2008-07-24.
Guillermo Fariñas Hernández, Periodista Independiente, Cubanacán Press
Le faltó sinceridad al discurso de Raúl Castro Ruz, en la clausura de la
primera sesión ordinaria de la Séptima Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular. El General de Ejército devenido Presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros, trató de aparentar que hablaba
con franqueza, pero nunca fue así.
En la oratoria raulista del día 11 de julio del 2008, se tocó un segundo
punto crucial para Cuba. Mas no primó la claridad en los argumentos, por
la necesidad de aumentar la edad de jubilación entre los cubanos. Se
aprobó que las mujeres se puedan retirar ahora a los 60 años, mientras
que los hombres lo harán a los 65.
Las explicaciones por parte del Gobierno para solicitar estas
modificaciones legales, fueron dos nada más. Una es que el Índice de
Natalidad Infantil se comporta cada día menor y la segunda cuestión es
que el parámetro de la Esperanza de Vida, entre los habitantes de la
isla se torna más alto.
Intentaron engañar a los cubanos y a los observadores internacionales,
con la emisión de gran cantidad de datos. Entre ellos, que la Esperanza
de Vida en el pasado año 2007, se elevó a 77,97 para ambos sexos.
Decantándose en unos 80,02 años para las féminas y 76,00 para los
ciudadanos varones.
El hermano menor del Dr. Fidel Castro arguyó orgulloso ante las cámaras
de televisión, que lo informado era un fenómeno típico de los países
desarrollados. Y reconoció entre líneas, que en el caso de Cuba, se daba
en un país subdesarrollado. Por lo tanto tenía sus propias
características, sin explicar cuáles eran estas.
Incluso se llegó a reconocer por parte del actual gobernante, que si esa
tendencia persistía en los próximos 5 años, la estabilidad futura de la
nación se vería comprometida a largo plazo y que se podrían paralizar
actividades laborales importantes, entre los años 2020 y 2025 de este
siglo XXI.
De lo que no tuvo valor de hablar Raúl, fue del tercer factor importante
en este contexto. Nos referimos al factor de la emigración constante y
cada vez más sistemática de los ciudadanos cubanos. Sobre este matiz del
asunto prefirió ni cuestionar, sin dudas por lo filoso del tema a tratar.
La emigración de los nacionales siempre ha existido, pues es una manera
natural de canalizar las aspiraciones, de aquellos cubanos más
agenciosos y decididos. Antes de 1959 se dirigía fundamentalmente hacía
países desarrollados, como los Estados Unidos de América o algunos de la
vieja Europa.
Cuatro oleadas migratorias han sacudido a Cuba, con la llegada de los
rebeldes, que derrocaron del poder a Fulgencio Batista. La primera
ocurrió en los primeros días de 1959, con una segunda por el puerto de
Camarioca en 1965. Sucedió una tercera por el puerto del Mariel en 1980
y la última en 1994 por la bahía de Guantánamo.
Además de estas oleadas, nunca los isleños han dejado de huir del
sistema político-económico totalitario cubano. Tanto es así, que en el
Código Penal vigente desde hace muchos años, concurre el delito de
Salida Ilegal del Territorio Nacional. Y varios miles de conciudadanos
han estado tras las rejas, por solo intentar escapar.
Este drama migratorio no ha podido ser escondido a la opinión pública
nacional e internacional por el aparato propagandístico castrista. Pues
casí el 80 % de los candidatos a emigrantes son personas jóvenes, todas
con menos de 35 años de edad. Se usa con marcada peligrosidad, el
atravesar en balsas rústicas el Estrecho de la Florida.
La cúpula gobernante raulista no reconoció, al plantearse el problema de
la falta de mano de obra en Cuba, que la emigración de la juventud de la
isla demuestra la desesperanza de ese sector poblacional. Los jóvenes se
expresan con desenfado: "Yo me voy de aquí, los vejetes del gobierno que
se queden con toda Cuba… si quieren."
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=16378
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