzados de brazos. Son
tretas conspirativas sin mucha complejidad. El objetivo de esos sectores
dentro del gobierno cubano y el exilio intransigente es que la
confrontación prevalezca para que medidas de emergencia o los llamados a
la unidad exiliada sean justificados. La idea es que se necesitan héroes
y sacrificios, no comportamientos ciudadanos.

Contrario a lo que afirman los que hasta ayer la idolatraban y ahora
comentan con sorna que no ha viajado lo suficiente, Sánchez, como el
resto de los que testificaron contra la prohibición de viajar en el
Congreso norteamericano, tiene las evidencias de su lado al afirmar que
las aperturas de viajes no democratizan países, pero incrementan los
flujos de información.

Como han demostrado el profesor israelí Dan Ariely, de MIT Media Lab,
con experimentos de psicología social, la ausencia de reflexión
individual y el comportamiento irracional de rebaño son patrones
extendidos en contextos de alto costo relativo para adquirir
información. Varios estudios de relaciones internacionales también
prueban como políticas de intercambio ciudadano abierto, basado en
normas internacionales, contribuyeron a crear aperturas informativas en
China, Taiwán y en los antiguos países comunistas.

El momento de publicación de la entrevista al presidente Obama, cuyo
cuestionario había sido sometido varios meses atrás, no fue casual.
Cuando ante el perfil otorgado a Sánchez por la entrevista, los
adversarios de levantar la prohibición de viajar trataron de usar las
desventuras de la bloguera como distracción, Berman les suministró un
jarabe guardado con elegancia para esa específica enfermedad: la carta
de Sánchez. Si, sabiendo eso, los que dirigen a los muchachones de "de
frente y luchando" los soltaron al acto de repudio contra Escobar, es
lógico concluir que priorizan sus intereses de grupo sobre los de la
patria toda.

¿Cuál debe ser entonces la acción de los interesados en un ambiente
cordial en el que una reforma económica y una liberalización política
cubana sean más probables? Desde un punto de vista moral, expresar
rechazo al abuso perpetrado por una muchedumbre manipulada. Segundo,
revelar las manipulaciones, no importa su ideología, como lo que son, un
sabotaje a una distensión constructiva. Tercero y más importante, no
dejarse provocar y eliminar cuanto antes las limitaciones para viajar en
Cuba y Estados Unidos. Son el nudo gordiano que estabiliza el diferendo
en una dinámica de contacto controlado y confrontación. Tiempo es de
cortarlo.

© cubaencuentro.com

La tragedia de los rebaños ciegos - Artículos - Opinión -
cubaencuentro.com (30 November 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/opinion/articulos/la-tragedia-de-los-rebanos-ciegos-226113

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