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Thursday, April 24, 2008

Doña Basura

Sociedad
Doña Basura

El personaje de los Fraggle Rock se adueña de las principales ciudades
de la Isla. Los residuos sólidos 'campean por su respeto'.

Federico Fornés,Guillermo Fariñas, La Habana

jueves 24 de abril de 2008 6:00:00

Irrumpen las chivichanas y una nata de moscas zumbantes se levanta del
basural. Un perro bebe de un salidero de aguas servidas, el hedor
avasalla y de fondo los tambores reclaman más delirio. Es domingo. El
lunes todo podría ser casi igual.

Por momentos, hay zonas de las ciudades de la Isla que recuerdan los
deprimentes óleos de Tomás Sánchez, uno de los más formidables
paisajistas cubanos, que durante años pintó la serie Basureros, en parte
inspirado en la experiencia de la Isla.

Algunos piensan que la geografía del detritus sugiere un apartheid en
servicios comunales. En los barrios de la periferia capitalina, como
Alamar o La Lisa, u otros populosos y de urbanística más hacinada como
el centro habanero o el municipio 10 de Octubre, son frecuentes las
montañas de desechos en las esquinas o los espacios yermos nacidos de
los derrumbes o las demoliciones.

Las advertencias firmadas por la policía de "no arrojar basura aquí" son
letra muerta y parecen incitar a hacer justamente lo contrario.

En los circuitos turísticos o diplomáticos, ubicados en las avenidas del
Vedado o Miramar, el paisaje conserva una pulcritud de tarjeta postal
cartesiana. Arbustos bien podados, céspedes sedosos en los parterres,
alcantarillas destupidas, aceras lisas, señalizaciones de tráfico y
latones bien cerrados.

"Pago por ver un basurero en la Quinta Avenida o en la de los
Presidentes", apuesta un vecino de Lawton, al recordar que esas
elegantes arterias son atendidas esmeradamente por cuadrillas, e incluso
regados sus jardines.

Pedro Lugo, barrendero de la empresa Aurora, no está de acuerdo con esas
presuntas asimetrías. "Lo que sucede es que las personas de esos lugares
tienen mejores modales y no les gusta la cochambre", explica.

"Conozco gente en Alamar que lanza la mierda desde los balcones en
bolsitas de nailon", recrimina molesto. "Son unos salvajes. Deberían
vivir en la selva".

El gran vertedero

Juan Peña, director de servicios comunales en la capital, dijo que el
sistema de recogida "no depende sólo de recursos, también de exigencia,
control, fiscalización y disciplina social".

¿Qué falla entonces? Pues casi todo. El esquema puede ser óptimo en el
papel, pero termina siendo otra de las fantasías idílicas de la burocracia.

Recién un reportaje televisivo mostraba vertederos en pleno centro
metropolitano —Zapata y Paseo—, que por años continúan comprometiendo la
salud de la comunidad. Los evacuan y resurgen como la mala hierba. En el
lugar se encuentra el monumento a los esposos Rosenberg.

A principios de abril, el periódico oficial Granma daba cuenta que de
los 18.000 contenedores que requiere la ciudad de La Habana, alrededor
de 12.000 están ubicados hoy en la vía pública.

Por las razones que fueren —incultura ciudadana, patrones higiénicos
condicionados por la rotura de piezas sanitarias, privilegios
comunitarios o intereses de gobierno—, lo cierto es que las crisis de
los residuales se han vuelto endémicas en varias ciudades del país.

El Che sobre el basurero

La situación trasciende La Habana y afecta a poblaciones medianas y
pequeñas. Después de la capital, Santiago de Cuba y Villa Clara son los
territorios con mayor producción de desperdicios del país, según indicó
la agencia EFE a principios de año.

Santa Clara, una ciudad con una importante población flotante, debido a
sus cuatro universidades, carece de medios técnicos para tratar los
residuos. La escasez de combustible impide que los buldózer cubran con
tierra la basura sólida en el vertedero principal.

"Se acumulan grandes capas de basura, y los llamados buzos, personas en
estado de precariedad social y económica, se dedican a buscar cosas en
la tarde-noche, por lo que mucha basura regresa a la ciudad", se lamenta
un villaclareño. "Las traen para venderlas, son cosas contaminadas. Por
eso tenemos una gran cantidad de enfermedades emergentes", agrega.

Irónicamente, el principal vertedero de Santa Clara está bajo los
cimientos de la Plaza de la Revolución Ernesto Che Guevara. Fue
clausurado cuando se decidió edificar allí el "parque temático" en honor
al guerrillero argentino.

El nuevo basurero oficial está ahora en la zona de Vigas Nueva, a casi
diez kilómetros de la ciudad. Los vecinos más cercanos se quejan de las
afectaciones que produce al manto freático, que se contamina
constantemente. "Las personas que no tienen agua potable directa desde
las cañerías, están teniendo muchas enfermedades, fundamentalmente
meningoencefalitis equina", vuelve a quejarse el nativo.

Iniciativas perdidas

Desde 2002, ante la gravedad de la epidemia de dengue originada por el
mosquito Aedes Aegypti, se empezaron a barajar varias iniciativas en La
Habana; entre ellas, la creación de un servicio de recolección de
escombros y otros desechos sólidos, que por un determinado precio podría
ser usado por la población y los organismos estatales. Se coqueteó
incluso con la idea de colocar tales servicios en manos de las Fuerzas
Armadas.

Nada de eso sucedió, como tampoco la entrada en acción de empresas
japonesas interesadas en reciclar la basura y comprarla. Según diversos
estudios hechos codo a codo con investigadores alemanes, cada cubano
genera 0,5 kilogramos de desperdicios sólidos diarios, cifra que en la
capital se eleva a 0,7 kilogramos.

Como en Santa Clara, uno de los peores embrollos de La Habana es dónde
colocar tanta basura.

Con más de 30 años de explotación, el vertedero Calle 100, fundado en
1976, es una peligrosa fuente de contaminación del suelo, la atmósfera,
las aguas y demás recursos naturales, agrediendo no sólo la fisonomía
del lugar, sino hasta las vías respiratorias de los vecinos, que a más
de diez kilómetros sufren sus efectos, según un reportaje del diario
Juventud Rebelde publicado en 2007.

La directora de Desarrollo de la Oficina Provincial de Servicios
Comunales, Odalys García, explicó al diario que el método de disposición
final es conocido por sus secuelas negativas, al ser acumulados los
residuos sólidos sin un correcto tratamiento de los gases producto de la
combustión.

Tampoco son recogidos los lixiviados (líquidos portadores de metales
pesados y otros contaminantes), que constituyen un riesgo para las aguas
subterráneas.

Cerca de este inmenso basurero, de 104 hectáreas cuadradas, pasa el río
Almendares, el cual pierde parte del oxígeno de sus aguas debido a la
contaminación.

Existe un proyecto para sanear el vertedero de la Calle 100, santuario
para centenares de buzos. Hay quienes ganan hasta 2.500 pesos mensuales
por esa riesgosa gestión.

Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/dona-bas
ura

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