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Saturday, February 07, 2009

La guerrilla de Fidel Castro tenía un presupuesto de lujo

Posted on Thursday, 02.05.09
La guerrilla de Fidel Castro tenía un presupuesto de lujo
By WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

La lucha insurreccional encabezada por Fidel Castro hasta su ascenso al
poder en 1959 contó con un respaldo monetario que podría situarla entre
los movimientos guerrilleros más lucrativos de la historia
contemporánea, según revela un libro publicado en Estados Unidos.

Los cálculos documentados en Principio y fin del mito fidelista (2008),
del académico cubanoamericano José Alvarez, publicado por Trafford
Publishing, en Canadá, se adentran en un tema hasta ahora inexplorado
por la historiografía de la revolución castrista: el origen, flujo y
magnitud de los recursos financieros con que contó el Movimiento 26 de
Julio (M-26-7) para desplegar sus acciones en las montañas de la Sierra
Maestra y la resistencia clandestina urbana.

La cifra corroborada a partir de documentos históricos y testimonios de
los protagonistas es al menos de $35.6 millones, lo que equivaldría a
unos $250 millones del dinero actual. En 1958 el peso cubano se cotizaba
a la par del dólar estadounidense.

Alrededor de dos terceras partes de esos ingresos procedían de los
impuestos cobrados por el Ejército Rebelde en la etapa final de la guerra.

Tras el derrocamiento del régimen de Fulgencio Batista, existía una
reserva de unos $5 millones, guardados celosamente por Celia Sánchez,
asistente personal de Castro, en una caja de metal colocada en el piso
que ocupaba la dirección revolucionaria en el Hotel Hilton (rebautizado
luego como Hotel Habana Libre).

"Lo descubierto es sólo la punta del témpano de hielo'', aseveró Alvarez
en una reciente entrevista con El Nuevo Herald. ''La cifra real debe
superar con creces los cientos de millones en aquella época''.

El académico explicó que su estudio para esclarecer "el misterio de las
finanzas del M-26-7'' se prolongó por los últimos 20 años, recomponiendo
todas las evidencias existentes sobre ingresos y gastos incurridos en la
lucha revolucionaria entre 1953 y 1958. La investigación se sustenta en
más de 400 referencias de papelería y documentos de la época; más de la
mitad de los textos citados pertenece a autores que viven y publican en
Cuba.

No pudieron hallarse, sin embargo, los registros financieros de Raúl
Chibás y Haydée Santamaría, quienes figuraron como tesoreros del M-26-7.

"No hay una sola cifra sacada de especulaciones'', enfatizó. ''Traté de
ser objetivo dentro de lo que mi trauma de decepción me lo permite''.

Alvarez no es un investigador ajeno al proceso revolucionario. En 1955
fue fundador del M-26-7 en Antilla, en la zona oriental del país, y
conspiró en la clandestinidad en Santiago de Cuba.

Desilusionado por la "mentira revolucionaria'', rompió con el régimen en
1961 y cumplió trabajos forzados antes de abandonar la isla en 1969. En
1977 obtuvo un doctorado en Economía Agrícola en la Universidad de la
Florida (UF), donde ejerció la docencia por casi 30 años.

"Uno de los mitos del proceso revolucionario aún es la leyenda tejida en
torno a Fidel Castro como un Robin Hood seguido por 12 guerrilleros
harapientos y desarmados'', consideró Alvarez, quien es Profesor Emérito
de UF. "Definitivamente esta no era una guerrilla pobre; lo fue sólo en
los primeros meses, pero después el dinero corrió en exceso al punto de
poder equipararlo con los recursos de las fuerzas gubernamentales''.

El estimado de $35 millones representa más del 10 por ciento del
presupuesto nacional para el año fiscal 1956-1957 ($339.4 millones) y el
46 por ciento de los gastos asignados para la Defensa, que fueron
entonces de $77.4 millones.

"Aunque el propio Fidel Castro reconoció en 1958 haber recibido ayuda
financiera en efectivo tanto de los cubanos pudientes como de los
pobres, es obvio que el dinero que se manejaba para mantener las
columnas en cuatro frentes orientales y otros tres en el resto de la
isla tenía que venir de otras fuentes'', expresó Alvarez, quien
actualmente vive retirado en la ciudad de Wellington, Florida.

En su pesquisa financiera, Alvarez desglosa los ingresos provenientes de
emisiones de bonos para la recaudación popular, las cuotas de militantes
del M-26-7, el aporte de los comités del exilio, las colectas especiales
y los impuestos que los rebeldes establecieron para gravar a los dueños
de grandes empresas y tierras.

"Existió orden y desorden en la administración de las finanzas'',
manifestó Alvarez. "Mientras los principales organizadores del M-26-7
ponían especial cuidado en documentar ingresos y egresos, Fidel Castro
tenía gran- des sumas bajo su control y las administraba a su antojo''.

El autor relata que desde los orígenes del M-26-7, Frank País -- líder
de la resistencia en el llano asesinado en 1957 -- estableció una
rigurosa disciplina de contabilidad para justificar cada centavo que
entraba o salía de las arcas de la organización. Se conservan estados de
cuentas de País, Sánchez y otros dirigentes dentro de la isla o en el
exilio, confeccionados en diferentes tipos de papel, mecanuscritos o de
puño y letra, y con varios formatos.

