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Friday, September 26, 2008

Huracanes agravan la miseria en Cuba

Publicado el miércoles 24 de septiembre del 2008
Huracanes agravan la miseria en Cuba
Redacción de The Miami Herald
SURGIDERO DE BATABANO, Cuba

Tras las inundaciones que hicieron que el agua llegara al pecho con los
recientes huracanes, los humildes vecinos de este desolado poblado
pesquero en la costa sur de La Habana han encontrado una pequeña causa
de regocijo: helado casero.

En un destartalado artefacto metálico, Marlen Vargas López, una figura
sonriente con el pelo cortado bajito, batía una nueva mezcla y halaba
una palanca para llenar cono tras cono con el sabor del día: chocolate.

"Es refrescante'', comentó un joven parado frente a la tienda bajo el
despiadado sol del mediodía. "Por lo menos alivia el calor''.

Helados era prácticamente lo único que había en El Recreo, una de las
pocas tiendas abiertas en Surgidero de Batabanó. Clara Balladares Gomes,
otra empleada de la tienda, dijo que no había agua embotellada ni refrescos.

Aunque las inundaciones de Gustav y Ike ya quedaron atrás, una tarde
reciente todavía había enormes y apestosos charcos de agua sucia frente
a las pobres casas de madera.

Las casuchas eran malamente habitables antes que toda la región
occidental de Cuba --desde el Golfo de Batabanó hasta Pinar del Río--
fue azotada por dos huracanes en ocho días a partir del 30 de agosto.
Ahora las casas están mohosas y muchos techos gotean cuando llueve.

Al identificar a visitantes en la calle, una mujer de mediana edad en
unos shorts muy usados los seguía ofreciéndoles albergue y comida en una
casa particular. Ahora más que nunca le haría falta el dinero.

Es probable que los dos huracanes hayan sido el peor desastre natural en
la historia de la isla. Los cálculos preliminares de daños indican unos
$5,000 millones. Según información publicada en el periódico Opciones,
más de 444,000 casas fueron afectadas y unas 63,249 totalmente
destruidas. La red eléctrica está seriamente afectada. Gustav echó a
perder más de 800 toneladas de tabaco.

Muchas otras cosechas ha sufrido terribles daños. La semana pasada, a lo
largo de la Carretera Central en Pinar del Río, un pequeño grupo de
trabajadores, arrodillados en un campo inundado, arrancaba las plantas
de raíz. Un fatigado obrero levantó la cabeza y explicó que gran parte
de la cosecha está dañada.

Las masivas evacuaciones y los preparativos antes de la llegada de los
huracanes ayudaron a minimizar las pérdidas humanas. Hasta las
habitaciones de hotel tienen información detallada sobre qué hacer en
caso de ciclón. Varios lugareños dijeron que estaban acostumbrados a los
huracanes y que los seguían atentamente para saber si tenían que prepararse.

A pesar de la devastación en Surgidero de Batabanó, los niños --los
hijos de los pescadores-- jugaban en la calle, chapoteando alegremente
en los charcos de agua sucia.

El gobierno parece estar trabajando duro en la recuperación. La semana
pasada en Viñales muchos trabajadores del gobierno se sumaron a la
limpieza y los obreros de la empresa eléctrica trabajaban intensamente
para reactivar el servicio, levantando nuevos postes y poniendo líneas.

Las autoridades, por su parte, culpan de todos los problemas al embargo
de Estados Unidos. En el periódico Granma, una artículo planteó que
medio siglo de guerra económica contra la isla dificultaba la
reconstrucción porque Cuba es un país pequeño con recursos financieros
limitados.

Pero el gobierno no ha informado mucho sobre las ofertas de ayuda de
Estados Unidos, que ha rechazado.

En Surgidero de Batabanó hubo en estos días una pequeña señal de ayuda
gubernamental: la llegada de dos grandes camiones cargados de bloques de
cemento. Incluso así, los vecinos se cuentan entre los relativamente
dichosos en comparación con otros.

El pueblo, unas 30 millas al sur de La Habana, sirve de base al servicio
transporte por mar a la Isla de la Juventud, un popular destino
turístico devastado por los dos ciclones que sigue sin servicio
eléctrico. La mayor parte de las casas que albergaban huéspedes han sido
destruidas, por lo que ya no tienen acceso a dólares. Según los partes
de la prensa cubana, 80 por ciento de la producción de pollos de la isla
ha sido gravemente afectada.

Nadie sabe cuanto demorará la isla en reconstruir la infraestructura
para reactivar el turismo. Pero, por ahora, las autoridades no permiten
la entrada de visitantes.

La semana pasada, en el Aeropuerto de La Habana, una agente de Cubana de
Aviación llamaba a no visitar la Isla de la Juventud. "¿Para qué ir a
allí?", preguntaba. "Está totalmente destruida''.

El corresponsal no se identifica porque no tiene la visa que exige el
gobierno cubano para reportar desde la isla.

http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/cuba/story/290403.html

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