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Sunday, October 28, 2007

DISCURSO DE BUSH SOBRE CUBA UN ANÁLISIS

DISCURSO DE BUSH SOBRE CUBA UN ANÁLISIS

Por Jorge Hernández Fonseca
Pehna Cubana
Brasil
Infosearch:
La Nueva Cuba
Octubre 27, 2007


Como en otras ocasiones, y como hicieron algunos presidentes
norteamericanos antes, el presidente Bush ha decidido dedicar un
discurso íntegro al tema de Cuba, lo que naturalmente –sobre todo para
los cubanos-- reviste un carácter especial en los momentos actuales,
cuando la isla enfrentará la desaparición física de su dictador
vitalicio y el descontento se generaliza.

El análisis del acontecimiento está revestido de múltiples facetas y
enfoques entre los que destacamos: Es año preelectoral en EUA y hay un
relativo rechazo al partido del presidente por parte de los latinos, por
causa de la tensión migratoria. Complicada situación política interna
dentro de Cuba. Situación difícil de Bush en el contexto internacional
debido a las guerras en curso. Complejidad política bipartidista interna
en EUA. Enfermedad grave del dictador cubano. Estado crítico de la
sociedad cubana después de casi medio siglo de dictadura, entre otros.

La mayoría de los observadores no cubanos se preguntan ¿por qué ahora?,
pregunta que casi implica un enunciado: "debería haber sido antes". Es
verdad. George W. Bush le debe su presidencia al los votantes del sur de
la Florida, que decidieron su primer mandato con un margen
insignificante de sufragios, diferencia achacable en buena medida al
trabajo de los activistas cubanos en pro de su candidatura como resaca
del "caso Elián". Eso significa que el presidente tiene cierta deuda de
gratitud, todavía no saldada con los cubanos de la Florida.

El discurso fue muy bien estructurado. Tocó los puntos más importantes,
aunque no propuso acciones que implicaran movimientos dentro de la isla,
fuera de los apelos. Dejó claro que EUA no pretende usar la fuerza en el
tránsito de la isla a la democracia, pero tampoco aceptará la
sustitución de un dictador por otro, ofreciendo apoyo para el camino
democrático. Señaló a los opositores internos como siendo los políticos
cubanos del cambio. Habló de un lugar en el futuro democrático para
todos los que tengan sus manos limpias, sean civiles o militares.
Definió la continuación del embargo, como elemento de presión para la
negociación. Propuso la creación de un fondo internacional para la
recuperación democrática y habló de los presos políticos cubanos y sus
familias, algunas presentes, sometidos ambos a la barbarie dictatorial.

Hay un aspecto de su exposición merece párrafo aparte. Definió
claramente que en su política hacia la isla jerarquizaría en adelante
"la libertad sobre la estabilidad", de lo que se deduce que se dispone a
pagar el precio de la potencial inestabilidad dentro de la isla a la
muerte del dictador, incluso si esto implicara el tan temido éxodo de
cubanos hacia las costas de la Florida. Para Cuba y los cubanos, esta
definición es relevante, porque atañe también a EUA.

Es casi todo lo que un cubano opositor, de dentro o fuera de la isla,
hubiera querido escuchar siempre de un presidente de los Estados Unidos
de América, sólo que dicho con medio siglo de retraso, necesario quizá
para hacer evidente ante el mundo el fracaso fidelista. Por desgracia,
el planteo queda en el plano retórico. Antes de continuar el análisis
quiero recalcar, que de cualquier manera, los cubanos tenemos con EUA
una deuda de gratitud impagable: ha sido el único país en el mundo, que
ha inscrito en sus leyes la ayuda al pueblo cubano en diáspora.

Sin embargo el discurso, de la manera que fue proyectado, probablemente
no aportará mucho a la harto conocida inmovilidad dictatorial. El
ejecutivo norteamericano tiene las manos atadas debido al control de los
cuerpos legislativos por el partido contrario y difícilmente podrá haber
consenso para acciones contra la dictadura cubana. Cuando el actual
presidente tenía mayoría parlamentaria, otras prioridades lo ocuparon y
la deuda de gratitud con Cuba continuó abierta.