Alvarez reconoce que Castro era famoso en la guerilla por el orden que
tenía en el inventario del material de guerra, pero su comportamiento en
cuanto a las finanzas era totalmente opuesto. "El principal ingrediente
del desorden financiero era su desdén por la fiscalización'', observó el
profesor. ''Creo que ese hábito lo mantuvo durante todo el tiempo para
ejercer el poder absoluto, sin sentirse en la necesi- dad de rendirle
cuentas a nadie, ya se tratara de la caja chica de Celia Sánchez o de
las posteriores reservas del Comandante en Jefe''.

La reserva especial del Comandante en Jefe fue creada en los años 70
como una fuente estratégica de recursos materiales, administrada a
voluntad de Castro a través de su equipo de apoyo. Las reservas fueron
establecidas como organismo de la administración central de Estado en el
2005, pero el pasado mayo el gobernante Raúl Castro decidió
subordinarlas al Ministerio de las Fuerzas Armadas por razones de
seguridad nacional.

El autor refuerza su tesis con una referencia a las postrimerías de la
lucha guerillera, cuando desesperado por acelerar la victoria de los
rebeldes, Castro le envía una carta al Comandante Juan Almeida en la que
muestra suficiente solvencia financiera.

"Si es preciso puedes llegar a pagar hasta 1 peso por cada bala 30.06 o
M-1. Es un precio tentador y a nosotros el dinero nos puede sobrar, no
debe importarnos gastar medio millón de pesos en medio millón de balas.
Lo que no podemos es quedarnos sin balas de ninguna manera'', escribó
Castro en la misiva, fechada el 8 de octubre de 1958.

Un acápite del capítulo dedicado a las finanzas del M-26-7 se concentra
en pormenorizar el sistema de impuestos aplicado por el movimiento al
final de la ofensiva rebelde. En un comunicado oficial emitido el 19 de
agosto de 1958, Castro comisionó a Pastorita Núñez, su antigua compañera
del Partido Ortodoxo, para integrar una comisión que visitaría los
centrales azucareros de la zona oriental para imponerles una cuota de
contribución, a la manera que lo hizo el ejército mambí durante las
contiendas independentistas.

Castro determinó una contribución de 15 centavos por cada saco de azúcar
de 250 libras producido en la zafra de 1958, de los cuales 10 centavos
correspondían al central y cinco al colono, de manera que permitiera al
central "abonar la parte correspondiente al colono para facilitar el
cobro de la contribución y descontarla al colono en su oportunidad'',
según especificó en la carta a Pastorita.

A cambio, el Ejército Rebelde se comprometía a garantizar la seguridad
de las propiedades y el bienestar del colono.

Pero el cobro de impuesto no se restringió a la industria azucarera
oriental, sino que abarcó también a otras áreas de la economía como los
ganaderos, los cafetaleros, los productores de arroz y la banca en otras
del país.

El ex comandante Huber Matos cuenta que el sistema de impuesto funcionó
perfectamente en la zona donde operaba el II Frente Oriental ''Frank
País'', comandado por Raúl Castro.

"El II Frente sí tenía una recaudación sustancial, porque Raúl cobraba
impuestos y tenía allí una organización casi como un Estado'', rememoró
Matos, quien en marzo de 1958 viajó desde Costa Rica a la Sierra
Masestra en un avión cargado de armamentos y municiones.

Según Matos, Castro le proporcionó $7,000 para costear el viaje. Castro
le dijo entonces haber pagado un seguro de $80,000 en Miami en caso de
que el avión fuera destruido.

Después del éxito del impuesto del azúcar durante el primer mes, Castro
conci-bió que las milicias clandes- tinas y los grupos de acción y
sabotaje del M-26-7 podían hacer lo mismo en las ciudades y ordenó
extender el radio de acción de las recolecciones monetarias.

En una carta enviada el 16 de septiembre de 1958 a Julián Zulueta,
representante de la banca nacional y extranjera, Castro le informa de
una "contribución inexcusable'' que tendrá que pagar el sector bancario
y los acusa de ser en parte responsables por el mantenimiento del
régimen batistiano. La suma impuesta fue de $1 millón y debía ser
pagada, con carácter obligatorio, antes del 30 de septiembre de ese año.

Como incentivo, Castro le ofreció a Zulueta interceder con el futuro
presidente de la República para que dedujera ese aporte de la obligación
fiscal, una vez instalado el gobierno revolucuionario.

Alvarez también documenta pago de sobornos durante la estadía de los
moncadistas en México para conseguir la libertad de tres detenidos, así
como durante el avance de columnas invasoras de Camilo Cienfuegos y
Ernesto "Che'' Guevara rumbo al occidente del país, a finales de 1958.

"En el extranjero se le llegó a entregar dinero al régimen de Duvalier
para liberar a unos revolucionarios presos que en 1958 trataron de
robarse una embarcación y provocaron la muerte a un empleado'', apuntó
Alvarez.

Principio y fin del mito fidelista puede adquirirse en la Librería
Universal de Miami. Habrá un lanzamiento el 6 de agosto durante las
sesiones de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (AEEC) en Miami.

http://www.miamiherald.com/1321/v-fullstory/story/890450.html

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