Jueves 20 de September, 2007 11:33 GMT148
Por Marc Frank
LA HABANA (Reuters) - ¿Qué anda mal en Cuba? Cientos de miles de cubanos
están comenzando a discutirlo en su trabajos y barrios, como parte del
debate impulsado por el presidente interino Raúl Castro para sacar
adelante al país tras años de crisis económica.
Las discusiones giran en torno a un reciente discurso en el que Raúl
critica los problemas económicos de la isla, reconoce que los salarios
estatales son insuficientes y promete reformas estructurales en la
agricultura.
"La gente se está expresando de una forma sin precedentes sobre todos
los problemas de sus vidas. Raúl está elevando las expectativas, así que
ojalá tenga algunas soluciones," dijo un militante del gobernante
Partido Comunista tras participar en varias reuniones.
La prensa extranjera no tiene acceso a las discusiones, pero varios
participantes dijeron que no hay temas tabú y se habla de todo, desde la
prohibición de que los ganaderos coman sus vacas hasta las restricciones
para el acceso a los hoteles y la compra de automóviles.
Los Comités de Defensa de la Revolución, organizaciones de vecinos,
intentan que en las reuniones participe una muestra de la sociedad
cubana: empleados estatales, desempleados, jubilados y trabajadores por
cuenta propia.
"Nos dijeron que habláramos sinceramente y con confianza sobre lo que
pensamos acerca de los temas que trató Raúl y sobre todo lo que nos
afecta," explicó Laritza, una investigadora de 39 años, que complementa
su sueldo vendiendo café a sus compañeros de trabajo.
Según Rafael Hernández, el editor de la revista "Temas," un pequeño
espacio oficial de discusión académica, el debate en las bases de la
sociedad cubana no es nuevo en Cuba.
"Los momentos anteriores de debate público han sido liderados por
Fidel," dijo.
"Lo que ha ocurrido a partir de la enfermedad de Fidel no es más que la
continuidad de un debate que ahora se canaliza en algo como la discusión
del discurso de Raúl," opinó.
REFORMAR O PERECER
El último número de Temas, titulado "Transición," incluyó la opinión de
intelectuales, jóvenes líderes y funcionarios cubanos sobre cómo el
control estatal de la economía no era sinónimo de socialismo y la
necesidad de más participación en las decisiones de Estado.
"Fidel Castro gozó durante todos estos años de una especie de consenso
instantáneo. Cualquier otra persona deberá desarrollar una política que
no se base en la influencia que Fidel tiene sobre la población, sino en
políticas populares que la gente apoye y surjan de abajo," dijo Hernández.
"Cambios estructurales, para los cubanos, no son cambios cosméticos
(...) son cambios de fondo en el modelo socialista," opinó.
Fidel Castro publica periódicamente ensayos y editoriales en la prensa
estatal. Según sus funcionarios, es consultado sobre las grandes
decisiones de Estado, pero no es visto en público desde hace más de un
año y no aparece ni siquiera en fotografías desde comienzos de junio.
"Se trata de reformar o perecer. El mundo y en particular América Latina
y el Caribe han cambiado tan dramáticamente que es inevitable repensar
el socialismo cubano," dijo Domingo Amunchástegui, un ex analista de la
inteligencia cubana radicado desde comienzos de la década de 1990 en
Estados Unidos.
John Kirk, un experto canadiense en Cuba, está de acuerdo.
En su opinión, Cuba cambiará desde una posición de fuerza, no de
debilidad, pues tiene más amigos que nunca antes en la región y tiene
una mejor posición financiera, gracias, principalmente, a su alianza con
Venezuela, uno de los mayores exportadores de crudo del mundo, además de
sus relaciones con China y los altos precios del níquel que exporta.
"El Gobierno cubano está en proceso de buscar aproximaciones innovativas
a un dilema inusual," dijo.
"La situación económica sigue mejorando, pero las desigualdades y otros
problemas persisten desde la prolongada crisis pos soviética," añadió.
(Con reporte adicional de Rosa Tania Valdés)
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