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Wednesday, January 30, 2008

No será con cancioncitas…

Sociedad
No será con cancioncitas…

Los mismos artistas que han justificado la aplicación de la pena de
muerte ayudan ahora a maquillar la situación de las cárceles.

Leonardo Calvo Cárdenas, La Habana

miércoles 30 de enero de 2008 6:00:00

El trovador Silvio Rodríguez, otrora crítico irascible del sistema y
ahora apologeta incondicional, el mismo diputado que fue incapaz hace
unos años de responder a un entrevistador de la televisión mexicana si
en Cuba existían presos políticos, acaba de emprender, acompañado por
otros artistas, una gira por los centros penitenciarios del país.

El hecho es anunciado por los medios informativos oficiales como una
"encomiable iniciativa destinada a mejorar, a través de la cultura, la
vida y rehabilitación social de las decenas de miles de internos
cubanos", como se les llama a los sancionados en la terminología oficial.

Sí, porque desde arriba el español se maneja mejor. Aquí a los alumnos
internados obligatoriamente en centros educacionales preuniversitarios
se les llama "becados", y a los reclusos que cumplen sanción penal se
les llama "internos".

La iniciativa del famoso y controversial cantautor es una muestra
fehaciente de que las autoridades asumen que tienen un complicado
problema con la inflada población penitenciaria. Esto contradice de
plano los presupuestos teóricos tradicionales de la criminología
socialista, que expresa que las condiciones socioeconómicas del
socialismo no son generadoras de conductas criminógenas, sino que estas
últimas no son más que rezagos del superado sistema capitalista.

Llama la atención que mientras en el pasado capitalista existían menos
de diez centros penitenciarios en el país, ahora se cuentan por cientos.

De hecho, la realidad plantea un claro desfase cronológico y estructural
con el esquemático presupuesto, en tanto la inmensa mayoría de los
reclusos nacieron después de llegar al poder el sistema imperante, que,
por demás, controla estrictamente todos los espacios de formación y
difusión educacional y cultural.

Inquietud oficial

La iniciativa es, además, un paso más en el intento de sanear, en alguna
medida, el ambiente y la imagen de este delicado espacio social, de cara
a los compromisos, cuestionamientos y escrutinios internacionales que La
Habana enfrentará supuestamente en un futuro cercano.

La gira artística en proceso se une a otras medidas, como la celebración
de festivales de artistas aficionados de los centros penitenciarios y la
posibilidad de que los sancionados puedan cursar estudios, incluso
superiores —perspectiva a la que eventualmente no tienen acceso muchos
jóvenes egresados de la enseñanza preuniversitaria—. A esto se une el
establecimiento de centros "modelo", que actúan como vitrinas
propagandísticas del sistema carcelario, principalmente para
importantes, y a veces ingenuos, visitantes extranjeros.

Estas medidas confirman, en efecto, la inquietud oficial por un problema
antiguo. Está por ver si el gobierno decide esta vez volver a ocuparse
sólo del aspecto exterior, o si por fin está dispuesto a demostrar
valentía y responsabilidad política y humanista para enfrentar las
causas de un fenómeno que complica sobremanera la convivencia social.

Las autoridades de la Isla deben, ante todo, renunciar al monopolio
excluyente que ejercen sobre cada aspecto de la vida política, económica
y social del país, que en los últimos años ha empujado a tantos cubanos
al delito criminal y económico, principales causas del aumento de la
población penal. Si no se abren a los ciudadanos amplios espacios de
desenvolvimiento cívico, social y económico, en su plural diversidad, ni
todas las canciones del mundo podrán ayudar a rehabilitar a los reclusos
y, sobre todo, evitar la reincidencia delictiva.

Por otra parte, La Habana debe acabar de reformar el vigente Código
Penal para eliminar de su articulado muchas actitudes, comportamientos y
acciones que no son punibles en ninguna sociedad civilizada del mundo
moderno. Junto a esto, debe conectarse, sin condicionamientos, con la
extensa legislación internacional en materia de procedimientos
penitenciarios y abrir las puertas de todos los centros de reclusión a
los organismos internacionales especializados; además de hacer público
—y que se cumpla— el vigente "Reglamento de Cárceles y Prisiones".

Las autoridades deben renunciar, también en el ámbito penitenciario, al
monopolio y la impunidad, permitiendo que se activen mecanismos sociales
e independientes de escrutinio y cuestionamiento. Esto evitaría el
peligro de que los reclusos sean sometidos a la violación de su
integridad física y moral. Los centros penitenciarios no pueden seguir
siendo escenarios de abusos, arbitrariedades y corrupción.

Son muchas las desgarradoras experiencias que cientos de miles de
ciudadanos han sufrido en las galeras, patios y celdas de castigo de las
prisiones de la Isla, a lo largo de más de cuatro décadas, para que
ahora se les vuelva a ofender con un reportaje televisivo sobre las
cancioncitas salvadoras de intelectuales que, incluso, han utilizado su
prestigio para justificar la más inmisericorde aplicación de la pena de
muerte.

Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/no-sera-con-cancioncitas

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