Publicado el 12-26-2009
Cuba: Hacia el 2010 y el 2011
Por Marcos Antonio Ramos
No se trata de cuestiones proféticas como las del 2012, fecha que ha
atraído tanta atención en gran parte del mundo y a la que dediqué un
artículo anterior. Como intento hacerlo cada cierto tiempo, me propongo
resaltar la proximidad del quinto centenario de la entrada de Cuba en la
civilización occidental, sin dejar de reconocer los méritos de sus
primeros y nobles habitantes, cuya sangre se mezcló con la de los
colonizadores. Hace algún tiempo, escribí acerca de los cinco siglos
(1508-2008) que separan la fecha del envío de la expedición de don
Sebastián de Ocampo a recorrer las costas cubanas, viaje de ocho o nueve
meses que preparó el camino para acontecimientos posteriores sin los
cuales sería imposible escribir la historia de Cuba como la hemos
conocido a través del tiempo.
A principios del 2011 llegaremos al quinto centenario de la colonización
de Cuba encabezada por don Diego Velázquez, fundador de las primeras
siete villas que sirvieron de base al futuro desarrollo de la nación
cubana. Como anticipo de tan importante celebración se me ocurre
recordar a mis lectores que en el 2010 se cumplen 500 años de los
preparativos que se hicieron en Santo Domingo para la gran empresa
encomendada a Velázquez, nuestro fundador. Si no hacemos algo, y pronto,
nos sorprenderá el 2011 simplemente como algo curioso mencionado en
algún lugar sin el merecido reconocimiento.
Nuestro ilustre historiador don Ramiro Guerra, daba gran importancia en
su "Manual de Historia de Cuba" a un asunto que debe tenerse en cuenta
antes de proceder a analizar lo acontecido. Según Guerra: "Durante los
quince años que mediaron entre el reconocimiento de la costa meridional
de Cuba por Colón, y la toma de posesión del virreinato de Santo Domingo
por don Diego, no se había realizado ningún intento de ocupar y
colonizar la Isla…" Pero don Diego Colón quería incorporar a Cuba a su
virreinato y después del impulso inicial de encomendar la labor a su tío
don Bartolomé Colón, designó a un antiguo teniente de don Nicolás de
Ovando, don Diego Velázquez, hombre con recursos y fundador de villas en
el norte de la Española.
Como sucede frecuentemente, la política y el pragmatismo tuvieron
relación directa con lo anterior. Velázquez tenía buenas relaciones
tanto con don Diego como con don Miguel de Pasamontes, hombre de
confianza de Su Majestad el rey don Fernando y estaba dispuesto no sólo
a sufragar los gastos sino a llevar a cabo el reclutamiento. En ese año
de 1510 fueron reclutados entre otros Pedro de Alvarado, Bernal Díaz del
Castillo, Diego de Ordaz, Pánfilo de Narváez, Francisco Hernández de
Córdova, Juan de Grijalva y Hernán Cortés. Una lista de figuras
destinadas a formar parte de la historia de América. Según la opinión
del Padre Bartolomé de las Casas: Velázquez "era de condición alegre y
humana, y gozaba de gran estimación por la jovialidad y llaneza con que
trataba a sus inferiores, sin menoscabo de su dignidad ni del respeto
debido a su persona y jerarquía". También señalaría el Protector de los
Indios que el colonizador era un hombre sin demasiada instrucción, pero
cuyo sentido práctico suplía tal limitación.
De cualquier manera, de Salvatierra de la Sabana, una de las poblaciones
fundadas por Velázquez en Santo Domingo, saldría a principios de 1511 la
expedición que pronto llegaría a la zona de Baracoa en el oriente de la
isla de Cuba. Desde aquellos días la relación entre Cuba y Santo Domingo
sería estrecha y constante. A partir de tan lejana fecha, Cuba y Santo
Domingo serían prácticamente un mismo país y sus hijos formarían parte,
en aspectos fundamentales, de un mismo pueblo.
No puede escribirse la historia de Cuba sin los nombres beneméritos de
infinidad de dominicanos que contribuyeron a su desarrollo nacional o
dejaron en ella descendientes de gran importancia para el país. Ojalá se
publique todo un diccionario con nombres y datos de cubano dominicanos y
de domínico cubanos. Curiosamente, un cubano nacido precisamente en
Baracoa, el general Manuel Jimenes González, sería el primer presidente
de la República Dominicana en ser elegido mediante un proceso electoral,
el cual se llevó a cabo en 1848.
Desde la independencia de la patria de Juan Pablo Duarte, ocurrida en
1844 al liberarse de la dominación haitiana, el país había sido
gobernado por una Junta Central Gubernativa y por gobernantes
provisionales. Jimenes, cuyo apellido es diferente al de Jiménez, dio
inicio a una familia de importantes políticos dominicanos, entre ellos
otro presidente y estadistas de fama.
Pero los dominicanos y los cubanos, como también nuestros hermanos de
Puerto Rico, la otra Antilla española, y el resto de los
hispanoamericanos, debemos aprovechar fechas como la ya cercana del
quinto centenario de la colonización de Cuba para rendir homenaje a la
Madre Patria. Con todas las limitaciones y errores de aquel proceso de
conquista y colonización o del período colonial, sería quizás bueno
admitir que de aquellas situaciones pudiera decirse en ciertos casos:
"cosas son del tiempo y no de España". Si nos dedicamos únicamente a
buscar los problemas de la conquista y colonización españolas, asuntos
innegablemente reales, tendríamos que enumerar, entre otras muchas
cosas, los gravísimos errores cometidos por nosotros mismos en la
administración de nuestros países y hasta en las relaciones entre las
naciones americanas. Como dijera Jesús de Nazaret: "el que esté libre de
pecado lance la primera piedra…"
Visitaba Lima el gran historiador gallego don Salvador de Madariaga,
cuando una ilustrísima dama peruana le mencionaba, en una recepción a la
que ambos asistían, ciertos abusos de los conquistadores, reprochando
por ellos a los antepasados de don Salvador. El autor de tantas obras
sobre el continente americano le recordó entonces a la distinguida
señora que aquellos abusos debían atribuirse a los antepasados de la
dama y no a los de Madariaga, ya que los de don Salvador se habían
quedado en España y no habían participado en la Conquista o en la
administración colonial. Cuando hablamos de España y de América estamos
también hablando de nuestros propios antepasados.
No debemos ignorarlo, sobre todo aquellos que por cuestiones de
descendencia pertenecemos a la antiquísima raza celtíbera o tenemos
alguna sangre española corriendo por nuestras venas. Y también conocemos
como hispanoamericanos que nuestra sangre se mezcló con las de otros
pueblos de América, Africa y el mundo para crear así el maravilloso
experimento americano que podemos exaltar libremente en una nueva era en
la que nos despojamos de prejuicios raciales, siempre dañinos,
innecesarios y contrarios a la razón.
El único quinto centenario de América no es el relacionado con el
Descubrimiento, o con el Encuentro de Culturas como se ha preferido
llamarle en épocas recientes. Los antillanos, como el resto de los
hispanoamericanos, podemos celebrar nuestro idioma y nuestra historia. Y
en el caso cubano, los quinientos años de la llegada de nuestros
antepasados.
Diario Las Americas - Cuba: Hacia el 2010 y el 2011 (26 December 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=91173
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