Publicado el 05-30-2009
El general en su cumpleaños
Por Pablo Alfonso
El general presidente de Cuba, Raúl Castro festeja cumpleaños esta 
semana. El próximo 3 de junio cumplirá 78 años. Hasta ahora, a 
diferencia de los últimos aniversarios de su hermano, el compañero 
Fidel, la prensa oficial no anticipa celebraciones, aunque creo que al 
final habrá algunas menciones.
Hablar del natalicio del general presidente no tendría mucho sentido si 
nos quedamos en la simple conmemoración. Poner en contexto político el 
acontecimiento ya es otra cosa.
Podríamos comenzar diciendo, por ejemplo, que el general asumió la 
presidencia interina el 31 de julio de 2006, a causa de la enfermedad 
del Comandante en Jefe. Tenía 75 años.
El 24 de febrero de 2008 comenzó el gobierno formal del general, cuando 
asumió por un período (también formal de cuatro años) la presidencia del 
Consejo de Estado.
Así es que "echando números" el general presidente lleva ya casi tres 
años al frente del régimen que heredó de su hermano. Poco menos que 
cualquier período presidencial de gobierno en cualquier democracia 
normal del mundo.
Como las cosas en Cuba tienen ese sello "especial" o "sui géneris" con 
que los cientistas sociales, académicos y políticos de estilo califican 
a la dictadura castrista, cada vez que requieren analizar con 
generosidad la realidad cubana, los tres años de gobierno del general 
presidente puede que no signifiquen mucho.
Se equivocan. Significan mucho. Lo primero es el inmovilismo y la 
indecisión demostrada por el general presidente en todo este período.
¿Qué se puede anotar en su favor? Unos cuantos celulares vendidos a los 
cubanos de a pie, algunos de los cuales pueden alojarse en hoteles 
turísticos. Todo en divisas. La moneda con que no le pagan.
Para ser justos hay más. Podría anotarse en su favor una ley que le 
otorga en usufructo unas cuantas hectáreas de marabuzales a los que, a 
mano limpia y con machete, tengan el arrojo de limpiar esta mala hierba 
para recuperar un terreno agrícola del olvido y la pereza a la que fue 
arrojada por la inercia de la propiedad estatal. Un usufructo, con 
tantas limitaciones, que no caben citar en este espacio.
¿Qué decir de la nueva Ley de Trabajo y Seguridad Social? Muy poco. Los 
mismos jerarcas de la gerontocracia oficial y los burócratas del 
sindicalismo reconocen la esterilidad de su aplicación.
La represión sigue siendo represión y los presos políticos cubanos 
siguen sin existir en el vocabulario de la propaganda oficial y de los 
funcionarios gubernamentales de turno. El gobierno del general 
presidente no admite la existencia de esos prisioneros de conciencia 
reconocidos por Amnistía Internacional y un sinnúmero de organizaciones 
internacionales de derechos humanos. No existen.
Por lo demás, como decía la canción de Mundito Medina, popularizada a 
fines de la década de los 40 por el bolerista cubano, Panchito Riset: " 
El cuartico está igualito/ como cuando te fuiste/ y siempre estará así/ 
como te gusta a ti...
El general presidente cumple ahora 78 años de edad al frente de un 
gobierno, que pretende perpetuar un régimen social que ya perdió, hace 
rato, su momento histórico, su proyecto de futuro. El presente es 
oscuro. ¿Cuántos años más le quedan de vida para continuar timoneando el 
sufragio del castrismo? ¿Quién lo va a suceder?
¿Acaso el inefable Machado Ventura, un poco más viejo que él? ¿Para 
hacer qué, para ir a dónde?
Los cubanos saben que no hay destino. Por eso el humor criollo dice por 
estos días:: ¡Pa'lante, sí!; pero ¿pa' donde?
Mientras estas realidades discurren en medio de la inercia, el país se 
asoma a una crisis económica, todavía más profunda de la que ya se 
encuentra. Hemos hablado del tema en otras oportunidades y es de mal 
gusto ser reiterativo.
El general-presidente, poco habituado a las comparecencias públicas ha 
hecho "mutis por el foro" desde que el compañero Fidel le enmendó la 
plana hace un par de meses.
Después de aquel arranque de independencia del 16 de abril en la que, 
durante la Cumbre del Alba en Cumaná, Venezuela, anunció exaltado y 
gestual que Cuba estaba dispuesto a discutirlo "todo, todo, todo con 
Estados Unidos", fue llamado al orden y colocado en su lugar por su 
hermano Fidel.
Lo que dijo Raúl se "malinterpretó", aclaró el compañero Fidel en su 
Reflexión del 23 de abril. Donde dijo Diego, dijo digo y donde dijo 
digo, dijo Diego. Fue algo así como un tapabocas o una vergonzosa 
rectificación del maestro a un adolescente escolar agarrado en falta.
Al parecer al general presidente no le quedó de otra que continuar 
asumiendo su vitalicio papel de segundo y repitió la nueva 
interpretación escrita por Fidel. La recitó de memoria en el discurso de 
apertura de una reunión del Movimiento de Países No Alineados celebrada 
en La Habana el 29 de abril.
Desde entonces se ha tragado las palabras. Al menos en público.
Quien sabe, a lo mejor lo podemos ver en la fecha de su natalicio, 
sonriente alrededor de una torta de cumpleaños. Quizás hasta el mismo 
Hugo Chávez pueda reunir al cuarteto bolivariano integrado por Evo 
Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega y le cante ese día "Las 
Mañanitas", aquellas que cantaba el Rey David.
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