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Wednesday, October 01, 2008

LO QUE SE TIENE QUE HACER EN LA ECONOMÍA CUBANA

LO QUE SE TIENE QUE HACER EN LA ECONOMÍA CUBANA
2008-09-30.
Elías Amor, Economista ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- "La Revolución continuará defendiendo
firmemente los intereses del pueblo". Este es el titular de Granma hoy
30 de septiembre, al difundir un Comunicado oficial en el que se anuncia
la congelación de todos los precios en Cuba, es decir, "los precios de
bienes de primera necesidad, normados, de venta liberada u ofertados en
tiendas de recaudación de divisas".

Para cualquier economista con conocimientos técnicos básicos, aparecen
dos cuestiones de notable importancia en este anuncio.

Primero, la asombrosa existencia en la Isla de al menos, cuatro sistemas
de precios en funcionamiento, a saber, los "precios de bienes de primera
necesidad, normados, de venta liberada y los ofertados en tiendas de
recaudación de divisas".

Segundo, que la congelación de precios no sirve en ninguna economía como
instrumento que permita conseguir los objetivos buscados.

Tanto una, como la otra, ofrecen una idea bastante ajustada de uno de
los más graves problemas de fondo que afectan a la economía cubana, y en
qué medida se pretende dar solución al mismo. La inexistencia de un
sistema de precios que refleje la realidad de la economía.

En todos los manuales elementales de la ciencia económica moderna, los
estudiantes de los primeros cursos aprenden que el sistema de precios
funciona como un mecanismo de información que permite combinar miles,
millones de decisiones que se toman individualmente por los distintos
agentes que operan en la economía. Cuanto más transparente y abundante
sea la información que proporcionan los precios, tanto mejor para el
ajuste entre demanda y oferta, en suma, para la eficacia en la
asignación de los recursos y el equilibrio en los mercados.

El mercado funciona guiado por una "mano invisible" que, como mecanismo
de asignación de los recursos existentes, aventaja notablemente al
burócrata planificador que cree conocer y entender todos los procesos de
decisión de los miles, millones de agentes que actúan en una economía.

Precisamente, las economías planificadas, intervenidas, centralistas de
corte estalinista, no sólo han sido las menos eficientes a lo largo de
la historia, sino que, además, han mostrado elevados índices de
injusticia social, ocultando a la vista de todos la existencia de
despilfarro, desigualdades y notables diferencias no atribuibles al
mecanismo libre del mercado.

Es por ello que la economía cubana, con ese abanico de diferentes
sistemas de precios que, aparentemente funcionan de forma descoordinada
y que responden a comportamientos sociales y políticos diferentes, se
encuentra atenazada por un grave problema que las autoridades van a
tener que atender y resolver de forma urgente.

La unificación de todos los precios, y sobre todo, la aplicación de un
mecanismo de asignación basado en la oferta y demanda, única vía para
desplegar las potencialidades productivas y fomentar la eficacia y la
productividad, de acuerdo con las directrices que no se cansa de repetir
Raúl Castro.

Y ahora, vamos al segundo aspecto. La congelación de precios. Ante un
desplome de la oferta, la demanda exige que los precios aumenten. El
mercado no admite cuestionamiento alguno. Si los precios no pueden
fluctuar libremente, aparece la escasez, el racionamiento y las "colas",
un fenómeno al que, por desgracia, se ha visto sometidos de forma la
sociedad cubana en los últimos 50 años.

Es cierto que el paso por la Isla de tres ciclones está generando, va a
producir, graves carencias de todo tipo de bienes de primera necesidad e
intermedios, pero la solución adoptada no es la correcta ni para la
solidaridad ni para mejorar la capacidad de ayuda a los afectados.

Me temo que con este tipo de decisiones, dentro de un año, muchos serán
los cubanos que aún seguirán viendo los techos de sus casas destruidos,
sin enseres que sustituyan a los perdidos, con graves carencias de
transporte y energía, con los campos sin trabajar de forma adecuada, y
dependiendo el conjunto de la economía de unas compras masivas de granos
y carnes al mercado de EEUU, proclive a este tipo de operaciones de gran
rentabilidad a corto plazo, con la Isla.

Si de verdad la alimentación fuera la primera prioridad del país, junto
a la recuperación de la vivienda, la electricidad y demás servicios,
como dice Granma, ahora existe una magnífica oportunidad para abandonar
la pesada herencia estalinista de la economía y desplegar las fuerzas
del mercado.

Nada hay de malo en ello, cuando el resto del mundo funciona de acuerdo
con este modelo. No deben temer las autoridades a este tipo de
decisiones, si los mercados se liberan de las trabas administrativas y
se canaliza la oferta disponible hacia un sistema único de precios.

No existe ningún impedimento moral, técnico o sociológico que impida a
los cubanos intercambiar libremente lo que demandan y ofertan, como
sucede en otros países. En muchas ocasiones, he sostenido que la
verdadera esencia del "embargo" o "bloqueo" es ésta, la incapacidad de
las autoridades para reconocer que se han equivocado en su modelo
económico, que es un grave error histórico, y que conviene dejarlo
atrás. En vez de ello, el régimen hace lo contrario y apuesta por más
intervención y control. Ya se verá cómo acaba toda esta historia.

De momento, preocupa la advertencia de Granma "cualquier intento de
violar la ley o las normas de convivencia social recibirá una rápida y
enérgica respuesta". Un argumento más para mantener y reforzar la
represión contra la disidencia y las protestas sociales que, de seguro,
se van a producir tarde o temprano. Lamentablemente es lo único que
saben hacer.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17365

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