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Saturday, September 01, 2007

Proyectos clave de Fidel pierden peso con Raúl

Publicado el domingo 26 de agosto del 2007

Proyectos clave de Fidel pierden peso con Raúl
WILFREDO CANCIO ISLA
EL NUEVO HERALD

El programa de maestros emergentes, una iniciativa lanzada por el
gobernante Fidel Castro para apuntalar la crisis del magisterio cubano
en pleno siglo XXI, ha comenzado a mostrar las grietas de un desastre
extremadamente perturbador para el futuro de la nación.

No son versiones de corresponsales extranjeros sobre el descontento
popular o comentarios en periódicos de Miami. La propia prensa oficial
ha puesto el dedo sobre la llaga de la formación de las nuevas
generaciones utilizando jóvenes casi adolescentes que al terminar los
estudios de nivel medio toman un curso rápido y salen a ejercer como
maestros en escuelas primarias y secundarias.

En una reciente serie investigativa titulada La edad de la chancleta, el
diario Juventud Rebelde se hace eco de las preocupaciones que se
acumulan desde hace tiempo en la sociedad cubana sobre la pérdida de
valores educativos, el desconocimiento de las normas de convivencia y
respeto ciudadano, y el maltrecho sistema de enseñanza.

El reporte identifica el llamado período especial -- la debacle
económica de los años 90 -- como el detonante que generó ''la
degradación de esos valores'' y reconoce que la ''epidemia'' de mala
educación se ha prolongado ya hasta las aulas universitarias, no sin
cuestionar el papel que vienen jugando los maestros emergentes.

``Todos sabemos que tuvimos que apelar a los emergentes porque teníamos una

crisis. Había que hacer

funcionar las aulas. Pero ellos están en edad de

ser también educados. Si todavía no han completado

su formación de valores, entonces hay que dar un refuerzo, un
complemento'', comentó al diario cubano una profesora universitaria.

Fue en el 2000 cuando Castro lanzó la iniciativa de los maestros
emergentes o ''profesores generales integrales'' (PGI), quienes se
enfrentan a un aula luego de un curso remedial de apenas ocho meses. La
promesa gubernamental fue entonces garantizarles la continuidad de
estudios superiores en Pedagogía u otras especialidades humanísticas.

En enero, la cifra de graduados en las escuelas de formación de maestros
emergentes ascendía ya a más de 26,000. Si se calcula que los maestros
primarios son en total unos 91,000, significa que los emergentes son
casi el 30 por ciento de la fuerza docente en el nivel primario en toda
la isla.

La idea inicial era que los maestros experimentados sirvieran como
tutores a cada cuatro o cinco PGI, pero según las estadísticas
oficiales, existen centros donde hay un tutor por cada 10 maestros
emergentes, e incluso emergentes de grados superiores fungiendo como
tutores por la carencia de personal docente más calificado.

El éxodo de educadores calificados ha sido imparable desde los años 90.

''Para mí esto está hipotecando el futuro educacional cubano'', dijo Ana
Cañizares, en conversación telefónica con El Nuevo Herald.

Cañizares es una maestra que dejó su puesto hace tres años en Camagüey y
está dedicada ahora a un negocio en ascenso a lo largo de toda la isla:
las clases particulares, pagadas por los padres interesados en
garantizar los conocimientos de sus hijos.

''Se está llenando el vacío del maestro con métodos audiovisuales y
clases por televisión, mientras que la influencia sobre el alumno queda
en manos de un muchacho que no puede realmente formar a nadie, porque no
está preparado él mismo'', agregó Cañizares, que cobra el equivalente de
$10 mensualmente por su atención individualizada -- una sesión por
semana -- en Matemática y Ciencias.

El economista disidente Oscar Espinosa Chepe dice que cada vez más los
padres cubanos con recursos económicos optan por pagar una educación
``al margen de la escuela''.

''La debacle del sistema estatal de educación ha inducido al desarrollo
de una floreciente industria privada de la enseñanza'', agregó Espinosa
Chepe. ``Hay gente haciendo un buen dinero como maestro particular''.

Pero el problema va más allá de la capacidad del docente y se adentra en
el terreno de la formación de conductas en el aula.

La vicepresidenta de la Organización de Pioneros (OPJM), Keyla Estévez,
admitió que las escuelas no son ajenas al fenómeno de la sobrevaloración
de los aspectos materiales por encima de los valores educativos.

''El bien educado, el inteligente, deja de ser líder, y se impone el que
más tiene, el que mejor viste, el que más música oye'', dijo la
dirigente pioneril a Juventud Rebelde. ``Hay que reconocer al niño no
porque ofrezca el mejor regalo el Día del Educador, sino por sus valores''.

Las críticas por el deterioro del sistema educativo

y las relaciones maestro

-alumno han subido de tono desde la proliferación de los profesores
emergentes. Se han dado desde entonces numerosos casos de favoritismo a
cambio de regalos y merienda que proporcionan los alumnos, inapropiada
vestimenta por parte de los jóvenes maestros y, lógicamente, vínculos
amorosos entre el educador y sus discípulos adolescentes de nivel
secundario, separados muchas veces por una diferencia de apenas dos o
tres años.

El tema de la merienda ejemplifica la clara estratificación económica
que ha provocado el período especial entre los cubanos, a partir de las
opciones de acceso al dólar. Es ya un hecho común que al niño que
consume la merienda escolar se le cataloga de ''pobre'' entre sus
compañeros de aula, dando a entender que sus padres carecen de recursos
financieros para permitirle acceder a insumos más exclusivos.

Las autoridades cubanas no suelen cuestionarse el funcionamiento del
sistema educacional, presentado como uno de los pilares fundamentales de
la vitrina castrista.

