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Thursday, November 01, 2007

DISCURSO CONTROVERTIDO

DISCURSO CONTROVERTIDO
2007-10-30.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente

La Habana, 29 de octubre de 2007. El Presidente de Estados Unidos
pronunció un discurso sobre la política de su país hacia el Gobierno de
Cuba el 24 de Octubre. Algunos esperábamos una reacción creativa al
discurso del General Raúl Castro del 26 de Julio, y su posterior
discusión en reuniones del Partido Comunista, otras organizaciones y
centros de trabajo, donde fueron presentadas propuestas de cambios
fundamentalmente económicos, aunque no faltaron sólidas críticas acerca
de otros aspectos muy negativos presentes en la sociedad cubana.

En el discurso del Presidente Bush hubo mención a la necesidad de
liberación de los prisioneros de conciencia y políticos, así como
manifestaciones de apoyo a quienes en muy difíciles condiciones luchamos
dentro de Cuba por la instauración de la democracia, todo lo cual debe
agradecerse. También se aprecia objetividad al señalar los principios
humanistas en los orígenes de la revolución, luego distorsionados por
concepciones totalitarias.

Asimismo, resulta positivo el llamado implícito a la reconciliación,
objetivo que la inmensa mayoría de los cubanos compartimos. Representa
una acertada interpretación de la realidad nacional cuando comentó que
"…gente buena compromete sus convicciones morales para alimentar a su
familia, evitar la curiosidad de los vecinos y salvarse de una visita de
la policía secreta. Si Cuba ha de entrar a una nueva era debe encontrar
la manera de reconciliarse y perdonar a quienes han sido parte del
sistema, pero no se mancharon las manos de sangre. Ellos también son
víctimas."

No obstante, existen aspectos ya no tan alentadores en su discurso. La
actitud del gobierno de Estados Unidos se mantiene inconmovible, con la
reiteración de una política que no ha logrado nada que no sea alimentar
la confrontación, muy útil a los elementos que en Cuba no desean ningún
cambio. Resulta paradójico que una nación que inteligentemente mantuvo
una política flexible con respecto a Europa del Este, con un apoyo
decisivo a los proyectos de Willy Brandt o movimientos encaminados a
lograr transformaciones en China y Viet Nam, y recientemente realiza
negociaciones con un régimen tan represivo como el de Corea del Norte;
políticas, por lo regular, llevadas exitosamente a cabo por
administraciones republicanas, con Cuba se mantenga una total
inflexibilidad, en un momento cuando pudieran iniciarse cambios
económicos que más tarde podrían convertirse en transformaciones políticas.

El aferramiento a viejas concepciones de la Guerra Fría en estos
momentos sólo beneficia a los sectores más conservadores dentro del
régimen que rechazan cualquier cambio, y que encuentran en la
confrontación con Estados Unidos una ayuda a sus designios de mantener
su poder absoluto.

No fue casualidad que casi una hora después de concluir el Presidente
Bush su alocución, el canciller cubano, conocido vocero de la más rancia
intransigencia oficial, se desplayara en ataques hacia Estados Unidos, y
prácticamente llamara a un estado de guerra con amenazas a quienes en la
sociedad civil deseamos un tránsito pacífico y reconciliado hacia la
democracia y el respeto a los derechos humanos. Esto indica claramente
que esos aspectos del discurso en modo alguno benefician a quienes
dentro del gobierno y el partido comunista abogan por el cambio, sino
que llevan agua al molino de la intolerancia.

Muchos esperábamos gestos hacia el pueblo cubano, como hubiera sido
facilitar los viajes de los cubano-americanos, propiciar intercambios
académicos, culturales, deportivos, religiosos, e incluso las relaciones
pueblo a pueblo, aprovechando la gran simpatía de los cubanos hacia los
norteamericanos y su cultura, con el aporte de valiosas ideas
democráticas y experiencias útiles.

Es indiscutible que la verdadera causa del desastre nacional resulta el
bloqueo impuesto por las autoridades cubanas al pueblo. Sin embargo,
no puede obviarse que la política estadounidense de dificultar los
contactos ha sido de gran utilidad para el totalitarismo a fin de
enmascarar el desastre nacional, vender el falso concepto de fortaleza
sitiada y del inminente ataque externo, o sea, un clima propicio para
perseguir a cualquier persona que trate de elevar su voz de protesta,
por pacífica que sea.

Por suerte para los cubanos, cada día surgen más voces dentro de Estados
Unidos conscientes de esta realidad. Políticos influyentes tanto
republicanos como demócratas en recientes declaraciones muestran un alto
grado de comprensión sobre la situación existente en Cuba y promueven
políticas más realistas para contribuir a los cambios.

Encuestas realizadas recientemente en la Florida también apuntan en este
sentido. Creemos que el Presidente Bush debería tomar más en cuenta esas
opiniones y formular una nueva política más creativa que aliente los
cambios y no cree obstáculos favorables a quienes precisamente desean
todo lo contrario.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12425

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