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Saturday, February 07, 2009

La burla que se repite

Política
La burla que se repite

El gobierno se ha empeñado en mostrar una apariencia novedosa para
esconder las violaciones a los derechos humanos.

Miriam Leiva, La Habana | 04/02/2009

A juzgar por el informe del gobierno al Consejo de Derechos Humanos, en
Cuba el filósofo Panglós, personaje ideado por Voltaire, no habría
tenido que abandonar el optimismo.

El escrutinio que todos los países deben pasar cada cuatro años se
efectuará a la Isla este 5 de febrero en el Grupo de Trabajo que
recibirá el informe de una troika integrada por Gabón, Uruguay y Bosnia
y Herzegovina, y será adoptado el próximo día 9. En su condición de
miembro del Consejo, La Habana se ha empeñado en mostrar una apariencia
novedosa para esconder las verdades.

Resultaría una burla al pueblo cubano olvidar la crisis económica,
social y política existente, sin que el gobierno aplique los cambios
imprescindibles para reconstruir el país que ha destruido en 50 años de
poder absoluto, ni permita a los ciudadanos expresar libremente sus
opiniones, decidir la forma de gobierno o tener trabajo con salarios
adecuados y pensiones dignas. Las autoridades encarcelan a conveniencia,
controlan férreamente el movimiento dentro de las fronteras y niegan a
la gente el permiso para salir y entrar al país.

En Cuba hay un único partido político y las supuestas organizaciones no
gubernamentales están financiadas y dirigidas por el gobierno, que
controla igualmente la prensa, la radio y la televisión. Sólo 17 de cada
1.000 habitantes tienen acceso autorizado a internet desde los hogares;
y en los escasos lugares públicos está muy controlado.

En 2008, se permitió a los cubanos adquirir teléfonos celulares y
alojarse en los hoteles de la Isla, a un elevado costo en divisas,
aunque los salarios se perciben en moneda nacional. Está prohibido
recibir transmisiones de televisión extranjera, y únicamente las
personas autorizadas y usualmente enviadas por el Estado pueden
participar en las ferias internacionales del libro u otros eventos.

El "amplio proceso de debate nacional de la realidad cubana" señalado en
el informe de La Habana, se organizó para emitir opiniones "en el lugar
y el momento adecuados" —como dijera el general Raúl Castro—. Pero
pasado más un año, aún no se han publicado los planteamientos según
prometió el gobernante, ni se ha modificado nada esencial.

Las cárceles hablan

Hay que recordar la permanente negativa a permitir pesquisas de
dignatarios, personalidades relevantes como Christine Chanet, y
prestigiosos organismos internacionales, como Cruz Roja y Amnistía
Internacional; el no reconocimiento a los presos de conciencia y
políticos pacíficos, acusados falsamente de "contrarrevolucionarios al
servicio de una potencia extranjera"; la prohibición a los visitantes
extranjeros de reunirse con la sociedad civil emergente o con activistas
por la democracia y los derechos humanos.

Cuba es el país de Iberoamérica con la mayor población penal y el sexto
a nivel mundial, con 487 presos por cada 100.000 habitantes, la mayoría
jóvenes, negros y mestizos. Una situación incomprensible en un país
donde se ha creado "el hombre nuevo", según la propaganda oficial, y más
del 70% de la población nació después de 1959.

En el informe del gobierno cubano se habla de la justicia e
independencia del sistema judicial, sin incluir el arresto en marzo de
2003 de 75 personas pacíficas, considerado arbitrario por el Grupo de
Trabajo de Detenciones Arbitrarias de la ONU en junio de ese año, cuando
también Amnistía Internacional las declaró prisioneros de conciencia.
Prestigiosos juristas internacionales han concordado en que los juicios
sumarios a los condenados en la Causa de los 75 no contaron con el
debido proceso. El texto de La Habana tampoco precisa que en abril de
2003 tres jóvenes negros fueron fusilados por haber cometido el error de
secuestrar un barco para escapar de Cuba, sin cometer hechos de sangre.

El informe afirma que se cumplen los 95 preceptos de las Reglas Mínimas
para el Tratamiento de Reclusos de las Naciones Unidas, pero los reos
cubanos están hacinados en prisiones que ahora las autoridades intentan
adecentar a toda prisa; y los presos políticos conviven con encarcelados
comunes de alta peligrosidad.

Las informaciones que llegan desde las cárceles detallan las
dificultades para acceder al agua potable en la mayoría de las
penitenciarías, la mala y escasa alimentación, así como pésimas
condiciones higiénicas: humedad, falta de iluminación y ventilación.

Muchos reclusos realizan huelgas de hambre para lograr demandas mínimas,
llegando incluso a optar por el suicidio. Para intentar doblegar a los
reclusos, los carceleros utilizan innecesariamente esposas y cadenas.
Los presos políticos son recluidos en centros alejados de sus hogares,
imponiendo a sus familiares un régimen de lejanía, vigilancia,
discriminación y represión, además de manipular la comunicación como
pretendido chantaje, ni permitirles visitas de amigos, y demorar los
tratamientos médicos y traslados a centros hospitalarios fuera de la
prisión.

Vanas ilusiones

Durante la situación de provisionalidad y el posterior enroque de
presidentes, se creó la ilusión para el exterior de que se acometerían
los cambios indispensables para afrontar la crisis nacional, que las
empresas extranjeras tendrían mayores posibilidades, y simultáneamente,
se darían pasos propicios para el fomento de la democracia y el respeto
de los derechos humanos. La tranquilidad ciudadana, mostrada como amplio
apoyo incondicional, se ha logrado con gran despliegue sigiloso de los
órganos represivos y el incremento de las condenas por presunción de
delitos.

La Habana firmó, al cabo de 40 años de aprobados, el Pacto de Derechos
Civiles y Políticos, y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, que aún no ha ratificado. Luego perdonó las penas de muerte,
creó un Grupo de Trabajo con el gobierno de España y se realizaron
encuentros sobre derechos humanos con algunos otros países.

La Unión Europea eliminó las sanciones impuestas en 2003, aunque las
relaciones con sus miembros son selectivas y muy condicionadas por el
totalitarismo cubano, que incluso rechazó la ayuda humanitaria luego de
los tres huracanes de 2008. También logró la incorporación al Grupo de
Río y otros mecanismos de la región, además de acoger a presidentes como
Cristina Fernández de Kirchner.

Desvelar verdades y promover cambios es responsabilidad de todos los
cubanos, pero los gobiernos que respetan o procuran respetar los
derechos humanos en sus países, los organismos y la opinión pública
internacionales, pueden contribuir a la probidad en Cuba en beneficio
del pueblo.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/la-burla-que-se-repite-153231

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