Sin embargo, bajo el mandato provisional de Raúl Castro, el Ministerio
de Educación (MINED) emitió ya nuevas regulaciones para atajar el
descarrilamiento del sector educacional. El pasado noviembre se implantó
un nuevo reglamento disciplinario en busca de reforzar la disciplina y
las obligaciones laborales. La resolución entró en vigor en abril y
establece severas medidas (incluyendo la separación definitiva del
puesto) para infracciones de los trabajadores y profesores.

Entre las faltas consideradas graves se relacionan inducir a los
estudiantes a participar en juegos de interés, ingerir bebidas
alcohólicas o sustancias prohibidas, revelar el contenido de los
exámenes a los discípulos, introducir material pornográfico en el centro
y sostener relaciones de confianza excesiva con los alumnos.

Pero el cuestionamiento en la prensa oficial de los gigantescos escollos
que enfrenta el bastión educacional cubano y sus profesores emergentes,
ha desencadenado suspicacias sobre la cobertura menos enfática de otros
programas estratégicos que promovió personalmente Castro antes de su ya
prolongada convalecencia de un año y 29 días.

''Estos percances demuestran que el jefe de Estado no está en el día a
día del país'', opinó el activista disidente Elizardo Sánchez. ``Es
evidente que su capacidad de control sobre sus proyectos sociales y
económicos se ha desvanecido en los últimos meses''.

Otros dos frentes de batalla de Castro que han perdido prominencia son
el programa de trabajadores sociales y

la llamada ``revolución energética''.

Convertidos desde el 2001 en una fuerza de élite para sacar a flote
tareas de alta sensibilidad política e interés comunitario, Castro apeló
a los batallones de trabajadores sociales como punta de lanza en su
campaña contra la corrupción y los desvíos de recursos en dependencias
estatales.

En octubre del 2005, el

gobernante cubano ordenó el cambio de personal en todas las gasolineras
del país y puso el control de combustible bajo la supervisión de miles
de trabajadores sociales, vestidos de camisetas negras. Un año después,
Castro envió a otro grupo de estos ''médicos del alma nacional'' -- al
decir de la prensa oficial -- a cumplir tareas fundamentales de la
revolución energética, emprendida en enero del 2006 con el fin de
mejorar el servicio eléctrico en el país.

Cuadrillas de trabajadores sociales acometieron así el cambio de
millones de bombillos incandescentes en hogares y entidades estatales, y
también se encargaron de llevar a los núcleos familiares el prometido
''módulo de cocción'' para aliviar el trabajo hogareño y favorecer el
ahorro energético.

Sin embargo, el panorama actual ha variado ostensiblemente para este
ejército juvenil de choque, que ya cuenta con 42,000 integrantes. Los
trabajadores sociales han sido gradualmente desplazados del control de
las gasolineras por un nuevo personal asalariado.

La alternativa gubernamental para evitar el robo de combustible parece
enfocada en una solución más tecnológica que política. El pasado junio,
la empresa estatal Cuba Petróleo (CUPET) anunció que va a introducir un
sistema automatizado para el control de combustible en los servicentros
y garantizar la seguridad en los puntos de almacenamiento.

El proyecto comprende una mejora de todos los sistemas metrológicos para
el control en tiempo real de los inventarios, las entregas, los consumos
y la facturación de combustible, en tácito reconocimiento de que los
enviados de Castro no pudieron parar la ''manipulación insegura'' de las
operaciones.

''Los trabajadores sociales han seguido por inercia, pero está claro que
les han quitado el pie'', manifestó un ingeniero de CUPET recién llegado
a Miami. ``En Cuba todo es por racha''.

Al mismo tiempo, la revolución energética se esta ralentizando.

El gobierno dice haber

instalado ya unos 4,000 grupos electrógenos para sustituir la vieja
tecnología de generación de electricidad

a nivel nacional. Pero los apagones, aunque con menor frecuencia y
duración, no han cesado totalmente. La instalación de equipos de
sofisticada tecnología ha acrecentado la dependencia de importación de
combustible con alto grado de refinamiento, así como

de piezas de repuesto de

significativo costo, y el proyectado remozamiento de las redes de
distribución está aún en ciernes.

''Las plantas eléctricas adquiridas para sustituir el trabajo de las
siete principales termoeléctricas del país es una solución a corto
plazo, pues son equipos que necesitan de mantenimiento regular y
combustibles especiales, y no podrían garantizar su óptimo
funcionamiento con una explotación tan intensa'', opinó el ex ejecutivo
petrolero Jorge Piñón, investigador principal del Instituto de Estudios
Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami.

La propaganda de la entrega de utensilios electrodomésticos también ha
amainado. Las quejas por roturas y falta de piezas de repuesto de los
equipos se han multiplicado a lo largo del país.

El gobierno ha entregado más de 29 millones de utensilios y efectos
electrodomésticos hasta la fecha, pero

un 30 por ciento de ellos no han sido pagados aún por la población.

A partir del 2005, los costos de consumo de electricidad se han
convertido en impagables para la mayoría de los hogares que consumen 200
o más kilovatios mensuales, con aumentos de hasta un 400 por ciento de
la tarifa, y las protestas por las elevadas cuentas eléctricas y los
cortes por impagos están a la orden del día en plena calle.

Al traspasar el poder a su hermano Raúl, Castro delegó sus funciones
como impulsor principal del programa nacional de la revolución
energética en el vicepresidente Carlos Lage, y el programa de educación
en los miembros del Buró Político Esteban Lazo y José Ramón Machado Ventura.

Desde entonces, Raúl sólo ha asistido a la puesta en marcha de nuevas
unidades de generación eléctrica en La Habana, así como a la firma de un
acuerdo entre empresas cubanas y la compañía Sherritt el pasado 6 de junio.

http://www.elnuevoherald.com/212/story/82773.html

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