La respuesta oficial cubana no se hizo esperar: retórica contra
retórica. Extrañamente sin embargo, el discurso fue en buena parte
retransmitido por los medios cubanos de comunicación y su periódico
oficial, lo que pudiera ser excelente para que la profundidad del
mensaje llegue a oídos receptivos. Fuera de eso, no se esperan
movimientos, ni dentro ni fuera de Cuba a partir del planteo
presidencial, salvo la creación de un fondo para la democracia, que no
por ser de un programa perspectivo, deja de ser menos importante. Será
fundamental.

En las circunstancias actuales hay aspectos dignos de analizar. Lo dicho
por Bush sobre la política cubana se dice en momentos que casi hay un
consenso mundial: ha llegado la hora de la democracia para el pueblo
cubano. El discurso de barricada de la dictadura durante el último medio
siglo, sufrió una estocada mortal en el último año de apariciones de un
viejo decrépito y jadeante, en traje deportivo, haciendo un ridículo
indigno para un "luchador anti yankee". Este empeño senil convenció a
griegos y troyanos que en Castro hay más de dictador aferrado al cargo
vitalicio, que usa y abusa en su agonía, que de un héroe anti
imperialista y "democrático", dejando claro además que en su hermano
Raúl hay mucho más de títere que de sucesor.

Esta percepción, subjetiva pero generalizada, ha sido muy bien
aprovechada por Bush en su discurso para situar asuntos de corte
internacional --de peso en el caso cubano-- como el plano secundario en
que se tiene a Cuba (y a los cubanos) en el concierto de las naciones
democráticas que disfrutan sus libertades, entre las que debería estar
formando parte por un lado, y la insensibilidad general ante los
horrores que diariamente se suceden dentro de la isla.

Estos aspectos probablemente marcaron la fecha, supuestamente tardía
--como se ha dicho-- en que el presidente decidió venir a público pedir
a los países del mundo comprensión hacia los cubanos que sufren opresión
y merecen, como otros los pueblos, democracia. Quedó nítido esta vez que
no se trataba de la confrontación Cuba-EUA, tradicionalmente explotada
por la propaganda de la dictadura en su favor a través de esquema David
contra Goliat. Fue destacado también por la presencia de familiares que
sufrieron la represión en carne propia y por a asistencia de buena parte
del cuerpo diplomático latinoamericano en Washington.

No ha sido una declaración de guerra, ni la argumentación beligerante a
la que los nos tienen acostumbrados los contendientes, como hubiera
querido la dictadura cubana para hacer su discurso defensivo e
hipócrita. Ha sido un pedido comedido y fundamentado, de solidaridad con
un pueblo que sufre los desmanes de una dictadura en agonía evidente,
pero que se aferra a un poder caduco y agotado, resistiéndose a tenderle
el ramo de olivo a su propio pueblo para el camino democrático, como
única vía para la reconstrucción nacional cubana..

Como aspecto adicional de contexto, el discurso de Bush sobre Cuba se
produce en momentos que Hugo Chávez acaba de visitar la isla como si
fuera su protectorado, asegurando que puede disponer de su soberanía
según su voluntad, sin que nadie le hubiera siquiera insinuado una
contradicción. Como si esta afrenta fuera poco (era punto de crítica
contra EUA antes) Chávez desde Cuba lanzó amenazas intervencionistas y
militares contra la oposición en Bolivia, que recibió del golpista el
mismo trato de protectorado, lo que dio pie sin lugar a dudas a un
discurso mesurado de Bush, hablando de los asuntos del protectorado
Cuba, ahora en disputa.

No hubo en el discurso de Bush insinuaciones imperialistas comparables a
las afrentas que días antes Chávez profirió en público en la Habana,
contra Cuba y contra Bolivia. Para aquellos "revolucionarios" cubanos,
que se han cansado de gritar su "independencia nacional", debe
resultarle de un sabor hipócrita el haber aceptado la bota chavista
sobre su pescuezo.

Eso al menos, el presidente Bush lo dejó bien claro: los cubanos serán
los dueños de su futuro. Ahora nos toca a nosotros los cubanos decidir a
cual de los dos protectores ya existentes en la política cubana actual,
para bien o para mal, preferimos abrazar, el de Chávez o el de Bush.

http://www.lanuevacuba.com/archivo/jorge-hernandez-fonseca-92.htm

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