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Monday, September 29, 2008

Datos de una guerra civil

Publicado el domingo 28 de septiembre del 2008

Datos de una guerra civil
RAFAEL ROJAS

La derrota de la Brigada 2506 en Playa Girón, el 19 de abril de 1961, ha
sido presentada, en la historia oficial, como una victoria del
''socialismo cubano'' contra el ''imperialismo yanqui''. Esa
construcción simbólica del poder distorsiona, por lo menos, tres
fenómenos de aquella primavera:

• Los 1,500 brigadistas, que pelearon contra las fuerzas armadas y las
milicias de la isla, no eran norteamericanos, sino cubanos.

• El ejército, la marina y la aviación de Estados Unidos nunca entraron
en combate.

• El ''socialismo'' acababa de declararse, por lo que difícilmente su
defensa era la principal motivación de los revolucionarios que se
movilizaron en Playa Larga y San Blas.

En el libro Politics of Illusion (1998), editado por James G. Blight y
Peter Kornbluh, cuatro protagonistas de aquellos sucesos (Enrique
Baloyra, Lino B. Fernández, Rafael Quintero y Alfredo Durán) afirman
que, además de los 1,000 alzados que ya había en el Escambray, las
principales organizaciones de oposición al naciente comunismo cubano
(MRR, MRP, 30 de Noviembre, Directorio Revolucionario) contaban con
6,000 conspiradores en las principales ciudades y 20,000 simpatizantes
en toda la isla. La eficaz y preventiva represión organizada por el
gobierno, en las semanas previas a la invasión, habría incluido el
encarcelamiento de 100,000 personas, una cifra manejada por estudiosos
como Hugh Thomas y Jorge I. Domínguez.

Muchos de aquellos presos no eran conspiradores, pero formaban la base
social de una extendida resistencia anticomunista en el país. Si se
suman todos los ejecutados, los presos, los exiliados, los guerrilleros
rurales y urbanos y los simpatizantes de las organizaciones opositoras
se alcanzaría una suma considerable, que no puede ser entendida como
''minoría''. En todo caso, si los opositores no eran tantos como los
20,000 o 30,000 que defendían al gobierno, sí eran muchos más que los
que entre 1957 y 1958 se enfrentaron a Batista. El concepto de guerra
civil parece apropiado para describir la polarización que vivió Cuba en
la primera mitad de los 60.

Un aliado de Moscú en el Caribe era una amenaza inédita a la seguridad
norteamericana y la CIA tomó cartas en el asunto. Esa fue la institución
que planeó, financió y organizó el proyecto de Bahía de Cochinos y la
principal interlocutora de los anticomunistas cubanos en el gobierno de
Estados Unidos. Sin embargo, es equivocado imaginar a aquellos miles de
jóvenes, en su mayoría católicos y partidarios de la revolución
antibatistiana, como peones de Washington o marionetas de los intereses
económicos afectados. Para ellos, la CIA era un soporte, tan ineludible
como incómodo, ya que la causa que los movilizaba provenía de los
valores democráticos y nacionalistas de la Constitución del 40.

Los opositores cubanos de 1961 se consideraban ''verdaderos''
revolucionarios, en cruzada contra ''falsos'' revolucionarios que habían
roto el pacto de enero del 59 e imponían un alineamiento de la isla al
bloque soviético de la guerra fría. Por su parte, los nuevos líderes
cubanos, y decenas de miles de sus leales seguidores, asumían la alianza
con la CIA y con Washington como traición a la patria, a pesar de que el
Movimiento 26 de Julio, durante la insurrección contra la dictadura,
también conversó con la CIA y recibió algún apoyo de Washington. En
cualquier caso, Cuba en 1958 no estaba aún en el centro del mundo
bipolar, mientras que en 1961, por iniciativa de sus gobernantes, sí lo
estaba y los opositores se colocaban, naturalmente, en las antípodas del
entendimiento con Moscú.

¿Qué defendían los revolucionarios y milicianos cubanos que se
enfrentaron a sus compatriotas en Playa Girón y el Escambray? ¿Defendían
el socialismo? ¿El partido único, la economía estatalizada, el control
de los medios de comunicación, la supresión de derechos civiles y
políticos y la represión de cualquier crítica o disidencia? Más bien,
los revolucionarios defendían la ''patria'', la ''soberanía'', valores
nacionalistas, no comunistas. Eso que Richard R. Fagen llamó ''la
transformación de la cultura política'' en Cuba, que podríamos traducir
como el adoctrinamiento marxista-leninista de la población, fue un
fenómeno posterior a Bahía de Cochinos.

En sectores muy ideologizados de la isla, la guerra civil fue un
enfrentamiento entre comunistas y demócratas. En buena parte de la clase
media el conflicto se vivió como el choque entre dos maneras
irreconciliables de entender la revolución. Unos pensaban que se podía
reformar el campo y las ciudades, nacionalizar algunas industrias,
alfabetizar el país y sanear la política sin suprimir libertades y
celebrando elecciones. Otros sostenían que la única manera de avanzar en
cambios más radicales, como la estatalización de la economía, era por
medio del control permanente del poder. La guerra civil era la lucha a
muerte entre cubanos por dos proyectos de una misma nación, que sólo
habrían podido convivir en democracia.

El concepto de guerra civil resulta más apropiado que el de
''contrarrevolución'' a la hora de historiar aquel conflicto. El
discurso oficial atribuye a los ''contrarrevolucionarios'' la falsa
homogeneidad ideológica, política y social de la propia ''revolución''
y, a la vez, niega la identidad nacionalista de los opositores al
comunismo. Cuando el campo intelectual y académico de la isla acepte que
aquellas decenas de miles de adversarios al gobierno de Fidel Castro
fueron cubanos que deseaban lo mejor para su país y no apátridas y
traidores que trabajaron por la destrucción de la isla y su anexión a
Estados Unidos, comenzará la verdadera reescritura de la historia
contemporánea de Cuba.

http://www.elnuevoherald.com/opinion/story/292614.html

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