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Wednesday, February 06, 2008

Elecciones USA 2008

6 de febrero de 2008

Elecciones USA 2008

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - En el presente año se
efectuarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, así como se
renovarán sustancialmente el Senado y la Cámara de Representantes. Este
acontecimiento se realizará en circunstancias relevantes no sólo para
ese país, sino para todo el planeta. No constituye un secreto que en los
últimos tiempos la imagen internacional de la poderosa nación ha sido
dañada, agregándose delicados problemas económicos reflejados en
gigantescos déficit del comercio exterior y el presupuesto, lo cual ha
conducido a una profunda depreciación del dólar. Asuntos nada positivos
que, además, tampoco convienen al mundo en su conjunto, necesitado de
unos Estados Unidos estables, prósperos y con creciente prestigio.

Ello se refleja en que toda la opinión pública mundial observa con sumo
interés el proceso actual de nominación de los candidatos de ambos
partidos, de donde saldrá el nuevo presidente de la nación más
importante del universo a partir de enero de 2009.

Para nosotros los cubanos, vecinos cercanos de esa gran potencia, la
elección tiene interés adicional porque si bien es cierto que, como se
ha dicho muchas veces, nuestros problemas tenemos que resolverlos
nosotros mismos, sería absurdo no reconocer que las políticas
norteamericanas hacia Cuba pueden retrasar o facilitar los cambios
internos tan urgentemente necesitados.

Por tanto, nos parece oportuno el cuestionario enviado por la Fundación
Cubano-Americana a los aspirantes a candidatos republicanos y
demócratas, para indagar sobre sus respectivos puntos de vistas acerca
de la política que desarrollarían hacia Cuba, si ganaran las elecciones.
Las respuestas obtenidas permiten alcanzar conclusiones al respecto.

En el caso de los republicanos, los candidatos John Mc Cain, Mitt Romney
y Fred Thompson coincidieron en seguir apoyando a las fuerzas
democráticas cubanas y exigir la libertad de los presos de conciencia y
políticos cubanos, lo cual es positivo y debe agradecerse. No obstante,
estas personalidades, probadamente experimentadas, capaces e
inteligentes, desafortunadamente mantienen las concepciones que hasta
ahora han sostenido las distintas administraciones sin éxito alguno; por
el contrario han servido de coartadas para el fortalecimiento del
totalitarismo, la creación de un falso clima de fortaleza sitiada y el
cultivo del nacionalismo frente a la amenaza de un supuesto enemigo
externo.

Esa visión desfasada, acorde con una inexistente guerra fría, dista de
las condiciones que hoy se viven en Cuba y lleva agua al molino de la
intransigencia. Quizás sea resultado de una asesoría errada o de una
pretensión electoralista que, en aras de ganar votos en Florida,
menosprecia los intereses de quienes vivimos en la isla. Criterio
también equivocado, por cuanto cada día son más los compatriotas con
residencia en Estados Unidos, conscientes de que la solución a nuestros
males no pasa por la confrontación, sino por la reconciliación y la
adopción de compromisos aceptables para la reconstrucción en común de
una Cuba próspera y democrática.

En el bando demócratas se observa mucha más racionalidad, tanto en las
respuestas de la Sra. Hilary Clinton, como, sobre todo, en las del Sr.
Barack Obama; ciñéndose sin rodeos al cuestionario enviado. Además de
prometer respaldo a quienes luchan por la libertad y los derechos
humanos, así como por la liberación de los presos de conciencia y
políticos, abogan por eliminar las restricciones a los viajes familiares
y humanitarios de los cubano-americanos a Cuba. El Senador Obama
refleja una posición más flexible respecto a negociar con el actual
gobierno de Cuba desde posiciones de principios; gesto sensato que
pudiera alentar al sector reformista que hoy dentro del régimen aboga
por cambios.

Quedan cuestiones que no están bien aclaradas en las respuestas
brindadas, como podría ser la postura acerca de los contactos
culturales, religiosos, académicos, artísticos, deportivos entre ambos
países; aspectos de las relaciones que si se utilizaran convenientemente
podrían ayudar extraordinariamente al proceso democratizador de Cuba.
Durante los casi cinco decenios de confrontación se han desaprovechado
las viejas tradiciones de amistad y simpatía cubano-americanas,
priorizándose equivocadamente la confrontación y las prohibiciones como
respuestas a las trampas y provocaciones del totalitarismo, siempre en
búsqueda de elementos de crispación para justificar el desastre nacional
y la represión contra el pueblo.

Es tiempo de realizar modificaciones que favorezcan la democracia y los
derechos humanos en Cuba, teniendo en cuenta que los cubanos al tiempo
que nos sentimos orgullosos de nuestras raíces españolas y africanas,
también somos conscientes y apreciamos tener en nuestra identidad
nacional dosis de influencias llegadas del norte, lo cual se refleja en
la predilección por determinados deportes y artes, así como una actitud
emprendedora favorable al progreso.

Hay asuntos que, por supuesto, necesitarán mayor análisis por parte de
ambos candidatos demócratas como son la reticencia a permitir el turismo
norteamericano o facilitar mayores contactos económicos y comerciales.
Esto no es coincidente con los criterios de la inmensa mayoría de los
cubanos residentes en la Isla, que consideran que al igual que ocurrió
en Europa del Este, China y Viet Nam, las relaciones en esos terrenos
pueden ser muy beneficiosas, no sólo en cuanto al avance tecnológico,
sino también en relación al desarrollo político y social.

Roma no se construyó en un día, igualmente tantos años de
contradicciones necesitan tiempo para superarse. De todos modos, un
primer paso que permita a los cubanos en el exterior y a quienes vivimos
dentro acercarnos, sería un buen inicio.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/feb08/06a7.html

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