2008-09-19.
Pablo Felipe Pérez Goyry*
(www.miscelaneasdecuba.net).- Para aquellos que hemos tenido la
experiencia de conocerlos de cerca, podemos asegurar que los huracanes
(ciclones) y tormentas tropicales son impresionantes e impetuosas
bravezas naturales que llevan asociados fuertes vientos y lluvias
intensas, y puede afectar un área de entre 150 y 500 kilómetros de diámetro.
Precisamente, sospecho que en las últimas semanas, las tormentas Fey y
Hanna, así como los huracanes Gustav e Ike, al corretear por las
Antillas, se aliaron con el prehistórico régimen castro-comunista, para
castigar sin piedad el archipiélago cubano y empeorar la difícil
situación económica que de manera endémica existe en Cuba.
Por eso, ha sido la mayor catástrofe registrada en los últimos cincuenta
años. De ahí, que más de medio millón de viviendas destruidas parcial o
total han dejado a miles de familias en la calle y, miles están sin
electricidad y agua potable; la mayoría de los cultivos están
destruidos; los daños en la infraestructura económica son abundantes e
infausto; hay miles de damnificados por las inundaciones. Se calcula que
las pérdidas son de cinco mil millones de dólares y puede durar la
reconstrucción varios años.
Así que, el régimen se enfrenta al acrecentamiento de una economía
colapsada, y no tiene los recursos imprescindibles para dar solución a
la tragedia en corto plazo. Es decir, por ejemplo, que el carcinoma del
déficit de viviendas, que hacia metástasis en la sociedad cubana, será
mayor, y, si las promesas de solución nunca se cumplieron, ahora el
desengaño será superlativo. Además, si las carencias, por décadas,
predominaban en el angustioso quehacer de los cubanos, los pronósticos
no son halagüeños.
En este momento, el pueblo cubano está sumergido en un contextus
excesivamente embrollado, y el régimen con su arrogancia dictatorial se
da el lujo de rechazar el ofrecimiento de ayuda humanitaria, hecha por
las autoridades estadounidense, que con urgencia necesitan los cubanos
que residen en el archipiélago. Por otro lado, a esto se suma el
no-levantamiento de las restricciones a los cubanos exiliados para
puedan enviar a sus familiares urgentes remesas, paquetes y visitarlos.
Tengo la percepción de que la sabia naturaleza le ha pasado unas
facturas al régimen, para que las puertas de la verdad se abran y salga
a la luz lo que ha ocultado con ayuda del hermetismo y el silencio
cómplice. Indudablemente, el fracaso económico de la "revolución cubana"
y la catástrofe de las últimas semanas, hará que la reconstrucción sea
altamente costosa y sufra el pueblo un prolongado síndrome de
abstinencia de gran alcance. Aunque no hay que descartar el aliado
venezolano que probablemente arrime el hombro para apuntalar las
necesidades de los Castro.
Con todo, mi punto de vista es que, como la mejor maestra es la
experiencia y conociendo las maquiavélicas mañas del régimen, ahora en
manos de Raúl, esta realidad no implicará cambios políticos en Cuba, la
libertad de los presos políticos y la solución a los graves problemas
que hoy existen en el archipiélago.
Decía Benjamín Disraeli: "El mundo no ha sido conquistado nunca por la
intriga, sino por la fe." La fe que remueve montañas, que es una de las
virtudes de los cubanos que más tarde que nunca conquistarán un mañana
mejor. Porque frente a la desventura, la llama de la esperanza nunca se
apaga y la nación cubana será capaz de enfrentar lo imposible para
alcanzar la libertad plena.
*Pablo Felipe Pérez Goyry.
Analista y Periodista Independiente.
Miembro del Instituto Nacional Latinoamericano.
Web: http://es.geocities.com/libertadeopinion/
Blog: http://contextuspablofeliperezg.blogspot.com/
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17227
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