Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Al oeste de La Habana, en el 
municipio La Lisa, se encuentra Barbosa, comunidad de militares rodeada 
de una frondosa arboleda. Se llega allí a través de la Avenida 25, antes 
de convertirse en la  autopista Novia del Mediodía.
En la comunidad, construida al costado de la antigua Escuela Técnica de 
Aviación, viven varios de mis compañeros de la escuela de artillería. 
Todos sirvieron en las tropas antiaéreas y en la dirección de escuelas y 
academias.  Luego de casi treinta años, están a punto de retirarse del 
servicio activo.
En el ejército cubano el que llega a coronel llega a general. De ahí que 
sea uno de los ejércitos con más tenientes coroneles del mundo. Ninguno 
de mis compañeros de curso llegó más allá de ese grado. Ni los más 
aventajados.
Los generales mantienen férreamente el poder. El armamento es obsoleto y 
sin mantenimiento. En época de teléfonos móviles las comunicaciones de 
las tropas se realizan a través de los viejos artefactos rusos de la II 
Guerra Mundial. La moral de los soldados del Servicio Militar General es 
tan alta como la de los jóvenes que a principios del 2008 tomaron sus 
fusiles para huir a territorio norteamericano.
Hace ocho años conversé con el entonces mayor Acosta, en al campo de 
tiro de Jejenes. Acosta es uno de mis condiscípulos, graduado en el 
segundo curso superior de formación de oficiales en Ciencias Políticas. 
Cuando le pregunté sobre el fututo me aclaró que prefería retirarse con 
esa jerarquía y encontrar una tienda en divisas para administrar y 
preparar su jubilación.
En El Doral, Florida, el almirante James Stavridis entregó la jefatura 
del Comando Sur al general de la Fuerza Aérea Douglas Fraser. Según las 
imágenes dos elegantes, esbeltos y atléticos oficiales. La prensa 
internacional reseñó que durante su jefatura, el almirante desarrolló 
proyectos para América Latina, que reflejan los nuevos lazos entre los 
militares de la región. Entre ellos el recorrido del buque hospital 
Comfort, que brindó asistencia médica a más de 400 mil personas, el 
crecimiento de las maniobras en apoyo a la seguridad del Canal de Panamá 
y ayuda humanitaria.
Además, Stavridis promovió proyecciones de películas, en las que el 
personal disfrutó de filmes latinoamericanos sobre temas regionales, 
desde Ernesto Guevara hasta las favelas de Rio de Janeiro. Todo con el 
propósito de asegurar que sus hombres comprendan la historia y la 
cultura de la región, sus conflictos y aspiraciones.
En los distintos centros de enseñanza militar de la isla, se gradúan por 
estos días cerca de mil 500 clases y oficiales. Jóvenes y eufóricos, los 
nuevos funcionarios del aparato represivo del Estado sueñan con alcanzar 
un espacio en el mundo.
Mandos (2 July 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/julio09/02_C_5.html
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